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Agricultura Técnica (Chile), Vol. 62, No. 3, July-September, 2002, pp. 406 - 417 EFECTOS DE LA RESTRICCIÓN DEL RIEGO EN DISTINTOS PERÍODOS DE DESARROLLO DE LA VID CV. CABERNET SAUVIGNON SOBRE PRODUCCIÓN Y CALIDAD DEL VINO1 Effects of restricted irrigation at different stages of development of Cabernet Sauvignon grapes on production and wine quality1 Raúl Ferreyra E.2, Gabriel Selles V.2, Jose Peralta A.2, Loreto Burgos R.2, y Jorge Valenzuela B.2 1 Recepción
de originales: 01 de abril de 2001. Code Number: at02038 ABSTRACT Different water stress treatments were applied to Cabernet Sauvignon vines (Vitis vinifera L.) during the 1994/95 and 1995/96 seasons at La Platina Research Center, Santiago (33º34 S. lat; 70º38 W. long). Treatments T1 and T2 were 100% and 40% of the crop evapotranspiration (ETc) during the whole season; T3 had no irrigation from budburst to veraison followed by 100% ETc until harvest; and T4 100% ETc from budburst to veraison and no irrigation until harvest. Stressed treatments (T2, T3 and T4) significantly reduced weight and size of berries. Yield was also reduced, mainly when no water was applied between budburst and veraison (T3). In addition, in the following season, floral induction was affected by water stress. Wine color intensity, phenols and anthocyanin concentration were higher in the stressed treatments, while acidity was increased when water stress was applied between veraison and harvest. The attributes and global quality of the wine were favored by water stress, especially after veraison. The stem water potential (SWP) and plant water stress index (PWSI) were adequate indicators of plant water status. Key words: water stress, grapevine. RESUMEN Se aplicaron diferentes tratamientos de estrés hídricos en vides (Vitis vinifera L.) cv. Cabernet Sauvignon durante las temporada 1994/95 y 1995/96, en el Centro Regional de Investigaciones La Platina , Santiago (33º34' lat. Sur; 70º38' long. Oeste). Los tratamientos T1 y T2 correspondieron a 100% y 40% de evapotranspiración de cultivo (ETc) durante toda la estación; T3, sin riego desde brotación a pinta y riego con 100% de ETc hasta la cosecha; T4, riego con 100% de ETc entre brotación a pinta y suspensión del riego desde pinta hasta la cosecha. En los tratamientos con estrés (T2, T3 y T4) se redujo significativamente el peso y tamaño de bayas. También se redujo el rendimiento, principalmente cuando no se aplicó agua entre el brotación y pinta (T3). Además, en la temporada siguiente, la inducción floral fue afectado por el estrés hídrico. La intensidad de color, la concentración de fenoles y antocianinas fueron mayores en los tratamientos con restricción del riego, mientras la acidez aumentó cuando el estrés hídrico fue aplicado entre pinta y cosecha. Los atributos y la calidad global del vino se vieron favorecidos con una disminución del aporte hídrico, en especial después de pinta. El potencial hídrico xilemático (SWP) y el índice de estrés hídrico del cultivo (PWSI) fueron indicadores adecuados del estado hídrico de las plantas. Palabras claves: estrés hídrico, vid. INTRODUCCIÓN En Chile, la vid (Vitis vinifera L.) destinada a la producción de vino ocupa una superficie aproximada de 85.000 ha (SAG, 1999). Entre las variedades tintas, Cabernet Sauvignon ocupa el primer lugar en cuanto a superficie plantada, representando 57% del total de dichas variedades. La regulación del riego en la viña es un buen método de control del crecimiento vegetativo, del rendimiento total en uva, y de la calidad de las bayas que se obtienen. Hay numerosos antecedentes que afirman que un déficit hídrico produce cambios significativos en el crecimiento vegetativo (Schultz y Matthews, 1993; Poni et al., 