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Archivos Latinoamericanos de Produccion Animal, Vol. 13, No. 1, Enero-Abril,
2005, pp. 1-12
Effects of cutting frequency, row spacing and nitrogen fertilization in Digitaria eriantha cv. Irene Efectos de la frecuencia de corte, distancia de siembra y fertilizaciónnitrogenada en Digitaria eriantha cv. Irene A. O. Gargano1y M.A. Adúriz Departamento de Agronomía, Universidad Nacional del Sur. CONICET 8000, Bahía Blanca, Argentina, 1E-mail: agargano@uns.edu.ar Recibido Marzo 18, 2004. Aceptado: Noviembre 10, 2004. Code Number: la05001 ABSTRACT During the yearly cycles 2000-2001 and 2001-2002 an experiment was conducted with the perennial grass, Digitaria eriantha cv. Irene, at Bahía Blanca (Argentina). In randomized blocks-design with three replications and a 2 x 2 x 3 factorial arrangement of treatments, the factors studied were: 1) cutting frequency: continuous, whenever the plants reached a height of 26-28 cm; and seasonal, with one cutting at the end of spring and of summer; 2) row spacing: 30 and 50 cm; and 3) levels of nitrogen fertilization: 0, 50, and 100 kg/ha. Forage harvested in spring and summer was weighed to determine dry matter yields per season and annual total (MS, kg/ha). Crude protein content (% PC), CP yield (kg/ha), efficiency of N utilization (ENU, kg MS/kg N) and N recovery in forage (% NR) were also determined. Fertilization was the most influential factor in addition to rainfall. Mean total yields of DM with 0, 50, and 100 kg N/ha were, in drier 2000-2001: 1632, 2122, and 2539 kg/ha, and in rainier 2001-2002: 2564, 4474, and 4708 kg/ha, respectively. Mean of CP of both years for the same N levels, were 6.8, 9.0, and 10.7, respectively. Yields of CP were also highest with 100 kg N/ ha, but ENU and NR were better with the lower level of N application. This result suggests that N fertilization at a level close to 50 kg/ha is recommendable. Continuous cutting reduced forage yields (P<.05), but gave higher % CP relative to seasonal cutting (P<.05). Row spacing had no consistent effect on these variables, but 30 cm is favored to reduce soil erosion. Key words:Digitaria, dry matter yields, forage quality, fertilization. RESUMEN Durante los ciclos 2000-01 y 2001-02 se realizó un ensayo con Digitaria eriantha cv. Irene en Bahía Blanca (Argentina). Con un diseño factorial 2x2x3 en bloques aleatorizados y tres repeticiones se estudiaron: 1) frecuencia de corte: continuo, cada vez que las plantas alcanzaban 26-28 cm de altura; y estacional, con cortes al finalizar la primavera y el verano, 2) distancia de siembra: 30 y 50 cm, y 3) niveles de fertilización nitrogenada: 0, 50 y 100 kg/ha de N. El forraje cosechado en primavera, verano y total anual fue pesado a fin de calcular los rendimientos de materia seca (MS, kg/ha). Además, se determinaron el contenido de proteína bruta (PB, %), rendimientos de MS proteica (MSP, kg/ha), eficiencia de utilización del N (EUN, kg MS/kg N) y recuperación del N (RN, %). En relación a la precipitación pluvial, el fertilizante fue el factor más influyente. Los rendimientos de MS promedios totales con 0, 50 y 100 kg/ha de N, fueron en 2000-2001 (ciclo mas seco): 1632, 2122 y 2539 kg/ha, respectivamente, y en 2001-2002 (ciclo mas lluvioso): 2564, 4474 y 4708 kg/ha, respectivamente. Los contenidos de PB promedio de ambos ciclos, para los mismos niveles de N, fueron 6.8, 9.0 y 10.7%, respectivamente. Los rendimientos de MSP fueron mayores con 100 kg N/ha, pero EUN y RN fueron mejores al menor nivel de aplicación de N. Estos resultados sugieren la fertilización con N a una dosis próxima a los 50 kg/ha. Los cortes continuos redujeron los rendimientos de forraje (P < 0.05), pero el porcentaje de PB fue mayor respecto de los cortes estacionales (P < 0.05). La distancia de siembra no tuvo un efecto consistente, pero se favorece la de 30 cm para mejorar la protección del suelo. Palabras clave: Digitaria, rendimientos, calidad forrajera, fertilización. INTRODUCCIÓN La región semiárida de la Provincia de Buenos Aires (Argentina)
ocupa 5.92 millones de hectáreas (Prego, 1964) y alrededor de
las tres cuartas partes de dicha superficie está destinada a la
actividad ganadera de cría y recría de vacunos para carne
(Gargano y Adúriz, 1999). La mayor limitante que tienen esos sistemas
ganaderos es que no disponen de una oferta de forraje continua y adecuada
a los requerimientos nutritivos de los animales a lo largo del año.
