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Revista Colombia Médica
Universidad del Valle - Facultad de Salud
ISSN: 0120-8322 EISSN: 1657-9534
Vol. 33, Num. 2, 2002, pp. 81-89
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Revista Colombia Médica, Vol. 33, No. 2, 2002, pp. 81-89
Vigilancia de maltrato a la mujer:
diseño y aplicación de un procedimiento
María Cristina
Ortiz, M.D.,
M.S.P.
Investigadora de CISALVA. Directora médica de MANTRA (Centro
Médico de Terapias Holísticas y Desarrollo Humano con Enfoque de
Género), Cali.
Code Number: rc02015
RESUMEN
En el maltrato a la mujer, víctimas y
victimarios se transmiten mutuamente formatos de socialización
que repercuten en todos los ámbitos de su vida. Las
instituciones de salud pueden encontrar el maltrato conyugal
«escondido» producido en las mujeres y pueden contribuir,
tanto en las intervenciones institucionales de la
problemática, como en la orientación y fortalecimiento
de las consultantes que enfrentan maltrato. Este procedimiento se usa
con el propósito de vigilancia epidemiológica, para que
el personal de salud pueda evidenciar el maltrato conyugal a la mujer
cuando ella consulta por cualquier causa. Para probarlo se
entrevistaron 1,500 mujeres de nivel socioeconómico bajo y muy
bajo que consultaron a instituciones de salud del Estado. Entre los
hallazgos más relevantes se evidenció que en el
último mes estudiado, la mitad de las mujeres fueron tratadas
violentamente por sus compañeros; sin embargo, la
mayoría de ellas no se percibian como maltratadas. Otro
hallazgo importante fueron morbilidades que pueden sugerir maltrato.
Palabras clave: Maltrato conyugal.
Maltrato a la mujer. Morbilidades por maltrato a la mujer.
SUMMARY
The Health Ministry needed to establish a
mechanism of observation (observatory of violence against women) to
design and apply a procedure to evidence the mistreatment against
woman, perpetrated by her spouse, when they live together. This
procedure could be used for epidemiological surveillance purposes. It
should be simple, easy monitoring, economical, with possibility that
could be institutionalized, flexible and not demanding a complex
training for its application. A preliminary format was designed and
tested, and a test was adapted with the minimal variables to reach
the objective. In this way a research called Study of mistreatment
against women by their couple or companion in relations of
convivence, was developed in Cali in 1997. One of the purposes, was
to institutionalize a method to evidence the mistreatment, not only
sexual harassment and physical punishment, but psychological and
economical mistreatment, and the threat of abandon. In this way it is
possible to give some orientation for interventions. In this
descriptive study 1500 women of low economical class that are
consultants of health governmental institutions and actually live
together with their couples were interviewed. Among the most relevant
results, it was showed, that in the last month of this research
violence against women was 47%, and mostly they don't perceive their
selves as mistreated though their couples shout at them, threaten
them, force them to have sexual relations or hit them. This is one of
the reasons for not denouncing this fact to the justice. Another one
was the high statistical significance between perceived morbility and
the received mistreatment. In other words, this suggested some
morbilities that can indicate suggest mistreatment.
Key word: Marital mistreatment.
Evidence woman mistreatment. Suggested woman mistreatment
morbilities.
¿EN EL MALTRATO A LA MUJER, SE GESTA
UNA CULTURA DE VIOLENCIA?
La violencia es hoy el primer problema
político y social de Colombia y el principal problema de salud
pública, involucra a todos los grupos sociales y afecta todas
las dimensiones de la vida nacional, tanto, que se afirma que existe
en Colombia una «cultura de violencia» cuya cuna es la
violencia intrafamiliar. Afirmación hecha en el Foro Nacional
«El sector salud frente a la violencia en Colombia»,
Coordinado por MinSalud y la Corporación Salud y Desarrollo,
Bogotá, noviembre de 1997. La familia en Colombia tiene un
perfil amplio y se caracteriza como un conjunto de relaciones
mediadas por lazos consanguíneos, cuyas formas son
múltiples y cambiantes y es escenario cotidiano de afectos,
poder, pasiones, intereses y diferencia, es decir un campo de
conflictos. El conflicto es inherente a las relaciones humanas, pero
mientras que éste es inevitable, la violencia es evitable
porque es un medio que coexiste con otros para manejar el
conflicto1. Sin embargo, en las relaciones de pareja, entre otras
por ocurrir en espacios de lo doméstico, no se permite el
surgimiento del conflicto abierto.
Se caracteriza también, la violencia
conyugal, como una de las violencias de frecuente ocurrencia,
difícil de ver, de medir, de evidenciar, porque sucede
cotidianamente en el ámbito de lo privado y no llega a
reportarse en toda su magnitud en las instancias del sistema de
información como en comisarías de familia, medicina
legal, inspecciones de policía entre otras, debido a
subregistro, duplicidad de información y falta de ficha
única de registro. Por otro lado, un gran porcentaje de las
mujeres no denuncian el ultraje contra ellas. Según la
Encuesta Nacional de Demografía y Salud2 sólo
27% de las mujeres golpeadas denunciaron el atropello ante la
autoridad.