1994; Ussahatanonta et al., 1996) y en la composición química de las bayas (Jackson y Lombard, 1993; Reynolds y Naylor, 1994). Por lo tanto, un déficit hídrico influye también en la calidad del vino producido. Sin embargo, diferentes trabajos han mostrado resultados contradictorios cuando se restringe el suministro hídrico. Existe acuerdo en que un déficit hídrico controlado produce una mejora de la calidad del vino, al disminuir el crecimiento vegetativo y favorecer la iluminación de los racimos, lo que aumenta la producción de fenoles y mejora la relación piel/pulpa. Sin embargo, el periodo fenológico más apropiado para la restricción hídrica aún no está claro. En investigaciones realizadas en Israel, Bravdo y Naor (1997) encontraron vinos de mejor calidad con vides que fueron sometidas a déficit moderados durante toda la temporada. Otros autores indican que un déficit hídrico entre pinta y cosecha incrementa significativamente la producción de antocianinas, lo que implica un mejor color en variedades tintas (Matthews et al., 1990; Nadal y Arola, 1995). Además, se debe considerar que la falta de agua durante el período de inducción floral (que ocurre entre floración y pinta) puede afectar de manera considerable la floración de la temporada siguiente (Matthews y Anderson, 1989). Por lo anterior, en el Centro Regional de Investigación (CRI) La Platina, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), se realizó un estudio durante las temporadas 1994/95 y 1995/96, con el fin de evaluar el efecto del déficit hídrico aplicado antes y después de pinta, sobre la producción y calidad del vino, relacionándolos con el estado hídrico de la planta. MATERIALES Y MÉTODOS El experimento se realizó en las temporadas 1994/95 y 1995/96 en un viñedo cultivar Cabernet Sauvignon, plantado en agosto de 1988, a 3 x 2 m en espaldera, ubicado en el Centro Regional de Investigación (CRI) La Platina, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en la Región Metropolitana (33º 34' lat. Sur; 70º 38' long. Oeste). El clima es semiárido, con temperatura máxima en enero de 28,2ºC y una mínima en julio de 4,4ºC. El período libre de heladas es de 231 días, con un periodo seco de ocho meses. El suelo corresponde a un Xerochrepts Serie Santiago (Coarse loamy over sandy, skeletal, mixed, thermic typic xerochrepts) que es de origen aluvial, moderado a ligeramente profundo, de textura franco arenosa fina, con topografía plana, bien drenado y permeabilidad rápida. El ensayo estuvo constituido por 600 plantas, con un diseño experimental de bloques al azar con cuatro tratamientos y tres repeticiones (50 plantas por repetición). Los tratamientos aplicados se indican a continuación: T1: Riego reponiendo 100% de la evapotranspiración del cultivo (ETc) durante toda la temporada; T2: Riego con un 40% ETc durante toda la temporada; T3: Sin riego hasta inicio de pinta, y reposición de 100% de ETc durante el resto de la temporada; y T4: Riego con 100% de la ETc desde brotación hasta inicio de pinta, y sin riego durante el resto de la temporada. El análisis estadístico para variables paramétricas se realizó por varianza y para separar media se utilizo la prueba de comparación múltiple de Duncan. Para variables no paramétricas se utilizó el test de Kruskal y Wallis, y cuando hubo diferencia significativa se realizo la prueba de comparación múltiple de Nemenji (Kirk 1968) Las necesidades de agua del cultivo se estimaron a partir de la ETc, la cual se estimó por el método del evaporímetro de bandeja (clase A) y coeficientes de cultivos normalmente utilizados en vides viníferas (Allen et al.,1998). El agua fue aplicada diariamente a través de un equipo de riego por goteo, con dos emisores por planta de 4 L h-1 , distanciado a 1 m sobre la hilera. Estado hídrico