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Revista Colombia Médica
Universidad del Valle - Facultad de Salud
ISSN: 0120-8322 EISSN: 1657-9534
Vol. 31, Num. 1, 2000, pp. 55-57

Revista Colombia Médica, Vol. 31, Num. 1, 2000, pp. 55-57

La afectividad en el aula de clase

Martha Cecilia González, Enf. MSP1Adolfo González, M.D.2 

1. Profesora Asistente, Escuela de Enfermería, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali.
2. Profesor Auxiliar, Cirugía, Escuela de Medicina, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali.

Code number: rc00011

RESUMEN

La búsqueda de elementos fundamentales en la formación integral del estudiante universitario ha llevado a los autores a centrarse en las dinámicas afectivas de la práctica docente. Para profundizar la temática se recurre a conceptualizaciones teóricas, testimonios de docentes y estudiantes, y a reflexiones personales, denotando la importancia de lo "afectivo" en los procesos de aprendizaje y generando un cuestionamiento tanto a los actores sociales participantes en el acto educativo como a la academia misma.

Palabras claves: Afectividad. Aprendizaje. Interacciones. Profesores. Estudiantes. Universidad.

SUMMARY

The basic elements of the integral formation of the university program are the dynamics of which are centrally being affected by faculty practice. For example the recurrent themes are those of conceptualization of theories, testimonies by faculty and students, personal reflections, in which has been noted the importance of "the affective" processes for learning and generally questioning the educationl atmosphere of the social participants, as is being done by the academia.

"El primer día de clase habíamos preparado dinámicas para 'romper el hielo' en el grupo y para conocer, de alguna manera, las expectativas de las estudiantes frente a la materia que cursarían con nosotros. El grupo, en términos generales y desde mi apreciación personal, se perfilaba inquieto y participativo a pesar de la inhibición propia de los primeros días de clase. Cuando terminamos la jornada, mi compañera de trabajo se detuvo súbitamente, y en tono de confesión me comentó su preocupación: 'viste a las dos personas ubicadas en la parte de atrás y junto a la ventanaÉ me produjeron un malestar muy fuerte; en realidad, no siento que pueda aceptarlas. ¿No sé qué me pasa con ellas?' No supe qué responder en ese momento y seguimos caminando en silencio. Sus palabras hicieron eco en mí, sentía que en este primer encuentro se había producido un corto circuito sin causa aparente. Esta conversación me impactó, probablemente yo había sentido este tipo de emociones frente a otros estudiantes, pero no había reflexionado sobre ellas y menos aún las había expresado abiertamente" (conversación en torno a las emociones generadas en los profesores por un grupo de estudiantes en el primer día de clase, 1996).

El valor de expresar los afectos y los desafectos que generan los alumnos en el docente, es el comienzo de reconocer el aula de clase en una dimensión diferente a la usual. El aula de clase no como un espacio neutro donde se relacionan únicamente los conocimientos y el intelecto, sino un espacio donde también se entretejen relaciones afectivas, vínculos, alianzas y, a la vez, donde se libran batallas invisibles, luchas de poder y de querer que no aparecen en el programa ni en el orden del día de clase, pero que están inundando la experiencia universitaria y vital del estudiante y del profesor. ¿Cómo se relacionan profesores y alumnos? ¿Qué es lo que afecta al estudiante? ¿Sólo los contenidos? ¿O también las relaciones afectivas? ¿O el asunto va más allá? ¿Hasta dónde?

Estas y otras preguntas podrían surgir a partir de la relación que se establece entre profesores y estudiantes en el ámbito universitario; no se pretende dar respuesta a ellas, sólo preguntar en voz alta y a través de la reflexión avanzar hacia la comprensión del fenómeno que se quiere denominar "la afectividad en el aula de clase".

PROBLEMA

La condición sui generiscaracterística de la universidad durante su evolución histórica ha sido la valoración de lo cognitivo sobre cualquier otro aspecto de la docencia, acentuándose aún más esta tendencia con los criterios cientificistas del positivismo. Lo afectivo incluido dentro del orden subjetivo es, por supuesto, descalificado de las relaciones que puedan establecerse en el "Alma Mater". La ausencia de un reconocimiento explícito de esta esfera subjetiva en el proceso educativo no la diluye, simplemente la oculta. Este ocultamiento es relativo porque sus consecuencias se sienten y se revierten en la asignación de las notas y en la interacción cotidiana.

El reconocimiento de esta red de interacciones, que en múltiples ocasiones pasa desapercibida para profesores y estudiantes que participan en el acto educativo, se constituye en una aproximación alternativa al proceso de aprendizaje, permitiendo crear y recrear nuevas propuestas de docencia.

METODOLOGIA

Este artículo es una reflexión en torno a la dimensión afectiva del docente universitario en el aula de clase; articula relatos cotidianos de estudiantes y docentes; revisa algunos registros y elementos teóricos pertinentes, al igual que algunas reflexiones y análisis de los autores.

AFECTO: CONCEPCIONES, VIVENCIAS Y PERCEPCIONES

"Pregunto a mi hijo de 6 años ¿por qué no quieres ir al colegio? Porque la profe no me saludó ayer ni me preguntó qué había hecho en mis vacaciones".