Cuando se afirma, sucede en el ámbito de
lo íntimo y lo privado, se está manifestando su
invisibilidad pública: víctima y victimario son
personas que se supone se aman o se amaban, entonces su
relación está atravesada por el ejercicio de la
sexualidad y el poder. De esta forma los conflictos no son
observables, no se presenta discusión abierta de los
desencuentros, el poder controlador no encuentra límites,
salvo los que le den su ética propia y en contadas ocasiones
el que imponga la reacción del otro o de la otra. Pero es
allí en la intimidad sexual, donde cotidianamente se es
violento o amoroso. En Medicina Legal en Bogotá en 1994 se
atendió un promedio diario de 93 casos de violencia
intrafamiliar, de los cuales 75% se relacionaron con problemas
conyugales y 13% con maltrato infantil. De cada 21 víctimas de
maltrato conyugal, 20 son mujeres. El maltrato del que es objeto la
mujer en Colombia es frecuente. Una de cada tres de las mujeres en
unión, fueron ultrajadas de palabra y una de cada cinco
refirieron haber sido maltratadas físicamente por su
cónyuge o compañero, razón que se aumenta en las
mujeres sin educación y con cuatro o más
hijos2. Las mujeres pobres, son muy vulnerables a la violencia
cotidiana y a las violencias en general por su sometimiento, por
encontrarse en condición de minusvalía
económica, académica, psicológica y
física y por su incapacidad de controlarla.
La violencia en la pareja frecuentemente
desemboca en violencia intrafamiliar. Esta propicia la
interiorización de patrones de comunicación e
interacción humana dañinos y dañadores,
condicionando así ciclos transgeneracionales de violencia.
Además, víctimas y victimarios se transmiten mutuamente
formatos de socialización que repercuten en sus vidas, dejando
huellas indelebles que a su vez transmitirán a sus respectivos
círculos familiares y de relaciones
interpersonales3. Una de cada cuatro
mujeres maltratadas, dice que sus hijos han presenciado episodios de
violencia en su hogar y casi todas están de acuerdo en que eso
les afecta en forma negativa. En 28% de los hogares encuestados ella
o su marido castigan a sus hijos, y más de la mitad los golpea
o los trata de forma cruel. Esta violencia reproduce la que ella
sufrió en su hogar de origen: los hijos que más son
golpeados, son hijos de mujeres que a su vez fueron golpeadas por sus
padres4.
PATRONES DE LEGITIMACIÓN CULTURAL DE
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
La violencia contra la mujer, sustentada en el
mito de la inferioridad del sexo femenino, ha formado parte de la
vida social y doméstica y de las relaciones entre hombres y
mujeres desde tiempo inmemorial, llegando a hacernos creer que este
modo de comportamiento es natural5. Frente a esto se
responde con una generalizada indiferencia, bajo la concepción
de que se trata de un problema individual que sólo compete a
los implicados y que su solución se encuentra en la esfera de
la intimidad, lo que conduce a la complicidad social y a la
inoperancia de los mecanismos de protección del Estado, en un
marco de impunidad. Hay también violencia contra la mujer
cuando hacia ella se ejerce un poder que interfiere en su capacidad
de decidir sobre qué se decide. «No tomar decisiones,
dejar de hacer algo, no objetar, también implica la presencia
del poder sobre ella. A esto se le denomina poder invisible,
significa que el poder puede ser de dominación
implícita o explícita. Así, coerción,
manipulación e información sesgada o falsa
también son espacios de poder sobre la mujer caracterizados
por no permitir el surgimiento del conflicto
abierto»6.
Muchos de los estudios que se han hecho acerca
del maltrato a la mujer, señalan tan sólo el maltrato
extremo -golpes o violación sexual. Aquel maltrato que no
tiene que ver con el golpe físico no se cuantifica; hay golpes
en el alma -en las emociones y en la estabilidad psíquica-
cuyas secuelas suelen ser catastróficas en el seno de la
familia, en las víctimas y en los victimarios. Estas
agresiones disminuyen sus facultades físicas y
psíquicas, su crecimiento humano integral y entre otras las
incapacita para tomar decisiones acertadas generando a la vez una
dinámica patológica o degradante en el
victimario7.
Es cierto que la conciliación familiar
no aparecerá en escena como el resultado milagroso de mostrar
la magnitud de la violencia conyugal, pero las instituciones de salud
al encontrarla pueden contribuir, tanto en las políticas
públicas al respecto y en intervenciones institucionales a la
problemática, como en la orientación y fortalecimiento
de las consultantes que enfrentan maltrato. De esta forma el Estado
colombiano empezará a saldar la deuda que tiene con sus
mujeres y con la sociedad en general, a través de
ellas.
Varias son las políticas nacionales y
sectoriales que respaldan los compromisos adquiridos por el gobierno
colombiano con las mujeres y con la sociedad a través de
ellas:
- El Plan Nacional de Desarrollo
1998-2002, «Cambio para construir la paz, reconstitución
del tejido social» en el tercer capítulo: Los compromisos
fundamentales de la sociedad, V punto: Familia y niñez (p.