Los principales componentes de dicha oferta forrajera son el campo natural
y, en menor proporción, forrajeras cultivadas perennes y anuales.
Entre las perennes se destaca sin lugar a dudas Eragrostis curvula cuyos
rendimientos anuales son altos pero en los estadios reproductivos disminuye
marcadamente su calidad forrajera (Vera et al., 1973; Holt y Dalrymple,
1979). Por ello, resulta imprescindible el estudio de otras forrajeras
perennes a fin de determinar su posible contribución
a la cobertura satisfactoria de dicha demanda alimenticia. Digitaria eriantha es otra forrajera perenne C4 que,
como E. curvula, es de origen africana y se adapta a una amplia gama
climática y edáfica (Dannhauser, 1991; Pieterse y Rethman,
1995; Clarke et al., 2000). Estas dos forrajeras fueron experimentalmente
comparadas en diferentes ambientes semiáridos y subhúmedos
y, en general, se encontró que D. eriantha produjo menos forraje
pero de mayor valor nutritivo que E. curvula(Grunow et al., 1984; Snyman,
1994; Rethman et al., 1997; Sanderson et al., 1999). Resultados similares
fueron encontrados en la región semiárida bonaerense (Gargano
et al., 1997a; 1997b; 2001) pero la información sobre D. eriantha
actualmente disponible en dicha región es escasa y resulta necesario
evaluar su respuesta a otras variables básicas
de manejo.
El objetivo del presente trabajo fue analizar los efectos de la frecuencia de corte, la distancia de siembra y la fertilización nitrogenada sobre los rendimientos de materia seca y contenido proteico del forraje cosechado en primavera y verano. MATERAIALES Y MÉTODOSEl experimento se efectuó durante los ciclos anuales 2000-2001 y 2001-2002 en Bahía Blanca, ubicada en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, Argentina (38° 44' S, 62° 10' W). El suelo pertenece al Subgrupo Ustipsament petrocálcico (USDA, 1999), posee textura areno-franco, es pobre en materia orgánica y altamente susceptible a la erosión principal-mente eólica (Sánchez y Kruger, 1981). Las parcelas experimentales fueron sembradas en la primavera de 1999 y se mantuvieron libres de malezas mediante un control mecánico permanente. Se utilizó un diseño factorial (2x2x3) en bloques total-mente aleatorizados con tres repeticiones, y se estudiaron: 1) Frecuencia de corte: a) continuo, se cortó cada vez que las plantas alcanzaban 26-28 cm de altura modal y b) estacional, un corte al finalizar la prima-vera y otro al finalizar el verano. En ambos tratamientos se dejó un remanente de 5 cm de altura. 2) Distancia entre líneas de siembra: 30 y 50 cm. Se empleó una densidad de 3 kg/ha. 3) Niveles de fertilización nitrogenada: 0 (testigo), 50 y 100 kg/ha de N. El fertilizante fue urea granulada y se distribuyó al voleo en la segunda semana de octubre después de una lluvia no inferior a 4-5 mm, o un riego equivalente, a fin de asegurar su disolución e incorporación al suelo. Cada parcela estaba compuesta por cuatro líneas de 3.0 m de largo. Por lo tanto, las superficies de las parcelas sembradas en líneas a 30 y 50 cm eran de 3.6 y 6.0 m2, respectivamente. A partir del rebrote primaveral se dio por iniciado el experimento. Los cortes se hicieron con tijeras de esquilar dejando como borduras las dos líneas externas y 0.5 m en las cabeceras. El forraje se secó a 60 ºC hasta peso constante en estufa con circulación forzada de aire, se pesó y se molió una muestra en un molino de cuchillas tipo Wiley con tamiz de 1 mm de diámetro. Las determinaciones fueron:
(5) Recuperación del N (%) Para el análisis estadístico, y debido a la falta de normalidad, estos porcentajes fueron convertidos a grados mediante transformación angular (Snedecor y Cochran, 1971). Los resultados de las determinaciones fueron sometidos al análisis de la varianza (ANOVA). El modelo fue un ANOVA triple e incluyó el factor años (parcelas divididas en el tiempo). Cuando hubo interacciones, las comparaciones múltiples se hicieron con el cuadrado medio del error combinado obtenido con la fórmula de Satterthwaite (Steel y Torrie, 1988). En las comparaciones múltiples de medias se empleó la prueba de Tukey, y para comparar sólo 2 medias, la prueba «t». RESULTADOS Y DISCUSIÓN En todos los parámetros determinados en prima-vera, verano y totales anuales se encontraron interacciones entre tratamientos y ciclos (P < 0.01) y, por ello, los resultados de cada ciclo fueron analizados por separado. Rendimientos de Materia Seca (MS). Los resultados están representados en la Figura 1. En todos los casos se produjo la interacción triple distancia de siembra x frecuencia de corte x nivel de N (P < 0.05). Las interacciones entre tratamientos x ciclos respondieron a las diferencias climáticas entre ambos ciclos. En el Cuadro 1 se puede ver que en la primavera de 2000 las precipitaciones -principalmente- y las temperaturas medias de gran parte de esa estación fueron inferiores a las de la primavera de 2001. Como consecuencia de esto, el rebrote y crecimiento de la primavera de 2000 fue más lento y en todos los tratamientos de corte continuos se efectuó una única defoliación al finalizar esa estación en coincidencia con el corte que, por fecha, correspondía efectuar a los tratamientos estacionales. Por ello, dentro de cada nivel de N, los rendimientos de ambas frecuencias de corte fueron muy similares y tampoco hubo, en general, efecto de la distancia de siembra (P > 0.05). En cambio, la fertilización con 50 y 100 kg/ha de N incrementó los rendimientos (P < 0.05), que en promedio para esos niveles fueron 50.7 y 71.9 % más altos que el testigo, respectivamente. Esto puso en evidencia que el incremento de rendimiento de D. eriantha por la fertilización nitrogenada (Rethman, 1987; Gargano et al., 2003) cabe esperarlo aún bajo condiciones climáticas parcialmente limitantes. Los rendimientos de la primavera de 2000 fueron sensiblemente inferiores a los de la primavera siguiente (P < 0.05) -con promedios de 899 y 2623 kg/ha, respectivamente- y a los obtenidos en primaveras previas en el mismo sitio experimental (Gargano et al., 2003). Las atípicamente altas precipitaciones de la prima-vera de 2001 (Cuadro 1) produjeron, además, un mayor efecto de los otros tratamientos estudiados. Así, los rendimientos a 30 cm entre líneas fueron, en general, más altos que a 50 cm (P < 0.05) y revela que a 30 cm el potencial productivo es mayor. En todos los tratamientos de frecuencia de corte continua se efectuaron dos cortes durante esta segunda primavera y sus rendimientos fueron ampliamente superados por los estacionales (P < 0.05). Los escasos estudios sobre manejo de la defoliación en D. eriantha demuestran que los cortes más frecuentes deprimieron los rendimientos (Brockett y Gray, 1984; Grunow y Rabie, 1985; Veneciano y Terenti, 1997). Es probable que defoliaciones más frecuentes que el tratamiento de corte continuo aquí utilizado favorezca una disminución aún mayor de los rendimientos incluso cuando haya buena disponibilidad de agua en el suelo. En la segunda primavera la influencia del N fue mayor que en la primera. Los aumentos promedios respecto del testigo fueron 101.2 y 94.3 % con 50 y 100 kg/ha de N, respectivamente (P < 0.05). Parece contradictorio que el incremento del rendimiento haya sido algo menor con la mayor dosis de N pero es muy probable que parte del N se haya perdido por lavado, y proporcionalmente más a mayor dosis, porque al día siguiente de la fertilización llovieron 41.1 mm. La pérdida de N por esta causa es alta en suelos que, como el de este trabajo, tienen bajo contenido de arcilla (Simmelsgaard, 1998). Pero, además, cuando se utiliza urea la pérdida de N por emisión gaseosa, que es alta en todos los suelos (Harrison y Webb, 2001), se incrementa por lluvias cuando la urea es granulada (Lightner et al., 1990). En los rendimientos del verano hubo un efecto variable