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Revista Colombia Médica
Universidad del Valle - Facultad de Salud
ISSN: 0120-8322 EISSN: 1657-9534
Vol. 40, Num. 3, 2009, pp. 300-306
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Técnica de Rutkow y Robbins (tapón y parche) para la reparación de hernias inguinales
Revista Colombia Médica, Vol. 40, No. 3, 2009, pp. 300-306
Técnica de Rutkow y Robbins (tapón y parche)
para la reparación de hernias inguinales. Hospital Dr. Manuel Noriega
Trigo IVSS San
Francisco, Estado Zulia, Venezuela
Technique of Rutkow and Robbins (plug and patch) to the
reparation of inguinals
hernias
Ángel
S. Luque, MD1, José Ramón Urdaneta, MD2
Code Number: rc09043
RESUMEN
Objetivo: Caracterizar
la reparación de las hernias inguinales según la
técnica de Rutkow y Robbins (tapón y parche) con malla de
polipropileno.
Material y Métodos: Se realizó un
estudio descriptivo donde se evaluaron 102
pacientes de la Consulta de Cirugía General, del Hospital Dr. Manuel Noriega
Trigo, San Francisco, Venezuela con diagnóstico de hernia inguinal primaria,
en el lapso de enero 2002 a 30 de septiembre 2005. Se practicaron 124 hernioplastias
porque 11 pacientes
presentaban hernias bilaterales. Se valoró sexo, edad, tipo de hernia,
tiempo quirúrgico, dolor postoperatorio, período de estancia hospitalaria,
reincorporación al trabajo habitual y
complicaciones.
Resultados: Del total de pacientes, 91
(89.2%) eran del sexo masculino y 11 (10.8%) del femenino. El promedio de edad
fue 42.7±18.29, con un rango que
oscilaba entre 12 y 82 años, el grupo etario más frecuente fue
de 21 a 30 años (23.5%). En el sexo masculino
predominó la hernia inguinal indirecta con 47 casos de los cuales 25.5%
eran derechas y 20.6% izquierdas, en el sexo femenino
prevaleció la hernia directa con 4 casos (3.9%). El tiempo
quirúrgico tuvo un promedio de 32.18±6.42 minutos. El dolor postoperatorio
se informó como molestia (33.3%) o leve
(39.2%) en la mayoría de los casos, moderado en 8.8% y en
ningún caso se supo de dolor severo. La estancia hospitalaria
fue 23.41±3.8 horas, con cifras entre 3 y 40 horas; el reintegro al trabajo
promedió 21.56±6.5 días (entre 10 y 40). Las complicaciones
post-operatorias se presentaron en 6.9% de los
pacientes: infección de la herida, 1%; hematoma, 1%; seromas, 2%; 1% neuralgia
inguinal, 1%; y retención urinaria, 2%.
Conclusión: Técnica rápida
de ejecutar, poca morbilidad postoperatoria, corta estancia, pronto reintegro
laboral y escasas
complicaciones, por lo que demostró ser segura para la
reparación de las hernias inguinales.
Palabras
clave: Hernia; Reparación; Inguinal; Tapón y parche.
SUMMARY
Objective: To describe the repair process
of inguinal hernias according to the Rutkow and Robbins technique (plug and
patch) and polypropylene mesh.
Methods: A descriptive study was performed
on 102 patients attending to the Surgery Clinic at Hospital Dr. Manuel Noriega
Trigo, San Francisco, Venezuela. Patients had a diagnosis of primary inguinal
hernia during the period of January 2002 to September, 2005. 124 hernioplasties
were practiced, 11 patients received surgery for bilateral hernias. Variables
in this study included: sex, age, hernia type, surgical time, postoperation
pain, period of hospital staying, time for returning to daily activities, and
complications.
Results: Ninety one males (89.2%) and
eleven females (10.8%) were included in this study.
Average age was of 42.7±18.29 years (Range, 12-82) and the more frequent
age group lies between 21 to 30 years (23.5%). Inguinal indirect hernia was more
common on males (n=47, 25.5% right side. 20.6%
left side). The direct inguinal hernia was present on 4 females (3.9%).
The duration of the surgical procedure was 32.18±6.42 minutes. Postoperative
pain was reported as discomfort (33.3%), mild (39.2%), moderate (8.8%), and no
patients reported severe pain. Duration of hospital stay was 23.41±3.8
hours (Range, 3 to 40
hours), time for returning to daily activities was 21.56±6.5 days (Range,
10 to 40). The postoperative complications presented on 6.9% of the patients:
1% wound infection, 1% hematoma, 2% seromas, 1% inguinal neuralgia and 2% urinary
retention.
Conclusion: This is a quick technique
associated with little postoperative morbidity, short hospital stay, short
time for returning to daily activities and rare complications. This technique
proves
to be safe for the repair of
inguinal hernias.
Keyword: Hernia;
Repair inguinal; Plug and patch.