259): las políticas y estrategias en promoción y
prevención, hablan de llevar a cabo estas estrategias mediante
diferentes mecanismo en los que la sociedad civil tiene un papel
preponderante y cuyo eje es el establecimiento educativo y el hogar
de bienestar (p. 266). c. Plan Nacional contra la violencia
intrafamiliar (p. 267). Con el lema «La paz empieza por
mí, la paz empieza en familia», se lanzó el
programa HAZ PAZ en Cali en abril 26 de 2000.
- Por medio de la Ley 51 de 1981, el Gobierno
colombiano se suscribió a «La convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer», aprobada en 1979 por la Asamblea General de
las Naciones Unidas y considerada la Declaración Internacional
de los Derechos de la Mujer.
- Consensos intergubernamentales sobre
temáticas de violencia intrafamiliar, violencia sexual y
violencia contra la mujeres, en:
A. Viena 1993: Declaración y
programa de acción de la conferencia internacional sobre
derechos humanos.
B. Naciones Unidas 20 de diciembre de 1993
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra
la mujer.
C. Naciones Unidas 1993 Convención
internacional de derechos del niño.
D. El Cairo 1994. Plan de acción de la
cuarta conferencia internacional sobre la población y el
desarrollo
E. Beijing 1995. Plataforma de acción de
la cuarta conferencia mundial sobre la mujer.
- La Constitución Política de
Colombia 1991. Está basada en el respeto y garantía de
los derechos humanos fundamentales, iguales e inalienables de las
personas, resaltando la libertad y la dignidad humana como inherentes
al ser humano.
- Ley 248 de 1995, que ratifica la
Convención de Belén Do Pará para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.
- Ley 294 de 1996. Por la cual se desarrolla
el Artículo 42 de la Constitución Política y se
dictan normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia
intrafamiliar.
- Ley 360 de 1997, referente a delitos contra
la libertad sexual y la dignidad humana.
Otros esfuerzos institucionales relevantes en
este tema:
- El sistema nacional contra el maltrato
infantil, la violencia intrafamiliar, el abuso sexual y la violencia
contra las mujeres.
- Política del Ministerio de
Educación:
- Plan nacional de educación sexual,
1993
- Educación para la vida y el amor, 1998
- Políticas del Ministerio de
Salud:
- Salud para las mujeres, mujeres para la
salud.
- Salud sexual y reproductiva.
- Vida, salud y paz.
VIGILANCIA DE MALTRATO A LA MUJER
En el Observatorio de Maltrato a la Mujer se
encontró que la violencia hacia la mujer era múltiple y
su caracterización muy compleja por lo cual se realizaron 10
bosquejos de propuestas de investigación e
intervención:
- Estudio del maltrato a la mujer
por su pareja o compañero en relaciones de convivencia.
- Estado del arte del conocimiento sobre
violencia sexual contra la mujer en Colombia.
- El problema del embarazo por
violación en Colombia.
- De la violación a la condena.
- Estudio sobre la violencia a la imagen y la
dignidad de la mujer en los medios de comunicación.
- Maltrato a trabajadoras del hogar.
- Estudio sobre violencia contra la mujer
ejercida por las instituciones de salud.
- Estudio sobre violencia a trabajadoras
sexuales.
- Estudio sobre maltrato al que son sometidas
las mujeres viejas.
- Evaluación de intervenciones en
protección de violencia a la mujer.
Sólo el primero se desarrolló, y
se realizó en Cali en 1997 el «Estudio del maltrato a la
mujer por su pareja o compañero en relaciones de
convivencia». El Ministerio de Salud requería establecer
un mecanismo de observación, que diseñara y aplicara un
procedimiento para dimensionar y caracterizar la violencia contra la
mujer en relaciones de convivencia y que pudiera utilizarse con fines
de vigilancia para orientar intervenciones. El mecanismo debía
ser sencillo, de fácil monitoreo, que se pudiera
institucionalizar, su montaje a un costo mínimo, flexible en
la aplicación y que no exigiera un entrenamiento complicado de
quienes lo aplicaran y analizaran.
METODOLOGÍA
Estudio de casos de 1,500 mujeres vecinas de
Cali, que consultaban a centros de salud del área de
influencia en los estratos socioeconómicos 0, 1 y 2 (estrato 0
pertenece a invasión) y que en el momento del estudio
convivían con sus compañeros. Inicialmente se
elaboró una ficha preliminar que se probó y así
se adaptó un formulario que contiene las variables
mínimas para conseguir el objetivo. La información
pertinente comprende:
Variables demográficas tanto de la mujer
como de su pareja o compañero. Se preguntó acerca del
lugar de nacimiento, nivel de estudios y si estos fueron completos o
no y acerca de haber tenido trabajo remunerado en el último
mes.
Características del escenario de la
convivencia. Se le interrogó acerca de la propiedad de la casa
en que viven, la cantidad de personas que conviven, número de
dormitorios, número de hijos de ella, de su compañero y
de ambos que viven con ellos. Se pidió información
acerca de la vinculación a algún grupo.