del suelo. Se realizaron mediciones del potencial mátrico de suelo en forma diaria antes del riego, utilizando tensiómetros (Soil Moisture Equipment Corp., Santa Bárbara, California, USA) ubicados a 30 cm de profundidad y 40 cm del punto de emisión del gotero, en cada repetición. Estado hídrico de la planta. Semanalmente se realizaron mediciones de potencial hídrico xilemático (SWP) durante el período de crecimiento de la vid. Las mediciones se realizaron tanto en la madrugada (SWPs) como a mediodía (SWPn), usando una cámara de presión (Soil Moisture Equipment Corp., Modelo CHANGE C, Santa Bárbara, California, USA). Se midieron 3 hojas por repetición, las que fueron cubiertas por un film plástico y uno metálico al menos 2 h antes de realizar la medición, de acuerdo a la metodología indicada por Meyer y Reichosky (1985). Se eligieron hojas maduras del tercio medio de la planta. Para la determinación de la temperatura de las hojas se utilizó una pistola de termometría infrarroja (Cole Parmer modelo L-08406-3, Chicago, Illinois, USA). Para tomar las lecturas de temperatura, la pistola de termometría infrarroja se ubicó aproximadamente a 1,5 m de distancia del follaje con exposición solar directa. Las mediciones se realizaron una vez por semana a las 14:00 horas, en tres plantas por repetición. En cada planta se realizaron 5 lecturas. Paralelamente a la determinación de la temperatura del follaje, se realizó la medición de la temperatura del aire y humedad relativa con un psicrómetro ventilado (Fuees, Modelo G - 5069, Berlin, Alemania). Con esta información, de acuerdo a la metodología desarrollada por Idso et al. (1981) se determinó el índice de estrés hídrico del cultivo (PWSI). Producción de las plantas. Se seleccionaron tres plantas por cada repetición (9 por tratamiento), a las que se les determinó: rendimiento (t ha-1), número de racimos, número de bayas por racimo, acidez total y sólidos solubles. Esta determinaciones se realizaron a la cosecha, cuando las bayas de cada tratamiento alcanzaron entre 22 - 23 ºBrix. Análisis químico del vino. El mosto obtenido de cada repetición fue sometido a microvinificación, para posteriormente realizar el análisis químico del vino (pH, acidez total, fenoles totales, antocianinas, intensidad colorante y matiz). La intensidad colorante y matiz sólo se midieron en la primera temporada. Los componentes químicos del vino fueron determinados de acuerdo a los métodos descritos por Ureta (1984). Evaluación sensorial de los vinos. Los vinos obtenidos de cada repetición fueron evaluados sensorialmente por un panel de ocho enólogos, siguiendo la pauta establecida por la ficha de degustación propuesta por el Instituto de Fermentaciones Industriales de Madrid, España (Ough, 1992). En la ficha de degustación utilizada se evaluaron las siguientes características: sensación global, intensidad colorante, número de atributos y número de defectos. Previo al análisis sensorial de los vinos se realizó un test triangular entre repeticiones. En dicha prueba no se encontraron diferencias significativas, lo que quiere decir que los jueces consideraron homogéneas las repeticiones de cada tratamiento, por lo tanto se eligió un bloque al azar para realizar la degustación de los vinos, utilizándose los jueces como repeticiones. RESULTADOS Y DISCUSIÓN Volumen de agua aplicado. La reducción del suministro hídrico entre brotación y pinta (T3), significó una disminución del agua aplicada total de 60% al compararlo con la aplicada al testigo (T1). En los tratamientos T4 y T2 la reducción del suministro hídrico significó una disminución del agua aplicada total de 38 y 62%, respectivamente, al compararlo con el tratamiento control (T1) (Cuadro 1). Cuadro 1. Volumen
de agua aplicado en vid cv. Cabernet Sauvignon.