de la distancia de siembra y la frecuencia de corte. Estas respuestas fueron equivalentes a las halladas en la primavera de 2000 y también serían atribuibles a la baja disponibilidad de agua. En el Cuadro 1 se puede ver que en ambos veranos hubo una distribución irregular de lluvias y que fueron considerablemente inferiores al promedio de la última década. Respecto de la distancia de siembra cabe el siguiente análisis. En sendas revisiones sobre competencia, Donald (1965) y Risser (1969) reportaron que al aumentar la densidad de plantas se incrementa la competencia, lo cual puede deprimir la productividad, y que la humedad del suelo tiene un rol crítico en este proceso. En este experimento quedó en evidencia que esos factores influyeron poco sobre los rendimientos, en coincidencia con resultados de otros dos ciclos previos (Gargano et al., 2003). En consecuencia, en esta región semiárida y otras similares sería recomendable sembrar a 30 cm entre líneas porque a mayor densidad se incrementan la cobertura, la protección del suelo y el control de malezas (Risser, 1969; Karrow, 1998; Muir et al., 2001). La mencionada limitación climática estival también redujo la influencia de la fertilización nitrogenada y algunos tratamientos no superaron a los testigos o las diferencias, aunque significativas (P < 0.05), fueron de escasa magnitud. Esto quedó reflejado en los incrementos promedios con 50 y 100 kg/ha de N que sólo fueron 24.2 y 53.7 % más altos que el testigo, respectivamente, es decir, marcadamente inferiores a los primaverales. En los rendimientos totales de cada ciclo quedaron expresadas las mencionadas diferencias primaverales. En el 2000-01 la distancia de siembra y la frecuencia de corte tuvieron escasa o nula influencia sobre los rendimientos. En cambio, en el 2001-02, los rendimientos a 30 cm fueron similares o más altos que a 50 cm y se destacaron todos los tratamientos de cortes estacionales (P < 0.05). Es indudable que D. eriantha es altamente sensible a la defoliación ya que el tratamiento de cortes continuos aquí utilizado simula un sistema de pastoreo moderado. En ambos ciclos hubo respuesta a la fertilización nitrogenada aunque con importantes diferencias. En el 2000-01 los rendimientos aumentaron con cada nivel de N (P < 0.05) y los incrementos promedios respecto del testigo fueron 30.0 y 58.6 % con 50 y 100 kg/ha de N, respectivamente. En el ciclo 2001-02 no siempre se produjeron diferencias entre tratamientos y los aumentos promedios, en el mismo orden anterior, fueron de 74.5 y 83.6 %, respectivamente. En este segundo ciclo, además, con 100 kg/ha de N se obtuvieron rendimientos más altos que con 50 kg/ha de N en tres de los cuatro tratamientos (P < 0.05) pero los incrementos oscilaron sólo entre 10.2 y 12.9 %, y no serían económicamente beneficiosos. Con respecto al efecto del N sobre los rendimientos de MS se desprende, por un lado, que la dosis de N a utilizar se debería encontrar alrededor de 50 kg/ ha. Y por otro que, de acuerdo con resultados previos (Gargano et al., 2003), sería posible incrementar la respuesta estival a la fertilización mediante la aplicación fraccionada por mitades en ambas estaciones. En ésta y otras gramíneas perennes también se encontró que la respuesta a una aplicación de N fraccionada fue superior a la total (Hanson et al., 1978; Rethman, 1987). Asimismo, cabe acotar que los rendimientos estacionales aportan información adicional al productor ganadero ya que permitirían estimar la cantidad de forraje disponible para una utilización estratégica ya sea mediante pastoreo o su conservación en forma de heno. Esta última fue señalada como uno de los destinos importantes de D. eriantha (Rethman, 1987). Nivel de proteína bruta (%PB). A pesar de las mencionadas limitaciones climáticas en la primavera de 2000, en la Figura 2 se puede ver que hubo respuesta a la fertilización nitrogenada (P < 0.05). Con 50 