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Archivos Latinoamericanos de Produccion Animal
Asociacion Latinoamericana de Produccion Animal
ISSN: 1022-1301 EISSN: 2075-8359
Vol. 12, Num. 4s1, 2004, pp. 91-92

Archivos Latinoamericanos de Produccion Animal, Vol. 12, 4 Suppl. 1, Deciembre, 2004, pp.91-92

Piedritas de colores y un precepto de Darwin[1]

La ciencia es una delicada combinación de observación metódica y teoría

Por Michael Shermer[2]

[1]Publicada por sugerencia del Dr. Jorge De Alba
[2]de Scientific American, Volumen 284 (4) pag. 26

Code Number: la04035

Escribía Carlos Darwin el 18 de Septiembre de 1861 a un amigo a propósito de explicar como había crecido la geología a partir del primer momento en que él ingresó a ella durante los cinco años de realizar su viaje en el HMS Beagle: Hace cosa de treinta años apareció una discusión en el sentido de que el geólogo debería limitarse a sólo observar y abstenerse de ingresar al mundo de las teorías; recuerdo que en ese debate alguien declaró que a ese paso un hombre podría dedicar su tiempo a una excavación de grava y dedicarse a contar todas las piedritas y describir sus colores. ¡Que extraño resultaba que no fuera evidente que toda observación debe ir acompañada de un dictamen de que lo encontrado apoya a favor o en contra de un punto de vista, si aspira uno a que la observación rinda un servicio!

A mi modo de ver lo que dijo entonces Darwin encierra en una breve declaración algo de mucho fondo para encontrar el significado de la ciencia, particularmente por la sencillez y modestia con que lo dijo. Si la observación científica va a ser de utilidad, deben de ir forzosamente acompañada de la interpretación a la luz de alguna teoría, hipótesis o modelo explicativo. Los hechos por si mismos jamás cumplen con ese objetivo. La interpretación debe ocurrir a través del caleidoscopio de las ideas: lo percibido clama unirse a un concepto.

Cuando    Luis    y    María Leakey partieron al África en busca de muestras de ancestros homínidos, lo hicieron no para agregar o coleccionar detalles sino porque la teoría del origen del hombre, según la teoría de Darwin, apuntaba que lo más lógico era buscar ancestros en los cuadruhumanos del África. Dado que los monos de mayor tamaño, entonces conocidos, vivían en África, nuestros parientes más cercanos debían buscarse ahí mismo. Los Leaky fueron a África debido a ese concepto, no por seguir ninguna corazonada. Los descubrimientos aparecieron y confirmaron la teoría, lo más cercano al camino opuesto, o sea, lo que la mayoría cree que es la forma en que opera la ciencia. La ciencia es una delicada muestra de observaci6n y teoría de hechos e hipótesis, de registros exactos y de puntos de vista.Nosotros no podemos librarnos de prejuicios, preferencias subjetivas como tampoco podemos encontrar una solución absolutamente objetiva, una perspectiva única como respuesta al estilo de Arquímedes — una visión divina — de la condición humana. Somos, en resumen, humanos, no dioses.

En la primera mitad del siglo XX historiadores de la ciencia (que eran en realidad hombres de ciencia inmersos en filosofía e historia) presentaron la imagen de la ciencia como un desfile progresivo hacia la completa comprensión de la realidad —una curva asintótica para alcanzar la verdad. Sólo que requirió un poco más de tiempo para que la física (y más delante hasta las ciencias sociales) produjeron   ecuaciones    progresivamente   más decimales. Volvieron los filósofos profesionales precisas hasta llegar a redondearlas a seis y los historiadores a tomar la batuta y en una fiebre post-modernista de reformar el pasado explicaron a la ciencia como un juego relativista practicado por los europeos (blancos y masculinos) quienes en ese paroxismo frenético de hegemonía hermenéutica se empecinaban en suprimir las masas mayoritarias bajo la uña del pulgar, bajo el peso de la dialéctica de una tecnocracia. (Estoy imitando el lenguaje que usaban y se atrevieron a llamar el texto de Newton Principia un “manual de violaciones”).Por fortuna, las modas intelectuales, como los movimientos sociales tienen una tendencia a acortar los extremos de una línea de pensamiento. Los puntos de vista diametralmente opuestos sobre la ciencia se han vuelto obsoletos. La más pura física esta muy lejos de explicar “todo” con seis decimales y por lo que atañe a las ciencias sociales permítanme repetir las palabras de un amigo mío de Nueva Jersey, que un lenguaje atropellado, las calificó de estar cada    vez   más    lejos   de    describir     sus conocimientos en forma de ecuaciones. Pero a pesar de todo, la ciencia progresa y algunos conceptos son verdaderamente superiores a otros aunque vengan de hombres de ciencia de cualquier color, sexo o país de origen. Aun cuando se culpe a la ciencia de padecer de carga excesiva de teorías, como la califican algunos filósofos, lo cierto es que la ciencia es en verdad diferente a las artes, la música, la religión y otras formas de expresión humana por el hecho de poseer mecanismos de autocrítica y auto-enmienda y ello es parte integral de ella misma.

Si el hombre de ciencia no es capaz de ver las fallas de su teoría, la presencia de prejuicios o la distorsión subjetiva, entonces alguien ajeno encontrará esas fallas. La historia de la ciencia está llena de basura originada de teorías que resultan falsas.

Espero publicar otro mini-ensayo sobre estas fronteras de la ciencia en las cuales se interceptan teorías y hechos comprobados. Mientras tanto continuemos en guardar en nuestra memoria el precepto de Darwin: toda observación debe apoyar a favor o en contra de un punto de vista claramente expresado y sólo así rendir frutos y servicios a los demás.

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