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Agricultura Técnica
Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA
ISSN: 0365-2807 EISSN: 0717-6333
Vol. 63, Num. 2, 2003, pp. 180-192

Agricultura Técnica, Vol. 63, No. 2, April-June, 2003, pp. 180-192

MANEJO DE RIEGO POR GOTEO EN UVA DE MESA CV. THOMPSON SEEDLESS CULTIVADA EN SUELOS DE TEXTURA FINA

Drip irrigation management in table grapes cv. Thompson Seedless grown on fine textured soils1

Gabriel Sellés van Sch.*, Raúl Ferreyra E.2, Gonzalo Contreras W., Rodrigo Ahumada B.2, Jorge Valenzuela B.2  y Rodrigo Bravo V.

1Recepción de originales: 11 de febrero de 2002.
2Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Centro Regional de Investigación La Platina, Casilla 439, Correo 3, Santiago, Chile. E-mail: gselles@platina.inia.cl, *: Autor para correspondencia.
3Semilla Pioneer Ltda., Collancura 2241, Providencia, Santiago, Chile.
4Las Cinerarias 1387, La Florida, Santiago, Chile.

Code Number: at03019

ABSTRACT

The objective of this trial was to  evaluate the effect of three drip irrigation frequencies on table grapes (Vitis vinifera L.) cv. Thompson Seedless planted on a clay loam textured soil (Fluventic Haploxeroll).  The drip irrigation frequencies were established considering daily crop evapotranspiration (ETc), estimated by evaporation pan and adjusted using  a crop coefficient (Kc).  The treatments corresponded to a water application each time the accumulated daily ETc was equivalent to 6 h (T6), 12 h (T12), and 18 h of irrigation (T18). The largest soil wet bulb size was obtained with T18.  This treatment also produced greater berry weight and size.  Stem water potential was higher in T18 (P < 0.05) than in the other treatments.  These results can be explained, given the soil texture characteristics (clay loam), by a better water/air balance with a less frequent irrigation regime.

Key words: table grape, drip irrigation, stem water potential, water management, root growth, Vitis vinifera L.

RESUMEN

El objetivo de este ensayo fue evaluar el efecto de tres frecuencias de riego por goteo sobre un parronal de uva de mesa (Vitis vinifera L.), cv. Thompson Seedless, plantado en un suelo de textura franco arcillosa (Fluventic Haploxeroll).  Las frecuencias de riego se establecieron considerando la evapotranspiración (ETc) acumulada del cultivo, determinada por el método de la evaporación de bandeja y corregida por un coeficiente de cultivo (Kc), y expresada como acumulación de horas de riego equivalentes.  Los tratamientos correspondieron a regar cada vez que la ETc acumulada correspondiera a 6 h (T6), 12 h (T12) y 18 h de riego (T18).  El mayor tamaño de bulbo de suelo húmedo se obtuvo con el T18.  Este tratamiento presentó mayor peso de poda y calibre de bayas a la cosecha.  El potencial hídrico xilemático fue más alto  (P < 0,05) en el tratamiento T18 que en los otros tratamientos.  Estos resultados se podrían explicar, dadas las características texturales del suelo, por un mejor equilibrio agua-aire en el suelo en el tratamiento regado con menos frecuencia.

Palabras clave: uva de mesa, riego por goteo, potencial hídrico xilemático, manejo de riego, desarrollo de raíces, Vitis vinifera L.

INTRODUCCIÓN

El uso del riego localizado en especies perennes está ampliamente difundido en el mundo.  En Chile se estima que la superficie de frutales bajo este sistema alcanza a 65.000 ha, de las cuales 24.000 ha corresponden a uva de mesa, en su mayor parte con riego por goteo (Román, 2000).  Originalmente el sistema de riego por goteo se utilizó como una forma de desarrollar la agricultura en áreas de recursos hídricos escasos (Bresler, 1977), sin embargo hoy, a lo menos en Chile, se utiliza en una amplia área geográfica, independiente de la escasez o no del recurso hídrico, dadas las ventajas adicionales que presenta, como su alta uniformidad, la posibilidad de aplicar fertilizantes disueltos en el agua de riego, y los menores requerimientos de mano de obra.