Percepción y reportaje de maltrato. La
percepción se toma como la primera respuesta a la pregunta
«Durante el último mes ¿recibió algún
tipo de maltrato por parte de su pareja o compañero?» y
en el reportaje de maltrato se le interroga específicamente
sobre maltrato recibido en el último mes: maltrato verbal y
psicológico y maltrato sexual y físico.
Morbilidad sentida. La información se
obtuvo directamente de las mujeres que consultan, recogida fuera del
hogar, por las condiciones de libre expresión verbal sin la
presencia de otros. Los datos sobre maltrato se preguntan «en el
último mes» para reducir el sesgo de memoria que es
habitual cuando de violencia cotidiana se trata. Se informan algunos
datos de morbilidad sentida, los cuales se analizan en cruces
bivariadas con la percepción y reportaje de maltrato,
aportando información valiosa para investigaciones futuras que
sirvan para construir indicadores de salud.
Cuando se cuantifica cualquier forma de
maltrato, el porcentaje es 47.6%. Con las formas de maltrato
identificado fue necesario construir una escala que permitiera
realizar un tipo de análisis discriminante. Se
construyó la siguiente escala de caracterización
utilizando el sistema de numeración binario para asignar un
puntaje a cada posible combinación de respuestas
múltiples que se pudieran presentar. De esta forma aunque se
sumara el valor dado a maltrato leve este no alcanzaría en
su valor asignado a maltrato grave y asimismo con maltrato
severo; de esta manera los cruces bivariados de maltrato severo con
las otras variables no tienen contaminación estadística
(Cuadro 1).
Cuadro 1
Escala de
caracterización del maltrato
Forma de maltrato
|
Ponderación
|
Acumulado
|
Caracterización
|
Gritó o insultó
|
20 = 1
|
1
|
Leve: (1-7)
|
Dejó de hablarle
|
21 = 2
|
3
|
-
|
Amenaza de abandono
|
22 = 4
|
7
|
-
|
Disminuir dinero
|
23 = 8
|
15
|
Grave: (8-31)
|
Amenaza de quitarle los hijos
|
24 = 16
|
31
|
-
|
Obligarla a tener relaciones sexuales
|
25 = 32
|
63
|
-
|
Golpearla
|
26 = 64
|
127
|
Severo: (32-127)
|
RESULTADOS
Sólo 25% de las mujeres trabajaron
«en el último mes» recibiendo algún pago,
mientras que 88% de sus parejas han tenido trabajo; 84% de las
mujeres de estos sectores no pertenecen a ningún grupo
religioso mientras que 12% sí pero se abstienen de hacerlo en
organizaciones de base que les permitiría,
hipotéticamente, contar con solidaridad comunitaria en caso de
enfrentar maltrato.
En el Cuadro 2 aparecen las preguntas que se
realizaron a las mujeres acerca del maltrato padecido en el mes
anterior. Las formas de maltrato más frecuentes corresponden a
maltrato verbal y psicológico y las menos frecuentes a
maltrato sexual y físico.
Cuadro 2
Formas de maltrato
padecido por las mujeres en el mes anterior del estudio
Formas de maltrato en el último mes
|
Sí
|
No
|
Sin dato
|
Total
|
n
|
%
|
n
|
%
|
n
|
%
|
n
|
%
|
¿La gritó o insultó, humilló o
ridiculizó?
|
438
|
29.2
|
1060
|
70.6
|
4
|
0.3
|
1502
|
100.0
|
¿Dejó de hablarle o de tenerla en cuenta?
|
367
|
24.4
|
1132
|
75.4
|
3
|
0.2
|
1502
|
100.0
|
¿La amenazó con que la iba a dejar?
|
295
|
19.6
|
1203
|
80.1
|
4
|
0.3
|
1502
|
100.0
|
¿Le disminuyó o quitó el aporte
económico?
|
145
|
9.7
|
1352
|
90.0
|
5
|
0.3
|
1502
|
100.0
|
¿La amenazó con quitarle los hijos?
|
157
|
10.5
|
1339
|
89.1
|
6
|
0.4
|
1502
|
100.0
|
¿La obligó a tener relaciones sexuales?
|
143
|
9.5
|
1353
|
90.1
|
6
|
0.4
|
1502
|
100.0
|
¿La golpeó?
|
159
|
10.6
|
1338
|
89.1
|
5
|
0.3
|
1502
|
100.0
|
Utilizando la escala de maltrato, llama la
atención la cifra elevada de 16.5% de mujeres maltratadas
severamente (Cuadro 3).
Cuadro 3
Mujeres maltratadas y
escala de maltrato
Escala de maltrato
|
n
|
%
|
|
|
|
Ninguno
|
785
|
52.9
|
Leve
|
318
|
21.4
|
Grave
|
136
|
9.2
|
Severo
|
244
|
16.5
|
Total
|
1483
|
100.0
|
El maltrato se presentó en todas las
edades y las estrategias de prevención deben enfocarse hacia
las mujeres de todas las edades. Tanto para la mujer como para su
pareja o compañero se sigue conservando la distribución
encontrada de población joven con la mayor ocurrencia de casos
entre los 15 y 44 años.