T1: Riego
reponiendo 100% de la evapotranspiración del cultivo (ETc) durante toda
la temporada. Evolución del estado hídrico del suelo. Las lecturas de potencial mátrico del suelo estuvieron directamente relacionadas con el régimen de riego establecido (Figura 1). Durante los períodos en que se repuso 100% de la ETc, el potencial del suelo se mantuvo entre -10 y -15 kPa, valores muy superiores a los que se encontraron cuando se repuso el 40% de la ETc (T2), los que llegaron hasta -65 kPa. En los tratamientos en que se suspendió el riego (T3 antes de pinta, y T4 después de dicho estado), el potencial mátrico llegó cerca de los -75 kPa. Resultados similares obtuvieron Poni et al. (1993) y Stevens y Harvey (1996), quienes utilizando tensiómetros ubicados en la zona de mayor actividad radicular para estimar el estado hídrico del suelo, encontraron que al final de los períodos de déficit hídrico los potenciales mátricos del suelo alcanzaron valores de -80 kPa. Evolución del estado hídrico de la planta. El potencial hídrico xilemático (SWP) fue un adecuado indicador del estado hídrico de las plantas, reaccionando rápidamente a las variaciones de aporte de agua que sufrieron las plantas. En efecto, los valores de SWP, medidos tanto al medio día como en la madrugada, disminuyeron conforme el suministro hídrico fue menor (Figuras 2 y 3), encontrándose los menores valores de potenciales al final de los períodos de restricción. El tratamiento T2, que sólo recibió 40% de la Etc, mantuvo el SWP por bajo las plantas bien regadas, reflejando la condición de riego restringido, pero por sobre el valor de las plantas sujetas a restricción total de riego. Lo anterior indicaría que la medición del SWP es un indicador sensible del estado hídrico de las plantas. Antecedentes similares fueron reportados por Winkel y Rambal (1993), y Schultz y Matthews (1993). Las mediciones de SWP realizadas durante la madrugada (Figura 2) indicaron que plantas no sujetas a déficit de agua, se caracterizaron por presentar valores de SWPs del orden de los -0,3 MPa. Estos valores disminuyeron hasta -0,5 MPa al aplicar 40% de la ETc y hasta - 0,9 MPa, en promedio, en los períodos de suspensión total del riego (T3 y T4). Con respecto a las mediciones de SWP realizadas a mediodía (SWPn), éstas indicaron que en los períodos sin déficit de agua los valores disminuyen hasta -1,0 MPa (Figura 3). Con una reposición de 40% de ETc, estos valores disminuyen a -1,4 y -1,5 MPa, en promedio, cuando se suspende completamente el riego. Las mayores diferencias entre tratamientos se produjeron durante los períodos en que se suprimió totalmente el riego. Periodo anterior a pinta - 0,63 MPa entre T1 y T3; después de pinta -0,7 MPa entre T1 y T4. Grimes y Williams (1990) obtuvieron resultados similares al encontrar diferencias máximas del orden de - 0,7 MPa entre tratamientos con y sin riego. Además, en las Figuras 2 y 3 se puede observar que cuando se restableció el riego, después de un largo período sin regar (T3), los valores de SWP demoraron aproximadamente 40 días en llegar a ser similares a los del testigo (T1). Resultados similares también han sido observados en otras especies (Goldhamer et al., 1999). La lenta recuperación del potencial en plantas con déficit hídrico, una vez restablecido el volumen de agua normal, podría deberse a que el período sin agua produjo la inactivación de raíces en las capas superiores del suelo (Matthews et al., 1987). Además, la falta de humedad en el suelo durante el período sin riego puede llegar a producir una fuerte disminución de la conductividad hidráulica del suelo, lo que también podría contribuir a