y 100 kg/ha de N se obtuvieron incrementos relativos de 43.7 y 72.2 % en contenido de PB, respectivamente, respecto del testigo, los cuales ratifican hallazgos previos en diferentes ambientes (Rethman, 1987; Pieterse y Rehtman, 1995; Gargano et al., 2004). Es importante señalar que en la región semiárida argentina, D. eriantha es utilizada principalmente en los sistemas de cría vacuna y que durante la estación primaveral las vacas tienen requerimientos nutritivos crecientes porque se encuentran en plena parición. Por ello, el incremento de %PB provocado por la fertilización tiene gran relevancia ya que, de acuerdo con las tablas del NRC (1996), el promedio de %PB del testigo sería insuficiente incluso para satisfacer los requerimientos de mantenimiento de vacas adultas en gestación. No cabía esperar diferencias de %PB entre los tratamientos de cortes continuo y estacional porque, como se mencionó previa-mente, sólo se efectuó un corte en ambas frecuencias al finalizar la estación. En la primavera de 2001-02 sobresalieron las diferencias entre frecuencias de corte (P < 0.05). Esto se debió a que las abundantes lluvias permitieron realizar dos cortes en el tratamiento continuo que se encontraban en estado vegetativo el primero, y encañazón el segundo. En cambio, el corte del tratamiento estacional al finalizar la primavera se hallaba en un avanzado estado de maduración y ello, indudablemente, redujo fuertemente el porcentaje de PB (P < 0.05). Grunow et al. (1977) y Grunow y Rabie (1985) determinaron en D. eriantha y otras gramíneas perennes estivales que la calidad del forraje disminuye cuando el período de rebrote supera las cuatro semanas. En esta segunda primavera también hubo una respuesta positiva a la fertilización en todos los tratamientos (P < 0.05) aunque de escasa magnitud en algunos casos como entre los de cortes continuos con 50 y 100 kg/ha de N. Estas reducidas diferencias entre esos niveles de N fueron equivalentes a las logradas previamente con niveles idénticos (Gargano et al., 2004). Por último, merece destacarse que en ambas primaveras la distancia de siembra prácticamente no tuvo influencia sobre el %PB. En las determinaciones estivales se puede ver que en 2000-01 se produjo la interacción nivel de N x distancia de siembra (P < 0.05). Al comparar los seis promedios resultantes de esa interacción no se encontraron diferencias entre los testigos pero sí de estos con los fertilizados, los cuales, a su vez, difirieron entre sí. El efecto de la fertilización fue claro y, en general, las diferencias entre niveles de N fueron más altas que to al efectuarse el corte. Las condiciones climáticas del entre distancias de siembra. El promedio general de la segundo verano también fueron limitantes (Cuadro 1) frecuencia de cortes continuos superó a la del estacional y en la mayoría de los tratamientos de cortes contidebido también al estado fenológico de cada tratamien-nuos se hizo sólo una cosecha de forraje al finalizar esa estación. Como consecuencia de ello, los porcentajes de PB fueron muy similares entre tratamientos e inferiores a los del primer verano. Se observan algunas diferencias entre tratamientos pero dentro de valores que, en general, son insuficientes para la nutrición de bovinos para carne. La caída de la PB en los tratamientos de cortes estacionales fue, en general, importante pero la de los testigos en las dos estaciones de 2001-02 resultaron inesperadamente bajas ya que igualaron las halladas en diferidos invernales de esta forrajera en el mismo sitio experimental (Gargano et al.,2001). En los totales anuales del primer año quedaron expresados los efectos del nivel de fertilización (P < 0.01), que se habían verificado en ambas estaciones, y de la frecuencia de corte que se manifestó sólo en el verano. Estos resultados fueron básicamente ratificados por los del segundo ciclo anual donde se observa, además, mayor diferencia