Las hernias de la región inguinal son casi tan viejas como la raza humana,
pues son una antigua fuente de incapacidad, morbilidad y mortalidad. El papiro
de Ebers (año 1552 A.C.) recomienda dieta
y presión aplicada exteriormente para tratar la hernia inguinal.
Según Ruffer (1921) el cuerpo momificado de Ramsés V (1157 A.C.)
mostraba un escroto agrandado en forma tan notable que pudo haber contenido una
hernia inguinal. Los antiguos judíos
conocían la existencia de las hernias tanto umbilicales como inguinales,
pues aparecen descritas en el Talmud, pero siempre se les dio tratamiento conservador.
Uno de los informes más antiguos
acerca del manejo quirúrgico de las hernias corresponde a Aulio Cornelio
Celso (primera mitad del primer siglo DC), quien describe la
quelotomía, apertura del saco herniario sin ligarlo1.
Pero sólo se intentaron técnicas de reparación hasta la
edad media, las cuales dieron resultados muy pobres, y apenas a finales del siglo
XIX se presentan informes de refinamientos de
técnicas quirúrgicas para reparar las hernias. Las bases que se
establecieron permitieron a Edoardo Bassini1,2 iniciar en 1887 la
era moderna del tratamiento quirúrgico de la hernia. Se lo considera como
el primer cirujano que traspuso el
cordón espermático en una operación de hernia inguinal,
incluyó la ligadura alta del saco y el refuerzo de la pared posterior
del conducto inguinal mediante sutura del tendón conjunto a la arcada
crural.
Casi 75% de las hernias se presentan en la región inguinal, las hernias
incisionales comprenden cerca de 10%, las umbilicales 3% y el resto alrededor
de 3%2. La hernia inguinal es más frecuente en varones, siendo
la relación varones a mujeres un poco mayor de 12:1. Asimismo, la incidencia
de hernias inguinales es de aproximadamente 15 por cada 1,000 habitantes; el
riesgo de presentar hernia inguinal durante la vida es 27% para los hombres y
3% para las
mujeres3.
La reparación de las hernias de la pared abdominal, de manera colectiva,
las hernias inguinales, crurales, umbilicales y
epigástricas representan el grupo más frecuente de operaciones
mayores efectuadas por los cirujanos generales. Los datos
estadísticos indican que en Estados Unidos se realizan alrededor de un
millón de estos procedimientos por año, con un valor promedio de
2,000 a 2,500 dólares, y un costo de 2,500
millones de dólares del presupuesto anual para la asistencia de
la salud4.
Durante 90 años (entre los decenios de 1890 y el de 1980), la
cirugía de las hernias inguinales ha consistido por completo en reparaciones
suturadas (ejemplo: Anderson, Bassini, Ferguson, Halsted, LaRoque, McVay/ligamento
de Cooper, Shouldice y otros). Estas
técnicas, basadas en la reparación de los tejidos,
tenían en común la desventaja de crear tensión en
la línea de sutura. Todas en general eran procedimientos
complejos, difíciles desde el punto de vista técnico, que
producían tensión tisular, un gran índice de complicaciones,
malestar y discapacidad en los pacientes,
rehabilitación prolongada y tasas de recidiva demasiado altas; 10% a 15%,
e incluso superiores en reparaciones de hernias recidivadas3.
Un progreso importante para disminuir la tensión tisular fue uso de una
redecilla de polipropileno conocida como Marlex 50 utilizada para reparar tanto
hernias inguinales como incisionales; sin embargo, estos autores usaron la malla
sólo con el propósito de reforzar las reparaciones previamente
suturadas. El siguiente paso
notable en la evolución de la reparación de las hernias,
lo constituyó el tapón cilíndrico enrollado, descrito por
Lichtenstein y Shore citados por Way & Dorethy2 en 1974 para
tratar las hernias inguinales, crurales y recurrentes, no para reforzar la
herniorrafia,
sino como la propia reparación; estos autores fueron los primeros en utilizar
en 1986 el término «hernioplastia sin tensión». En
1989, Lichtenstein
et al. citados por Way & Dorethy2,
presentaron un informe de 1000 pacientes consecutivos en
reparación primaria de hernia inguinal, con una
reparación libre de tensión y empleo de malla de polipropileno,
que se coloca directamente sobre el piso del conducto inguinal, y se sutura al
tendón conjunto y a la arcada crural.
Durante el período de vigilancia de uno a cinco años no observaron
recidivas, ni complicaciones importantes, y hubo
rápido retorno a las actividades totales2.
El siguiente paso en la evolución de las técnicas de taponamiento
con material protésico lo dio Gilbert5, con un fragmento
plano de malla de polipropileno que corta y pliega
para darle forma cónica como una sombrilla, diseca el saco herniario y
lo invierte a través del anillo interno e inserta el
tapón con el extremo más estrecho por delante en el anillo interno.