El principio básico del riego por goteo es mantener un alto potencial mátrico del agua en un volumen reducido de suelo, lo que se logra mediante la aplicación diaria de agua, reemplazando lo consumido por las plantas el día anterior (Bresler, 1977).  La mantención de un potencial hídrico del suelo elevado es una de las ventajas atribuidas al riego por goteo, lo que se reflejaría en una mayor producción, respecto a sistemas de riego superficiales.  Este tipo de manejo se adecua perfectamente a suelos de texturas gruesas, de baja capacidad de retención de humedad y buenas condiciones de aireación (Bresler, 1977).  La aireación de un suelo depende de la distribución y tamaño de los poros (Richards, 1983) y es un factor crítico para el desarrollo de las raíces.  En la mayoría de las especies, el espacio poroso ocupado por aire no debe ser inferior a 10%, sin embargo, en vides el límite adecuado para el desarrollo de raíces se encuentra entre 12 y 15% (Richards, 1983), por lo cual el riego diario en suelos de textura fina, con problemas de compactación, puede provocar problemas en el desarrollo de raíces (INIA-ODEPA, 2000).

Bucks et al. (1985) trabajando en uva de mesa en suelo franco, encontraron tendencias claras a mayores producciones con riego por goteo con una frecuencia de 3 a 6 días que con riego diario; similar resultado encontraron Caliandro et al. (1988).  Por otra parte, una disminución de la frecuencia de riego implica un aumento del volumen de agua aplicado en cada riego, lo que trae asociado un incremento del tamaño del bulbo húmedo, en particular en suelos de texturas finas (Bresler, 1977) y un aumento del contenido de aire en el suelo entre los ciclos de riego (Holzapfel et al., 1991).

Letey (1985) señaló que el rango óptimo de humedad para el desarrollo de las plantas corresponde a un rango tal, que por una parte éstas no sufren problemas de aireación y por otra parte la resistencia mecánica del suelo no limita el desarrollo de raíces, siendo el rango más estrecho en suelos que presentan altas densidades aparentes o con su estructura deteriorada.  Según lo anterior, el riego diario aplicado por goteo podría ser reemplazado por un manejo que contemple riegos de mayor duración y menor frecuencia, lo que formaría bulbos húmedos más amplios y profundos, con condiciones de humedad y aireación adecuadas para el crecimiento de las plantas.

El objetivo de este ensayo fue determinar la frecuencia de riego por goteo que permita obtener un bulbo húmedo que favorezca el desarrollo del sistema radical en la vid.

MATERIALES Y MÉTODO

El ensayo se realizó durante la temporada 1998/99 y 1999/2000 en el valle de Aconcagua, comuna de Santa María, provincia de San Felipe, V Región (30º44' lat. Sur; 70º39'  long. Oeste ), en un cuartel de uva de mesa (Vitis vinífera L.) cultivar Thompson Seedless, de 12 años de edad, plantado a 4 x 3 m, conducido en sistema de parronal tipo español.  El parronal se regaba por goteo, con 4 goteros por planta y una descarga de 4,6 L h-1  por gotero.( 1,53 mm h-1  )  La superficie del ensayo fue de 2.376 m2  con 198 plantas en total. Durante la primera temporada sólo se aplicaron los tratamientos de riego, y se puso a punto algunos aspectos metodológicos del ensayo; en la segunda temporada se realizaron las mediciones y controles que se presentan en este artículo.

El suelo corresponde a la serie Pocuro, orden Mollisol (Fluventic Haploxeroll), caracterizado por ser un suelo profundo, en posición de terraza aluvial, de clase textural franco arcillo limosa y arcillo limosa en profundidad.  El clima del área se caracteriza por presentar una precipitación media anual de 265 mm y una evapotranspiración de 1.326 mm al año, siendo enero el mes de mayor demanda (Santibañez y Uribe, 1990).

El estudio consistió en evaluar tres frecuencias de riego, las que se establecieron considerando la evapotranspiración (ETc) acumulada del cultivo, expresada como acumulación de horas de riego equivalentes.  La ETc fue estimada diariamente mediante el método de la bandeja de evaporación clase A (Allen et al., 1998), que permite determinar la evapotranspiración de referencia (ETo), valor que fue corregido por el coeficiente de cultivo (Kc), utilizado normalmente por los productores de uva de mesa del valle de Aconcagua, valor que varía entre 0,25 en brotación y 0,7.en el período de mayor desarrollo del parrón

Los tratamientos fueron los siguientes: T6 (testigo): se regó cada vez que la ETc acumulada fue de 9,2 mm, equivalente a 6 h de riego; T12: se regó cada vez que la ETc acumulada fue de 13,8 mm, equivalente a 12 h de riego, T18: se regó cada vez que la ETc acumulada fue de 27,5 mm, equivalente a 18 h de riego,

Lo anterior significó que las frecuencias de riego, en días, fueron variables a lo largo de la temporada. Para el mes de máxima demanda (enero) la frecuencia entre riegos fue de 2 días para T6, 4 días para T12 y 6 días para T18.