entre ambas frecuencias que en el primer ciclo por las causas ya apuntadas. Los señalados efectos de la fertilización nitrogenada sobre la PB, que en general fueron coincidentes con los hallados sobre los rendimientos de MS, sugieren la utilización de una dosis de N cercana a los 50 kg/ha. Rendimientos de materia seca proteica (MSP). Los resultados de la Figura 3 muestran que en la primavera de 2000-01 se produjo la interacción nivel de N x frecuencia de corte (P < 0.05) y que el efecto más importante se verificó entre niveles. En la primavera de 2001-02 se halló la interacción triple (P < 0.01) y nuevamente el factor de mayor incidencia fue la fertilización. Sobresalió, en particular, la magnitud de las diferencias de los dos tratamientos fertilizados respecto de los testigos y a ello contribuyeron conjuntamente los rendimientos de MS y el contenido de PB. Las marcadas diferencias de rendimientos de MSP primaverales entre ambos ciclos obedecieron fundamentalmente a los rendimientos de MS. En los veranos de ambos ciclos hubieron interacciones triples (P < 0.01). Aun cuando los rendimientos de MSP del verano 2000-01 superaron a los del 2001-02 en todos los tratamientos, por influencia del contenido de PB, en algunos casos las diferencias no alcanzaron gran magnitud. En ambos vera-nos el efecto más significativo se debió al fertilizante ya que incrementó significativamente la MSP (P < 0.05) con sólo una excepción, en el segundo verano, entre testigo y 50 kg/ha de N en el tratamiento de cortes continuos a 30 cm. La frecuencia de corte tuvo una influencia diferente en cada verano y ello también estuvo determinado principalmente por el %PB. Así, en el primer verano todos los tratamientos de cortes continuos fueron más altos que los estacionales (P < 0.01) pero en el segundo los resultados fueron erráticos. La distancia de siembra no mostró una tendencia clara. En los rendimientos de MSP totales del primer ciclo sólo se hallaron efectos principales de la frecuencia de corte y nivel de N. El promedio de los cortes continuos superó al de los estacionales (P < 0.01) y en la Figura 3 se pueden observar las diferencias entre niveles de N. En los totales del segundo ciclo hubo interacción triple (P < 0.05) y las diferencias de mayor importancia se encontraron entre niveles de N, sobre todo, con respecto al testigo. Los rendimientos de MSP con 100 kg/ha de N, promedios de 2000-01 y 2001-02, fueron 48.0 y 49.2 % más altos que con 50 kg/ha de N, respectivamente. Sin embargo, la elección de la dosis a utilizar debería estar basada en todos los parámetros productivos y cualitativos que se analizaron en este trabajo y los resultados económicos esperados. La frecuencia de corte y la distancia de siembra no tuvieron efectos consistentes. Eficiencia de utilización del N (EUN). En la primavera de 2000-01 se halló interacción triple (P < 0.05) y en la Figura 4 se ve que entre niveles de N sólo se destacó significativamente el tratamiento 50 kg/ ha-50 cm-estacional (P < 0.05). No obstante, como la EUN fue en general baja, tanto ésta como los demás efectos significativos hallados no tendrían trascendencia biológica. En la primavera 2001-02 también hubo interacción triple (P < 0.01) y los valores de EUN fueron considerablemente más altos que los de la primavera 2000-01. Todos los tratamientos con 50 kg/ ha de N fueron superiores a los de 100 kg/ha de N (P < 0.05). En otras gramíneas perennes también se observó que al aumentar el nivel de N aplicado disminuye la EUN (Power, 1985; Gargano y Adúriz, 1984). En los dos tratamientos de cortes estacionales las diferencias entre ambos niveles de N fueron muy marcadas y la EUN que alcanzaron con 50 kg/ha de N superaron claramente los mejores valores obtenidos en D. eriantha en el mismo o similar medio ambiente (Veneciano y Terenti, 1997; Gargano et al., 2004). Entre distancias de siembra sobresalió el tratamiento 50 kg/ha-30 