la lenta restauración del contenido hídrico de las plantas una vez que se repone el riego. Con respecto al Indice de Estrés Hídrico del Cultivo (PWSI), en la Figura 4 se presentan los límites calculados para su determinación. El límite superior (Ecuación 1) corresponde a diferencias de temperatura entre la hoja y el aire medidas en períodos de mayor estrés (sin riego), cuyo valor medio es de 3,5°C. El limite inferior (Ecuación 2) corresponde a la diferencia de temperatura entre la hoja y el aire durante períodos en que hubo un adecuado suministro hídrico; en este caso los estomas se encuentran abiertos y la diferencia está en función del déficit de presión de vapor (DPV), puesto que un aumento de éste implica un incremento del poder secante de la atmósfera, y por ende de la transpiración de las plantas. El PWSI se presenta en la Figura 5. Los valores menores del índice correspondieron a períodos en que se repuso la totalidad de las necesidades de riego (T1 durante toda la temporada y T4 entre brotación y pinta). A medida que disminuyó la disponibilidad de agua para la planta el índice aumentó (T2, T3 antes de pinta y T4 después de pinta). Los valores de PWSI fluctuaron entre 0 y 1. Los cercanos a cero corresponden a plantas con un suministro hídrico normal; entre 0,2 y 0,5 a plantas con limitación parcial de riego, y 1,0 a vides con restricción severa de riego (Figura 5). Rendimiento. Los rendimientos medidos para los distintos tratamientos durante las dos temporadas de investigación se indican en el Cuadro 2; se puede apreciar una relación directa entre restricción de riego y reducción de rendimiento. Cuando existió un aporte de 100% de ETc, el tamaño de bayas y el número de bayas por racimo fue mayor, lo que se vio reflejado en el rendimiento. Cuadro 2. Efecto
del déficit hídrico en el rendimiento de la vid cv. Cabernet Sauvignon.
Valores con igual letra
no difieren estadísticamente, según la prueba de comparación
múltiple de Duncan (p < 0,05) Las diferencias en el rendimiento durante la primera temporada no estaban asociadas al número de racimos, ya que se dejó una cantidad similar en todos los tratamientos, sino más bien al peso de ellos y al peso de las bayas. El efecto de restricción del riego sobre la inducción floral se pudo observar sólo en la segunda temporada, donde se encontró una disminución del número de racimos, lo que influyo directamente en la reducción del rendimiento en el tratamiento T3 (sin riego entre brotación y pinta). Análisis químico del vino. La madurez de las uvas y el grado alcohólico de los vinos no registraron diferencias entre tratamientos, debido a que la cosecha se realizó cuando la uva alcanzó los 22 - 23 ºBrix. Sin embargo, en ambas temporadas el tratamiento sin riego después de pinta (T4) alcanzó la madurez de cosecha aproximadamente 7 días antes que el resto de los tratamientos (datos no mostrados). Goodwin y Macrae (1990) también encontraron un adelanto de la maduración al inducir un déficit hídrico. No se encontraron diferencias en el pH de los vinos, sin embargo, la acidez total fue significativamente superior cuando se suprimió el riego después de pinta (T4) (Cuadro 3). Los resultados anteriores son similares a los obtenidos por Goodwin y Macrae (1990) y Matthews et al. (1990), quienes encontraron mayor acidez titulable en el mosto y en el vino, en tratamientos con déficit hídrico, en comparación al testigo con riego continuo. Sin embargo, Puyo (1992) encontró mayor acidez titulable en mosto de uvas sin déficit, pero en el vino no encontró diferencia entre tratamientos. Cuadro 3. Efecto
del déficit hídrico en el pH y acidez total del vino.