A inicios del ensayo se hicieron calicatas y se tomaron muestras de suelo a diferentes profundidades para determinar la textura y otras propiedades físico hídricas.  La textura se determinó por el método de Bouyoucos (Bouyoucos, 1962).  La capacidad de retención de humedad del suelo se obtuvo a partir de la capacidad de campo (CC) y del porcentaje de marchitez permanente (PMP).  La CC se determinó in situ según el método de Cassel y Nielsen (1986), y el PMP con el método de la olla a presión (Klute, 1986). La densidad aparente del suelo (Da) se determinó in situ, utilizando el método del cilindro (Blake y Hartage, 1986) A partir de la densidad aparente, se calculó la porosidad total (PT) y la macroporosidad del suelo (MP). La PT se calculó utilizando la expresión propuesta por Danielson y Sutherland (1986), considerando la densidad real del suelo de 2,65 t m-3, valor normal en la mayoría de los suelos de origen mineral (Blake y Hartage, 1986).  La MP se calculó utilizando la relación propuesta por Ball y Smith (1991) .

Durante el mes de febrero e inicios de marzo de 2000, a objeto de evaluar el efecto de los tratamientos sobre el estado hídrico de las plantas, se midió el potencial hídrico xilemático de las hojas, mediante una cámara de presión, de acuerdo al método descrito por Meyer y Reickosky (1985).  Se seleccionaron 3 plantas representativas por repetición.  Durante el período señalado se realizaron mediciones en 7 días, previo a los riegos.  En cada día el potencial xilemático se midió antes de la salida del sol (06:00 h), para determinar el potencial xilemático de base (PXB), y a las 14:00 h para determinar el potencial xilemático mínimo (PXM).  El PXB permite conocer el nivel de estrés al cual las plantas comienzan el día y el PXM indica el nivel máximo de estrés que sufren las plantas en el curso del mismo día (Garnier y Berger, 1985; Selles y Berger, 1990).

Con el objetivo de estimar el tamaño del bulbo húmedo, en el mes de febrero de 2000 y antes de los respectivos riegos, se hicieron 4 calicatas por tratamiento a 80 cm desde el tronco de la planta, sobre la hilera de plantación, la sección de control abarcó 1 m de profundidad por 2,4 m de ancho.  La cara expuesta se dividió en cuadriculas de 20 x 20 cm, y en cada una de ellas se tomaron muestras de suelo para determinar su contenido de humedad según la metodología de Gardner (1986), y se calculó el contenido volumétrico de aire de acuerdo a la expresión descrita por  Benavides (1994).

El crecimiento vegetativo se evaluó en 10 plantas por repetición, en función del incremento de la sección transversal del tronco (STT), a un metro de altura, y del peso seco del material de poda (PSMP).  El crecimiento de las bayas se evaluó en dos plantas por repetición.  En cada una se eligieron 4 racimos, uno por cada punto cardinal, seleccionando 9 bayas (3 del tercio superior, 3 al centro y 3 del tercio inferior). En estas bayas se midió el diámetro ecuatorial semanalmente, con un pie de metro, desde diciembre hasta la cosecha.  En total se midieron 288 bayas por tratamiento.  Para obtener los componentes del rendimiento, se seleccionaron 10 plantas por repetición.  En el momento de la cosecha se pesaron 6 racimos por cada planta, además se contó el número de racimos antes y después de la cosecha, para determinar los racimos exportados.  El día de la cosecha se seleccionaron al azar 300 bayas por tratamiento, se evaluó su peso y el calibre final, y mediante un refractómetro manual (Atago, modelo ATC-1E, Japón) se determinó el contenido de sólidos solubles presentes en el jugo de las bayas.

Después de la cosecha de la fruta y antes de la caída de las hojas, al momento del segundo punto de máximo crecimiento de raíces (Richards, 1983), se excavaron cuatro calicatas por tratamiento, ubicadas a 80 cm del tronco de la planta sobre la hilera de plantación, se realizó un recuento de raíces finas (diámetro inferior a 1 mm).  Para ello se utilizó una sección de control de 2 m de largo por 1 m de profundidad, subdividido en cuadrículas de 25 cm2.