cm-estacional (P < 0.05). La EUN tuvo valores bajos en los dos veranos y ello le restó trascendencia a la mayoría de las diferencias significativas encontradas (P < 0.05). Por otra parte, algunos efectos no fueron consistentes. Verbigracia, en el primer verano, a 30 cm fue más alta la EUN del estacional y a 50 cm la del continuo, y la fertilización no influyó (P > 0.05). En el segundo verano hubo interacción triple (P < 0.01) pero los efectos fueron erráticos. Aun así, en ambos veranos se visualiza un ligero predominio del tratamiento 30 cm-estacional. Las EUN totales del primer y segundo ciclos reflejaron claramente los resultados
hallados en el verano y primavera, respectivamente. Por ello, se
repitieron los efectos descriptos en esas estaciones y la notable
superioridad de la EUN de la segunda primavera. Esto revela que los rendimientos de MS y los de N, los resultados estuvieron particularmente utilizados para calcular la EUN y RN, respectiva-influenciados por los rendimientos de MS y, por ello, mente, fueron equivalentes. En la primavera de 2000-la RN alcanzó altos porcentajes. Si bien hubo 01, a pesar de las interacciones dobles (P < 0.05), se interacción triple (P < 0.05) el único factor que tuvo produjeron pocos efectos significativos y bajas dife-un efecto claro fue el nivel de N y en todos los tratarencias entre tratamientos. En la segunda primavera mientos se destacó la fertilización con 50 kg/ha de N En ambos veranos la RN osciló en general dentro de porcentajes bajos y los efectos de los factores no definieron tendencias claras. Esto fue coincidente con la EUN aunque en este caso hubo predominio del tratamiento 50 cm-continuo. En la RN total de 2000-01 se produjo sólo la interacción frecuencia de corte x distancia de siembra y el tratamiento 30 cm-continuo fue el más bajo (P < 0.05). En el ciclo 2001-02 el principal efecto se debió al fertilizante y los resultados reflejaron básicamente lo hallado en la segunda primavera. Hubo un claro predominio de los tratamientos con 50 kg/ha de N y sobresalieron los tratamientos 30 cm-estacional y 50 cm-continuo. La respuesta de la RN a la fertilización, al igual que la EUN, fue altamente dependiente de las precipitaciones y, en consecuencia, los resultados de ambos parámetros fueron en general coincidentes. Importantes diferencias de RN entre años en gramíneas perennes fueron atribuidas particularmente a la disponibilidad de agua en el suelo (White y Brown, 1972; Gargano et al., 2004). La frecuencia de corte y la distancia de siembra tuvieron escasa o nula influencia. CONCLUSIONES El factor que más influencia tuvo sobre los resultados fue la fertilización nitrogenada. La magnitud de los efectos dependió de las precipitaciones y de los parámetros analizados pero, en general, sería aconsejable utilizar una dosis cercana a la más baja aquí estudiada. Le siguió en importancia la frecuencia de corte por su incidencia sobre las determinaciones productivas y cualitativas. Esta información sobre la producción estacional de D. eriantha podría contribuir a planificar estrategias de utilización que tiendan a privilegiar la cantidad en perjuicio de la calidad forrajera, o la inversa. Dado que el tratamiento de cortes continuos redujo los rendimientos de MS respecto del tratamiento de corte estacional en una estación lluviosa, cabría esperar que una defoliación más frecuente tenga un efecto depresivo aun mayor con lluvias promedios o deficientes. La falta de respuesta consistente de la distancia de siembra sugiere la siembra a 30 cm a fin de mejorar la cobertura y protección del suelo, y disminuir el daño por enmalezamiento. LITERATURA CITADA
© 2005 ALPA. Arch. Latinoam. Prod. Anim. The following images related to this document are available:Photo images[la05001f1.jpg] [la05001f3.jpg] [la05001f5.jpg] [la05001f4.jpg] [la05001t1.jpg] [la05001f2.jpg] |
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