Cuando se cruza el nivel educativo con maltrato
y maltrato severo, se encuentra significativamente asociada una mayor
proporción de maltrato con menor nivel escolar alcanzado. Esto
tanto para las mujeres como para sus compañeros. Se puede
argumentar que la falta de escolaridad favorece significativamente el
maltrato y en especial el maltrato severo (Cuadro 4). En cuanto a
tenencia de vivienda y número de personas que viven en la
misma, se favorece el maltrato significativamente a medida que
aumentan las posibilidades de hacinamiento (Cuadro 5).
Cuadro 4
Maltrato según
nivel de estudios de la mujer y su compañero
Variable estudio
|
Maltrato
|
Maltrato severo
|
n
|
casos
|
%
|
casos
|
%
|
Nivel de estudios de ella
|
Ninguno
|
72
|
41
|
56.9
|
19
|
26.4
|
Algún año de bachillerato
|
768
|
338
|
44.0
|
102
|
13.3
|
Algún estudio superior o universitario
|
42
|
12
|
28.6
|
1
|
2.4
|
Nivel de estudios del compañero
|
Ninguno
|
73
|
41
|
56.2
|
16
|
21.9
|
Algún año de primaria
|
573
|
300
|
52.4
|
116
|
20.2
|
Algún año de bachillerato
|
762
|
339
|
44.5
|
105
|
13.8
|
Algún estudio superior o universitario
|
65
|
18
|
27.7
|
3
|
4.6
|
Mujer:c2 =176 gl =3 p=0.0005 Compañero: c2 =20.6
gl =3 p =0.0001
Cuadro 5
Maltrato y maltrato severo
según tenencia de la vivienda y número de
personas
Variables
|
Maltrato
|
Maltrato severo
|
n
|
casos
|
%
|
casos
|
%
|
Tenencia de la vivienda
|
Casa arrendada
|
500
|
221
|
44.2
|
67
|
13.4
|
De la mujer o familia de ella
|
303
|
141
|
46.5
|
48
|
16.0
|
De ambos
|
283
|
131
|
46.3
|
50
|
17.0
|
Del compañero o familia de él
|
220
|
105
|
47.7
|
40
|
18.0
|
Pieza o inquilinato
|
164
|
99
|
60.4
|
35
|
21.3
|
Número de personas en la vivienda
|
<4
|
518
|
228
|
44.0
|
74
|
14.3
|
5-9
|
822
|
391
|
47.6
|
140
|
17.0
|
10-14
|
119
|
65
|
54.6
|
18
|
15.1
|
>15
|
38
|
28
|
73.7
|
12
|
31.6
|
Uno de los aportes interesantes de la
investigación es haber encontrado en mujeres maltratadas mayor
frecuencia de sintomatología del tracto genitourinario. Este
hallazgo debe ser utilizado en forma cuidadosa, por la posibilidad de
incurrir en un sesgo de selección; sin embargo, llama la
atención la asociación tan fuerte presentada por estos
síntomas frente al maltrato, situación que lleva a
pensar que este tipo de patologías podría servir de
indicador para vigilar maltrato (Cuadro 6).
Cuadro 6
Morbilidad sentida y
maltrato
Variable
|
Maltrato
|
c2
|
gl
|
valor p
|
n
|
casos
|
%
|
Flujo vaginal
|
563
|
317
|
56.3
|
28.1
|
1
|
0.00000
|
Dolores pélvicos
|
582
|
348
|
59.8
|
57.6
|
1
|
0.00000
|
Ardor para orinar
|
249
|
137
|
55.0
|
6.6
|
1
|
0.00995
|
Trastornos del sueño
|
381
|
228
|
59.8
|
30.8
|
1
|
0.00000
|
Tristeza o lloradera
|
656
|
406
|
61.9
|
96.4
|
1
|
0.00000
|
Angustia, nerviosismo, sensación de ahogo
|
500
|
331
|
66.2
|
107.4
|
1
|
0.00000
|
Se averiguó también por aspectos
relacionados con programas de salud enfocados a la mujer y se
encontró que 20% de las que consultan nunca se han tomado una
citología vaginal y 28.6% necesitan tomarla pronto. Es decir,
casi la mitad de las entrevistadas requerían una
citología vaginal y estas cifras tan altas ponen en tela de
juicio, tanto la efectividad de las instituciones de salud en
cobertura de citologías, como el cuidado de sí mismas
por parte de las mujeres (Cuadro 7).
Cuadro 7
Toma de última
citología
Última citología
|
n
|
%
|
Un año o menos
|
756
|
51.0
|
Más de un año
|
424
|
28.6
|
Nunca
|
302
|
20.4
|
Total
|
1482
|
100.0
|
En el Cuadro 8 se presentan algunos de los
hallazgos importantes acerca de las mujeres maltratadas; severamente
maltratadas fueron 34.7% y algún tipo de maltrato 47%.