El diseño experimental fue de bloques al azar con 3 tratamientos y 4 repeticiones de 16 plantas cada una. Con el fin de medir las posibles diferencias entre los tratamientos se realizó un ANDEVA con el programa Statgraphics plus 2.1 (1996).  Cuando se detectaron diferencias estadísticas significativas se realizó una prueba de comparación múltiple (DMS), con el mismo programa, al 95% de confianza, para  ver entre qué tratamientos existían diferencias.  Además se realizaron correlaciones simples entre variables.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Textura y propiedades físico hídricas del suelo
De acuerdo al análisis granulométrico del suelo en el sector del ensayo (Cuadro 1a), la textura del suelo corresponde a una franco arcillo limosa, en toda la profundidad del suelo.  El Cuadro 1b presenta las características físico hídricas del suelo en las diferentes estratas; se observa que la macroporosidad del suelo fue baja, próxima al límite de lo requerido por la vid (Richards, 1983).

Agua aplicada
El volumen total de agua aplicado durante la temporada de riego del ensayo fue similar para los tres tratamientos (entre 5.428 y 5.438 m3  ha-1 año-1).  Las diferencias entre los tratamientos se presentaron en el número de riegos realizados y en la cantidad de agua aplicada en cada riego, como se puede apreciar en el Cuadro 2.

Tamaño del bulbo húmedo
La expansión lateral del bulbo húmedo obtenido en cada régimen de riego se presenta en la Figura 1.  En ella se  destacan los contenidos gravimétricos de humedad a CC y PMP, obtenidos en el  perfil  estudiado. El contenido de humedad entre CC y PMP corresponde a la humedad aprovechable (HA) del suelo. El mayor tamaño de bulbo húmedo en el rango de HA se obtuvo en T18, el cual ocupó un área de suelo de 2,29 m2, esta área fue 14% superior a la alcanzada en T12 y 27,5% superior a la alcanzada en T6.  Los patrones de distribución del agua en el suelo coincidieron con los reportados por Bresler (1977) y  Holzapfel et al. (1991).  Dado que el agua no se distribuye de manera uniforme dentro del bulbo húmedo (Figura 1), se estableció un valor umbral equivalente al 35% de HA, para determinar el porcentaje del área del bulbo húmedo con una condición de humedad adecuada para el desarrollo del cultivo (Cuadro 3). El T18 presentó un 43,5% del área de suelo entre CC y 35% de HA, claramente mayor a los obtenidos por T6 y T12.  Por otro lado, los tres tratamientos no presentaron diferencias significativas con respecto al porcentaje del área de suelo con contenidos de humedad por sobre la CC.  El mayor porcentaje de área de suelo bajo PMP lo presentó T6, seguido de T12

Contenido de aire del suelo
A partir de las mediciones del contenido de humedad se determinó el contenido de aire del suelo (Cuadro 4).  El T18 presentó 49,2% del total del área de suelo analizada con un contenido volumétrico de aire entre 10-20%.  En vides, un adecuado desarrollo de raíces se obtiene con contenidos de aire en el suelo del orden de 12 a 15% (Richards, 1983).  Los tratamientos  T6 y T12 presentaron la mayor parte del área de suelo analizada con porcentajes de aire superiores al 20%, sin embargo, esto fue producto de un menor contenido de humedad, lo que podría implicar una mayor resistencia mecánica al desarrollo de las raíces ( Richards, 1983; Letey, 1985).  Un buen intercambio de gases entre la raíz y la atmósfera es un requisito indispensable para una adecuada actividad metabólica de las plantas (Letey, 1985), por lo tanto, una baja macroporosidad de suelo puede afectar la tasa de difusión de oxígeno hacia el sistema radical de las plantas, provocar acumulación de anhídrido carbónico y de otras sustancias en el suelo, las cuales pueden causar la muerte de raíces o afectar la absorción de agua (Unger y Kaspar, 1994).  En este sentido, considerando los resultados de los Cuadros 3 y 4, T18 presentó las condiciones más adecuadas, tanto de aire como de humedad, para favorecer el desarrollo de las raíces.