Valores con igual letra
no difieren estadísticamente, según la prueba de comparación
múltiple de Duncan (p < 0,05) En el Cuadro 4 se presentan los niveles de fenoles, antocianinas, intensidad colorante y matiz en el vino para los cuatro tratamientos de riego. Los compuestos fenólicos y antocianinas aumentaron significativamente en los tratamientos con riego limitado. Los fenoles aumentaron en promedio en 26 y 46% en relación con el testigo, durante la primera y segunda temporada de estudio, respectivamente, encontrándose los mayores incrementos en el tratamiento T3. Las antocianinas por su parte, aumentaron en promedio 14 y 24%, en comparación con el tratamiento testigo (T1) durante la primera y segunda temporada de estudio, respectivamente. Los mayores niveles de antocianinas se encontraron en el tratamiento T4. Estos resultados son similares a los descritos por Bravdo et al. (1984), Matthews y Anderson (1988), y Puyo (1992), quienes estimaron, además, que el contenido de fenoles aumenta 30 y 15% con déficit antes y después de pinta, respectivamente, en relación con tratamientos con riego continuo. El aumento de los fenoles puede estar relacionado con el hecho que al disminuir el nivel de agua aplicada, disminuye el crecimiento vegetativo y por tanto los racimos quedarían expuestos a una mayor luminosidad, la cual juega un papel importante en su formación (Crippen y Morrison, 1986). Cuadro 4. Efecto
del déficit hídrico en la composición química del
vino.
Valores con igual letra
no difieren estadísticamente, según la prueba de comparación
múltiple de Duncan (p < 0,05). Las diferencias descritas anteriormente no afectaron el matiz del vino, pero sí la intensidad colorante, la cual fue significativamente menor en el tratamiento con riego continuo. Por su parte, Matthews et al. (1990) y Puyo (1992), tampoco encontraron diferencias en cuanto al matiz del vino, pero observaron una mayor intensidad colorante en tratamientos con déficit antes de pinta que con déficit después de dicho período y con riego continuo. Características sensoriales de los vinos. En el Cuadro 5 se presenta un resumen del análisis sensorial realizado a los vinos. Los tratamientos en los cuales se restringió el aporte hídrico antes y después de pinta (T3 y T4) presentaron una mejor sensación global al compararlos con el tratamiento sin déficit hídrico (T1). Entre los tratamientos con déficit no se detectaron diferencias significativas, sin embargo, el vino de mejor sensación global fue el proveniente del tratamiento sin riego entre pinta y cosecha (T4), mientras que uno de los peores tratamientos fue el que tuvo 100% de reposición de la evapotranspiración durante toda la temporada (T1). Cuadro 5. Efecto
del déficit hídrico en las características organolépticas
del vino.
Valores seguidos de igual
letra no difieren estadísticamente, según la prueba de comparación
múltiple para variables no paramétricas de Nemenji (p <
0,05). Con respecto al color, las diferencias encontradas en la intensidad colorante (medida instrumentalmente, (Cuadro 4) también fueron detectadas sensorialmente y la mayor intensidad estuvo asociada al mejor color detectado en forma visual. En los tratamientos con restricción de riego los jueces encontraron un mejor color. El vino con menor color se obtuvo en el tratamiento sin limitación de riego (T1). Resultados similares encontraron Matthews et al. (1990), quienes sostuvieron que esto se debe, seguramente, a la estimulación de la síntesis de antocianinas por el déficit hídrico. Entre los atributos descritos, los jueces detectaron más cualidades aromáticas que gustativas en los vinos, las cuales fueron significativamente superiores en los tratamientos con restricción de riego con respecto al testigo (T1). Resultados similares encontraron Matthews et al. (1990), quienes observaron que los jueces fueron capaces de detectar más fácilmente características aromáticas que las relacionadas con el sabor. El olor varietal más típico (pimiento y bayas) y gusto franco se obtuvo en el tratamiento con limitación de riego después de pinta (T4), y el menor se obtuvo en tratamientos con 40 y 100% de reposición de la ETc durante toda la temporada (T1 y T2). Los tratamientos con restricción (T2, T3 y T4) mostraron en general mejores sensaciones en la boca. El menor número de defectos se encontró en el tratamiento sin riego entre pinta y cosecha (T4), entre los que se destaca el gusto a pámpanos, leve gusto a hierba encontrados por gran parte de los jueces en los tratamientos T1 (sin limitación de riego) y T2 (40% de reposición de la ETc durante toda la temporada). CONCLUSIONES
LITERATURA CITADA
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