Además se muestra que la denuncia ocurre en 7.6% de las
mujeres que reciben algún maltrato y las denuncias no llegan a
16% cuando es severo el maltrato al que son sometidas.
Cuadro 8
Porcentaje de mujeres
maltratadas
Indicador
|
Casos/ total
|
Valor (%)
|
Mujeres maltratadas
|
694/1477
|
47.0
|
Mujeres maltratadas severamente
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241/694
|
34.7
|
Mujeres maltratadas que denuncian
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53/694
|
7.6
|
Mujeres maltratadas severamente que denuncian
|
37/241
|
15.4
|
La denuncia del hecho de maltrato depende de la
percepción cultural del acto como delito, la gravedad de la
lesión, la confianza en las instituciones para denunciarlo y
de la decisión de la víctima para hacerlo. Pero lo
encontrado pone en alerta todo el sistema de vigilancia: las mujeres
no denuncian ¿por qué no perciben ser objeto de maltrato?
Sólo 13% denuncian, aún cuando 47%
-prácticamente la mitad de ellas- ha recibido alguna forma de
maltrato.
El Cuadro 9 muestra un hallazgo relevante que
se evidenció: se tenía la hipótesis que las
mujeres perciben que las están maltratando cuando así
sucede, especialmente si la gravedad del maltrato es severo se
acercaría al 100%. Pues no, de 694 mujeres maltratadas
sólo 26.7% se perciben maltratadas, y lo más aberrante:
de 241 mujeres que son maltratadas severamente, sólo 53.9% son
conscientes de ese maltrato. Es decir, la mayoría de las
mujeres no se perciben maltratadas aunque su compañero las
grite, las amenace, las coaccione (26.7%), inclusive cuando las
obliga a tener relaciones sexuales o las golpee (53.9%).
Cuadro 9
Maltrato, escala de
maltrato y mujeres que perciben maltrato
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Percepción de maltrato
|
Denunció
|
|
N
|
n
|
%
|
n
|
%
|
Maltrato*
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Ninguno
|
783
|
6
|
0.8
|
-
|
-
|
Algún maltrato
|
694
|
185
|
26.7
|
53
|
7.6
|
Escala de maltrato
|
Ninguno
|
783
|
6
|
0.8
|
-
|
-
|
Leve
|
317
|
35
|
11.0
|
4
|
1.3
|
Grave
|
136
|
20
|
14.7
|
12
|
8.8
|
Severo
|
241
|
130
|
53.9
|
37
|
15.4
|
*c2 = 217.0 gl=1 p<0.001
Esto evidencia algo terrible; no se creen
merecedoras de amor, de afecto, piensan que es normal que se las
maltrate; su autoestima está por el suelo. Se debe pensar en
el círculo vicioso que representa para su prole los formatos
de socialización como estos. Es necesario conocer mejor el
porqué de esa no percepción del maltrato. Ese
fenómeno también es una de las razones por las cuales
no denuncian estos atropellos ante la justicia.
Se ha llegado a decir, en diferentes espacios,
que a las mujeres les gusta que les peguen pero, dependiendo de
circunstancias singulares «callarán» o no el
maltrato. El hecho de que tantas mujeres aguanten el maltrato en el
hogar se debe principalmente a su condición desigual en la
sociedad. Les impide reaccionar el estar atrapadas en un
círculo vicioso de dependencia económica, temor por la
vida de sus hijos y la propia, su sobrevivencia cotidiana, los
embarazos frecuentes, la vergüenza hacia sus vecinos y
parientes, el desconocimiento de sus derechos ante la ley, la falta
de confianza en sí mismas y las presiones
sociales7.
Y si a esto se agrega la socialización
en que fue criada, los patrones de comportamiento aprendidos en su
círculo familiar, la forma pasiva de reaccionar de su
progenitora y el miedo al otro; entonces el juicio que emiten algunos
acerca de esa pasividad frente al maltrato de que son objeto, se
queda como una pregunta más ¿Todo esto tendrá que
ver con las garantías sociales hacia ellas? No les llega la
inversión social en educación y cultura pero tampoco se
comprende la magnitud de su vulnerabilidad en el sector salud y en
otros sectores. El Fondo de Población de las Naciones Unidas
estima que la falta de educación e información
adecuadas, exenta de prejuicios, los déficit en la cobertura y
en la calidad de la atención en salud, incluidos los servicios
de planificación familiar lesiona la autodeterminación
sexual y reproductiva8.
Este dato, junto con los resultados anteriores,
permite evidenciar y corroborar que la violencia contra la mujer
está invisible e implícita en patrones culturales que
le hacen creer a la sociedad, inclusive a las mujeres mismas, que
este modo de comportamiento es natural. Por tanto, se impide tanto el
empoderamiento de la mujer y el mejoramiento de su autoestima como la
exigencia contundente de garantías sociales que le brinden
alguna oportunidad de desarrollar su potencial humano y así
ofrecer lo mejor de su género a la sociedad tan necesitada de
lo femenino y a su familia tan urgida de sabiduría
amorosa.
