El merey (
Anacardium occidentale
L.), constituye un frutal de elevado potencial debido a la demanda de la almendra en los mercados internacionales, la cual garantiza un movimiento anual por el orden de los U.S.$500 millones, provenientes de países de elevado consumo per capita. Su producción se concentra en los países del tercer mundo, donde reviste una gran importancia económica y social. En Venezuela, esta especie frutal ha demostrado una amplia adaptación a las condiciones edafoclimáticas de la sabanas orientales. Sin embargo, existen algunas limitaciones para su desarrollo como son: la considerable superficie improductiva existente; la variabilidad genética en tamaño y peso de frutos y pseudofrutos, debido a que las plantas fueron establecidas por semillas; deficiente organización de los productores; labores culturales poco adecuadas; dificultades en la cosecha; bajo aprovechamiento integral del fruto y competencia de mano de obra con otras actividades de la región. En la actualidad se han realizado grandes avances en la selección y mejoramiento genético de esta especie, el uso de técnicas apropiadas de poda, fertilización, riego y propagación asexual, los cuales permiten un uso eficiente de los recursos, maximizando la productividad del cultivo. El adecuado manejo postcosecha y de procesamiento, por otra parte, han permitido generar un abanico de posibilidades a los pequeños productores y/o comunidades rurales en el mercado local, a través de la generación de nuevos productos y subproductos elaborados, además de promover la generación de empleo.