¿Cómo aparece el componente afectivo en la interacción profesor estudiante? En los espacios escolares se crean redes invisibles entre profesores y estudiantes generando dinámicas que pueden producir enlaces positivos o no, entre estos.

Se asume la afectividad como el vínculo que se establece entre personas que se relacionan, generando una interdependencia de influencia mutua; se puede afirmar entonces con Cháves1 que "la afectividad es un conjunto de sentimientos expresados a través de acciones entre personas en cualquier contexto social en que estén inmersos los individuos".

En una reciente evaluación de una asignatura del área de la salud, los estudiantes se expresaron de la siguiente manera:

"Los docentes están bien preparados, animosos, dispuestos, considero que es la clase que más disfruté y de la que más aprendí, en ningún momento sentí presión".

"Los profesores fueron cálidos en el trato con sus alumnos, siempre respetaron los límites, nos motivaron a aprender lo que queremos y a querer lo que aprendemos".

"Necesitamos un tutor dinámico que motive al 'pichón' de médico a buscar, a aprender, no sólo a llenar y llenar hojas de papel, con apuntes que ya están en un libro".

"Aprendimos a enfrentarnos a situaciones de la vida real, tratando no sólo de hacer, sino también de dar lo mejor, y de dar valor al estudio pues de ello no depende sólo una nota, sino también una vida".

A partir de estos registros surgen algunas preguntas sobre el papel de lo afectivo en el aprendizaje ¿es el maestro fuente de motivación o de angustia en el proceso educativo? Si esto es afirmativo ¿cuáles son los mecanismos por los que se experimentan estas sensaciones? ¿se podría reconocer la existencia de un lenguaje afectivo-cognitivo en la relación docente estudiante que permita que los contenidos trasciendan la vida académica?

Después de leer las apreciaciones de los estudiantes, el docente se podría llenar de un optimismo desmedido; e incluso los cuestionamientos anexos se podrían sentir como excesos de análisis, pero si se hace una relectura en profundidad se encuentra una comparación de una situación flexible, donde se "asume al otro como un legítimo otro en la diferencia"2, frente a múltiples vivencias de presión, de angustia y, porque no, de persecución que también es vivida por los docentes: "siempre que empiezo a notar que no puedo cumplir con el plan de estudios me olvido de todos mis buenos propósitos" (conversación en claustro de profesores de la Universidad del Valle, 1996).

Los alumnos manifiestan en la evaluación no sólo lo académico sino que también expresan su vivencia del conocimiento, van más allá del ámbito académico, sus apreciaciones plantean las relaciones que establecen con los docentes en el aula de clase, haciendo de alguna manera tangible lo intangible: el afecto.

Lo afectivo es una información intrínseca humana tanto a nivel ontogenético como filogenético. La evolución histórica del hombre se ha ido llenando de significados a través de las cada vez más complejas interacciones sociales cargadas de subjetividades, de deseos, de necesidades y de realidades particulares que han ido consolidando el referente cultural. A la vez el sujeto en su individualidad específica se va constituyendo como sujeto social a través de los vínculos iniciales con la figura materna y luego con los demás miembros de la familia y de la comunidad.

Sin estos momentos de crecimiento humano la especie como tal no hubiera subsistido, hecho que sólo se ha "reconocido" en las esferas íntimas de los núcleos sociales primarios y en algunas disciplinas sociales desde su territorio específico.

El quehacer académico que propugna por un desarrollo integral del sujeto no puede quedar excluido de este reconocimiento. Y es pues, en la cotidianidad de la docencia universitaria donde estas teorizaciones se deben hacer evidentes. Las instituciones de formación superior no pueden seguir exaltando el papel profesionalizante de la educación; profesores y estudiantes están llamados a hacer de las aulas de clase un espacio para la construcción de relaciones humanas, reconociendo el afecto como emoción fundamental para el desarrollo individual, interpersonal y social.

CONCLUSIONES

El aula de clase es algo más que un espacio de intercambios cognitivos, es un espacio de construcción de actitudes y vivencias subjetivas gestadas tanto por los estudiantes como por los docentes y mediados por el afecto como componente fundamental del conocer, actuar y relacionarse.

Reconocer el afecto como una emoción fundamental en los actos de conocer, pensar, actuar y relacionarse se constituye en una aproximación al proceso de formación integral universitaria.

La reflexión sobre esta temática implica un paso en la comprensión de la cotidianidad universitaria y, por qué no, de nosotros mismos.

REFERENCIAS

1. Cháves A. Modernidad y afectividad. Revista Avepso 1995; 18: 49-53.

2. Maturana H. La democracia es una obra de arte. En Biología del amor. Bogotá; Cooperativa Editorial del Magisterio, 1995. P. 17.

LECTURAS RECOMENDADAS

Buscaglia L. Vivir, amar y aprender. México; Editorial Diana, 1985.

Escamey J, Ortega P, Saura P. Educar con la solidaridad. Programa pedagógico. Rev Esp Pedag 1997; XLV: 499-528.

Ortega P. La investigación en la formación de actitudes: problemas metodológicos y conceptuales. An Pedag 1986; 4: 187-201.

Restrepo LC. El derecho a la ternura. Bogotá; Arango Editores, 1994.

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