RECOMENDACIONES
El Gobierno colombiano se ha comprometido en
varias ocasiones a realizar acciones y apoyar intervenciones que
mejoren las posibilidades de desarrollo humano de las mujeres como a
fomentar medidas dirigidas a prevenir la violencia contra la mujer y
desarrollar programas de atención a las mujeres afectadas. De
igual forma, se recalcó la importancia de informar, comunicar
y educar a la comunidad (hombres y mujeres) en temas como la salud
sexual y reproductiva y los derechos humanos. Asimismo, el Consejo de
Seguridad Social en Salud se responsabilizó de promocionar la
convivencia pacífica y prevenir la violencia en general.
Ya es hora que se tomen cartas en el asunto de
una manera práctica. Y es el sector salud quien puede
protagonizar acciones contundentes ante la catástrofe que se
evidencia con este artículo. La aplicación del
formulario, que consta de una sola hoja con instrucciones al reverso,
permitirá que los/as funcionarios/as del sector salud, tomen
conciencia de la magnitud de la violencia hacia la mujer, de su
responsabilidad como representantes del Estado para contribuir a
mejorar la información que se tiene sobre esta
problemática, asimismo las instituciones de salud serán
líderes en intervenciones y en el fortalecimiento de sus
consultantes en enfrentar el maltrato, promocionar la convivencia
pacífica y la resolución de los conflictos de forma no
violenta.
Otros fines de la aplicación del
formulario son:
- Influir favorablemente en la
calidad de los servicios, en especial donde se atienden mujeres y a
la vez sensibilizar a funcionarios/as de las instituciones de salud
frente a la violencia contra la mujer al aplicar la encuesta.
- Estimular factores de
protección ante el maltrato como circunstancias
fortalecedoras de las mujeres en su vida en general, entre otros:
invitar a las mujeres a subir en su nivel educativo, a procurarse
independencia económica y tenencia de vivienda, fortalecer
sus lazos familiares y de pertenencia a algún grupo social o
de apoyo comunitario.
- Alertar al equipo interdisciplinario al
encontrar morbilidades trazadoras que pueden sugerir maltrato.
- Invitar a las instituciones de salud a
realizar actividades de promoción de la convivencia
pacífica desde los servicios.
- Evidenciar la necesidad de estructurar
una política mujer en los distintos niveles
gubernamentales.
Se sugiere a las secretarías de salud
aplicar el instrumento en fechas internacionales que marcan la
contundencia de riesgo de la salud de la mujer como son los
días 25 de noviembre, Día Internacional de la No
Violencia contra la Mujer y el 28 de mayo, Día Internacional
de Acción por la Salud de la Mujer. Asimismo, los
gineco-obstetras contribuirían decididamente en hallar riesgo
de morbi-mortalidad materna al aplicar el formulario rutinariamente
en la historia clínica obstétrica evidenciando el
maltrato como uno de los factores para ponerse alerta. Existe alta
incidencia de casos de violencia contra mujeres gestantes por parte
de sus parejas. Ellas son el blanco preferido presentando un riesgo
dos veces mayor de aborto espontáneo y cuatro veces mayor de
tener un niño/a de bajo peso al nacer9.
El formulario está contenido en una sola
página con el instructivo al reverso, de modo que el
funcionario/a de salud que lo aplique, no tiene necesidad de ser
entrenado/a exhaustivamente. Además, las instituciones de
salud tienen una dirección médica que lo hace
políticamente posible y una infraestructura que permite su
diligenciamiento. Además, en algunos centros de salud se puede
adelantar el proceso de sistematización de la
información de su área de influencia. La
aplicación del procedimiento permitirá facilidad de
agregación de información a diferentes niveles
político-administrativos, de barrio o vereda a comuna o
corregimiento y de ésta a municipio y departamento.
COMENTARIOS FINALES
Las instituciones de salud pueden encontrar
maltrato «escondido» y ser líderes en propiciar
asesorías a grupos de apoyo a mujeres; también pueden
canalizar a estas usuarias hacia instituciones encargadas de atender
a víctimas y victimarios, pueden difundir por los diferentes
medios de comunicación campañas masivas y apoyar
alternativas de intervención para la mujer violentada y/o en
condiciones de vulnerabilidad que realicen otras instituciones del
Estado y ONGs.
El maltrato a la mujer se origina en el
contexto individual y de relaciones sexuales pero se debe visualizar
como hecho social relacionado con las formas de poder que se
establecen en una comunidad. Por tanto, es uno de los temas
conflictivos que debe ser contemplado en las políticas
sociales. La violencia en la pareja, entre otras, es el resultado de
las desilusiones, tanto de hombres como de mujeres, que no han
conseguido satisfacer sus necesidades básicas tanto materiales
como espirituales. La depresión, la ansiedad, el mal genio, la
rabia, y otras pasiones tristes, reflejan en muchas ocasiones las
frustraciones de las personas y pueden ser síntomas de
descontento consigo mismas por las circunstancias que viven
cotidianamente y uno de las causales de expresión inadecuada
de la agresividad. Fundamentalmente en lo colectivo, en lo social,
hay que crear cultura de conciencia. Conciencia de convivencia
social, que permita la expresión de los conflictos de una
manera tranquila. Y cultura de convivencia pacífica que ayude
abolir la creencia de que la violencia contra la mujer es una
situación individual y aislada, para visualizarla como un
hecho social y relacionado con las formas de poder que se establecen
en una sociedad. Es el primer paso para encontrar soluciones que
permitan unas relaciones basadas en el respeto, la autonomía y
la dignidad de hombres y mujeres.