Desarrollo radicular
La distribución y densidad de raíces determina el volumen de suelo aprovechable para la absorción de agua y nutrientes por la planta (Giulivo y Pitacco, 1997).  El número de raíces finas por unidad de superficie (Nº de raíces m-2  de suelo), distribuidos tanto en forma lateral como en profundidad se presenta en la Figura 2 y Cuadro 5a, b.  La Figura 2A y el Cuadro 5a muestran la distribución lateral de raíces finas, cada 20 cm, contados  desde la  hilera de plantas, donde se ubicaba la línea de riego. Los resultados indican  que el número de raíces finas obtenidas en T18, entre los 40 y 100 cm, fue significativamente mayor que T6 y T12. La Figura 2B y el Cuadro 5b muestran la distribución de raíces finas en profundidad, hasta los 100 cm.  Nuevamente, el T18 presentó el mayor número de raíces finas m-2  de suelo, en particular entre los 40 y 80 cm, donde las diferencias con los otros tratamientos fueron significativas.  El régimen de aplicación de agua de riego por goteo tuvo, por lo tanto, un efecto determinante sobre el desarrollo del sistema radicular, como lo señalan Black et al. (1977) y Richards (1983), a mayor volumen de suelo mojado, mayor desarrollo de raíces.  Según Honorato et al. (1988), Silva et al. (1991) y Ruiz (2000), en las vides, mientras mayor es el volumen de suelo explorado por el sistema radicular de las plantas, mayor es el crecimiento y desarrollo de la parte aérea y mayor es la productividad de las plantas.

El mayor desarrollo de raíces que presenta T18 está relacionado con el mayor volumen de suelo adecuadamente mojado y las mejores condiciones de aireación de suelo en dicho volumen, lo que concuerda con lo observado por otros autores (Henderson y Fereres, 1981; Holzapfel et al., 1991).  Las raíces que crecen en la porción humedecida del suelo funcionan como el principal tejido de absorción de nutrientes, agua y de producción de hormonas  (Glenn, 2000).  

Estado hídrico de la planta.
El potencial xilemático de base (PXB), medido en distintas fechas (Cuadro 6a) fluctuó entre -0,11 y -0,22 MPa en los diferentes tratamientos, valores similares a los obtenidos por Grimes y Williams (1990) en vides Thompsom Seedless adecuadamente regadas.  La diferencia observada a nivel de humedad de suelo en los diferentes tratamientos no se manifestó en el PXB, lo que reflejaría que durante las horas en que no hay transpiración se produciría un equilibrio hídrico entre la planta y las estratas de suelo más húmedas, como lo postulan Garnier y  Berger (1987).  El Cuadro 6b muestra el PXM, que refleja el estado hídrico de la planta en condiciones de transpiración, el cual es el resultado de la diferencia entre la absorción y la transpiración. Los valores medidos durante el mes de febrero en los diferentes tratamientos variaron entre -0,6 y -0,9 MPa.  Estos valores fueron similares a los medidos por Grimes y Williams (1990) y por Felmer y Ortiz (1997) en Thompsom Seedless, en condiciones de riego por goteo con aplicaciones de agua entre 120 y 100% de la ETc.  El tratamiento T6, sin embargo, presentó PXM más bajos que los otros tratamientos, existiendo diferencias estadísticamente significativas, lo que indicaría que este tratamiento presentó un ligero estrés en relación con T12 y T18.  Una menor disponibilidad de agua en el volumen de suelo explorado por las raíces de la planta se refleja en un menor potencial xilemático  medido a medio día, (Garnier y Berger, 1985; Selles y Berger, 1990), sin embargo, los valores medidos no provocarían  cierre estomático o disminución de fotosíntesis, fenómenos que ocurrirían a potenciales más negativos. (Grimes y Williams, 1990).

Peso del material de poda y variación del área del tronco
El tratamiento T18 presentó el mayor peso de poda, y el mayor incremento de la STT (Cuadro 7).  Este incremento se podría atribuir al mejor estado hídrico que presentaron las plantas de T18, ya que el crecimiento del tronco es muy sensible a las condiciones de humedad del suelo, deteniéndose al producirse un déficit hídrico (Tosso y Torres, 1986; Selles y Berger, 1990).  Se ha señalado también que las mediciones del crecimiento en diámetro del tronco constituyen un indicador de la respuesta del árbol a los cambios del contenido de humedad en el suelo (Selles y Berger, 1990).  Por otra parte, Davies y Zhang (1991), Davies et al. (1994), y Dry et al. (2001), postularon que un mojamiento parcial del sistema radicular de las plantas afecta la respuesta fisiológica de éstas, debido a señales hormonales que se generan en la porción del sistema radicular inadecuadamente regado.  Una situación de esta naturaleza podría haber actuado en los tratamientos T6 y T12.

Evaluación del crecimiento de bayas y distribución de calibres a la cosecha
La evolución del crecimiento de las bayas (diámetro ecuatorial) a lo largo de la temporada se presenta en el Cuadro 8.  A partir de la medición realizada el 19 de enero se observaron diferencias entre los tratamientos, donde T6 tuvo el menor diámetro de bayas.  A partir del 2 de febrero, 9 días antes de la cosecha, T18 presentó un diámetro mayor que los otros tratamientos.  Por otra parte, el análisis de la distribución de calibres a la cosecha (Figura 3) mostró que en T18 más de 40% de las bayas presentaron calibres entre 17-18 mm.  Para los otros tratamientos el mayor porcentaje de las bayas se concentró entre los 16 y 17 mm.  Lo anterior muestra que el crecimiento de bayas sería muy sensible a pequeños déficit hídricos, que se producen en las plantas producto de una inadecuada distribución de humedad y aire en el suelo, o bien, de un humedecimiento parcial del sistema radicular.   Glenn (2000) y Dry et al. (2001) postularon que un mojamiento limitado del sistema radical de las plantas podría afectar la respuesta fisiológica del cultivo por mecanismos que no son solamente de carácter hídrico.  Por ejemplo, el riego de sólo parte del sistema radicular reduciría la capacidad de producir y transportar citoquininas, otras hormonas, y nutrientes a la parte aérea de la planta, lo que afecta el tamaño del cultivo y su producción (Davies y Zhang, 1991).

Rendimiento y sus componentes
El Cuadro 9 muestra el efecto de los tratamientos sobre los  componentes del rendimiento y el contenido de sólidos solubles de la fruta a la cosecha.  El número de racimos exportables por planta no presentó diferencias entre tratamientos, sin embargo la producción por planta fue mayor en T18, lo que se puede atribuir al mayor peso de bayas que presentó este tratamiento (Cuadro 9).  Estos resultados concuerdan con los de  Bucks et al. (1985), quienes encontraron que el rendimiento de la uva de mesa fue 13% mayor en un tratamiento de riego cada 6 días respecto a uno de riego diario.  Similares resultados lograron Caliandro et al. (1988) aplicando frecuencias de 2-4-6 días.  Los mayores rendimientos obtenidos en T18 podrían estar relacionados con el mayor desarrollo radicular alcanzado en este tratamiento (Figura 4), lo que concuerda con lo señalado por Richards, 1983; Honorato et al., 1988;  Davies y Zhang, 1991; S ilva et al., 1991; y Ruiz, 2000.

El contenido promedio de sólidos solubles en las bayas a la cosecha (11/2/2000), mostró diferencias significativas entre los tres tratamientos, resultando T18 el tratamiento que acumuló la mayor cantidad de azúcares. Las causas que produjeron una mayor concentración de sólidos solubles en T18 no están claras; se podrían atribuir al mejor estado hídrico de la planta bajo este tratamiento, lo que habría favorecido la síntesis y translocación de azúcares a las bayas.  Por otra parte, este tratamiento (T18) presentó un mayor volumen de suelo adecuadamente mojado que los otros dos tratamientos (Cuadro 4).  Raíces que se desarrollan en suelos más secos pueden enviar señales hormonales que afectan la actividad estomática y la asimilación del carbono (Glenn, 2000), lo que de alguna forma podría haber afectado la acumulación de sólidos solubles en T6 y T12.  Otros autores, sin embargo, no han encontrado efecto del régimen de riego sobre los sólidos solubles en vides de mesa de este mismo cultivar (Felmer y Ortiz, 1997; Ferreyra et al., 2001).

CONCLUSIONES

En condiciones de suelos de texturas finas, con alta capacidad de retención de humedad y baja macroporosidad, la aplicación de agua mediante sistemas de goteo con menor frecuencia y mayores volúmenes de agua por riego, generan bulbos de mojamiento de mayor tamaño, con una adecuada distribución de agua y aire, lo que favoreció el desarrollo de las raíces.   Lo anterior se manifiesta en un mejor estado hídrico de la planta, un mayor desarrollo aéreo y radicular, lo que se ve reflejado en una mayor producción y calidad de la fruta cosechada.

LITERATURA CITADA

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