Los patrones que legitiman culturalmente la
violencia contra la mujer, en gran parte son conductas aprendidas que
surgen de una particular forma de concebir a los seres humanos y sus
relaciones; por tanto, es factible cambiar y disminuir su ocurrencia.
Esto siempre y cuando haya voluntad política que permita
ejercer acciones contundentes y estrategias experimentadas, con
respaldo presupuestal en los niveles nacional, departamental y
municipal.
Existe en Cali la Oficina Mujer y Género
de la Alcaldía Municipal. Sus recursos son pocos y su
secuencia es turbia en un futuro cercano, pues no se promulga, desde
la alcaldía y la gobernación, una equiparación
de oportunidades de la mujer en todos los sectores. En Colombia
existe un estamento en el ámbito nacional como es la
Dirección Nacional de Equidad, oficina adscrita a la
Presidencia de la República, con recursos exiguos que limitan
sus iniciativas. Esta oficina tiene un futuro incierto pues no existe
en el país una política de mujer que garantice su
continuidad.
Cuando en Colombia se piense en financiar
programas ante las violencias cotidianas y de género, es
necesario tener en cuenta que las políticas sectoriales deben
reconocer lo imprescindible que es construir una política
social que contemple una política mujer. Esta debe dar
lineamientos de un plan para la igualdad de oportunidades de las
mujeres, que tenga incidencia directa en planeación nacional,
departamental y municipal.
Un plan para la igualdad de oportunidades de
las mujeres, debe considerar sistemáticamente las diferencias
entre las condiciones, situaciones y necesidades respectivas de las
mujeres y de los hombres, en las fases de planificación,
ejecución y evaluación de todas las políticas
comunitarias. Además de tener estrategias claras para el
desarrollo democrático, desarrollo educativo y cultural,
desarrollo del bienestar social y desarrollo económico con un
enfoque de género10.
De otra manera las intervenciones que se pueden
sugerir se quedarán sin estructura política que las
conciba holísticamente y cuyas inversiones se puedan
entretejer y mutuamente nutrir11.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a quienes contribuyeron a que esta
investigación se llevara a cabo en sus distintas instancias:
Al Ministerio de Salud, a la Universidad del Valle, al Instituto de
Investigación y Desarrollo en Prevención de Violencia y
Promoción de la Convivencia Social (CISALVA), cuandofui la
investigadora principal del Grupo de Vigilancia de Maltrato a la
Mujer; al doctor Gustavo de Roux Asesor, a la Licenciada María
Cecilia Paz colaboradora, al doctor Rafael Espinosa
Epidemiólogo y al señor Edgar Muñoz
Estadístico.
REFERENCIAS
1. Maldonado MC. Conflicto, poder y violencia
en la familia. Cali: Universidad del Valle; 1995. p.65.
2. PROFAMILIA. Encuesta nacional de
demografía y salud 1995. Bogotá: PROFAMILIA;
1995.
4. Barreto J, Puyana Y. Sentí que se me
desprendía el alma. Bogotá: Editorial INDEPAZ;
1996.
5. Eisler R. El cáliz y la espada.
Santiago de Chile: Editorial Cuatro Vientos; 1987. Prefacio de
Humberto Maturana.
6. León M. Poder y empoderamiento de las
mujeres. Bogotá: Tercer Mundo Editores y el Fondo de
Documentación Mujer y Género y el Programa de Estudios
de Género, Mujer y Desarrollo de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de Colombia; 1997.
7. Córdoba J. Mecanismos de
protección de la mujer víctima de la violencia
intrafamiliar y sexual. Serie Femina Nº 1. Bogotá:
Defensoría del Pueblo; 1995.
8. Córdoba J. La mujer en la
jurisprudencia de la corte. Serie Femina Nº 3. Bogotá:
Defensoría del Pueblo; 1995.
9. Naciones Unidas. Campaña por los
derechos humanos de las mujeres. Carpeta producida por ISIS
Internacional, marzo 1998-noviembre 1999.
10. Fondo de Población de las Naciones
Unidas. Violencia contra la mujer: salud y derechos sexuales y
reproductivos en América Latina y el Caribe. Nueva York: Fondo
de Población de las Naciones Unidas; 1998.
11. Diario oficial de las Comunidades Europeas.
Cuarto programa de acción comunitaria a medio plazo para la
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres (1996-2000).
Andalucia: Comisión Europea; 1995.
12. Comisión de las Comunidades
Europeas. Integrar la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres en el conjunto de las políticas y acciones
comunitarias. Comisión de Bruselas; 1996.
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