Acto seguido, sobre el piso del conducto inguinal coloca una segunda pieza de
malla que ajusta a la forma del conducto inguinal con un orificio en su mitad
proximal para permitir el paso del
cordón espermático, todo esto sin puntos de sutura, por lo que
a su variante técnica la llama «reparación
sin suturas». Se caracteriza por ser simple y de fácil
ejecución, la utiliza para tratar hernias inguinales indirectas
de tamaño pequeño a moderado, tanto primarias como
recurrentes5.
Hacia 1989, Rutkow y Robbins6 comenzaron a utilizar los tapones
de sombrilla, pero a diferencia de Gilbert, fijaban el cono con suturas alrededor
del orificio inguinal interno e igual utilizaban luego una cubierta de material
protésico sin suturas sobre el piso del conducto inguinal, adoptaron este
tipo de procedimiento para todas las variables de hernia inguinal, primarias
y recurrentes e incluso para las femorales. Posteriormente para 1993 estos autores
ayudaron al desarrollo por de la fabricación comercial de un
tapón preformado de malla de marlex. Desde enero de 1989 a octubre de
2003 han intervenido a 4404 pacientes, 89% con hernias primaria y 11% recurrentes,
con una tasa de recidiva inferior a 1% y
disminución notable de las complicaciones postoperatorias y
más rápido retorno al trabajo6.
A todas estas técnicas que utilizan material protésico para la
confección de un tapón con el objeto de ocluir el defecto herniario
y una cubierta del mismo material para cubrir el piso del conducto inguinal,
se les conoce en el ámbito
quirúrgico internacional con el anglicismo de «técnicas de
plug and patch», y en general han
revolucionado los conceptos clásicos sobre la reparación de las
hernias inguinales, pues son procedimientos más
sencillos, de fácil ejecución, con muy bajas tasas de recidivas
y escasas complicaciones.
Como consecuencia lógica de la colecistectomía
laparoscópica, apareció hacia la década de 1960 la herniorrafia
inguinal laparoscópica, que se puso en boga
rápidamente y se crearon muchas técnicas diversas para la
reparación. La herniorrafia laparoscópica parece producir menos
dolor postoperatorio (agudo y crónico), tener una
convalecencia más breve y retorno al trabajo con más prontitud
en comparación con las técnicas abiertas «sin tensión» y
con una tasa de recurrencia baja.
Sin embargo, requiere más tiempo para su ejecución, es
más difícil de aprender y es más cara. Actualmente, las
herniorrafias laparoscópicas constituyen 15% a 20% de las operaciones
de hernias en Estados Unidos y el mundo7.
A la luz actual de los conocimientos sobre el tratamiento de las hernias
inguinales, aún se realizan en el mundo 10% a 15% de
herniorrafias mediante técnicas con suturas para cerrar y reforzar el
defecto herniario6. Sin embargo, el resto de las reparaciones de
hernias inguinales se realiza gracias a técnicas
libre de tensión y es más frecuente el uso de
cirugía abierta que por la técnica laparoscópica.
Dentro de las complicaciones postoperatorias que se pueden presentar tanto
con las técnicas con reparación tisular como con
las técnicas libres de tensión, se pueden considerar: la orquitis
isquémica y la atrofia testicular, la
dis-eyaculación por lesión parcial del conducto deferente, seromas,
hematomas, retención aguda de orina,
laceración vesical, osteítis del pubis, neuralgia residual por
lesión de los nervios de la región inguinal
y por último la infección de la herida que puede presentarse en
forma aguda o meses o años más tarde. La
cirugía laparoscópica libre de tensión tiene
además las complicaciones inherentes a este tipo de acceso5.
La estandarización del tratamiento de las hernias inguinales en Venezuela
se ve dificultada por la carencia de estadísticas confiables acerca de
la verdadera incidencia de esta dolencia en la
población. Sin embargo, en el Hospital «Dr. Manuel Noriega
Trigo» según los datos suministrados por el Departamento de Historias
Médicas, esta entidad junto con el resto de las hernias de la pared antero-lateral
del abdomen constituyen la primera causa de consulta externa en el Servicio de
Cirugía General, seguida de la litiasis vesicular; es deseable entonces
contar con una
técnica quirúrgica, para el tratamiento de las hernias inguinales,
fácil de aprender y realizar, de bajo costo, poca o ninguna mortalidad
con escasa morbilidad; que devuelva lo más
rápido posible al paciente a su trabajo cotidiano.
Como la hernia inguinal es una de las enfermedades más frecuentes en la
consulta de los servicios de Cirugía General de los centros hospitalarios
del país, que causa pérdidas
económicas en lo que se refiere a suspensión laboral y el alto
costo que su tratamiento acarrea, se realizó una
investigación con el objeto de establecer la efectividad de la
técnica de hernioplastia inguinal de Rutkow y Robbins
(tapón y parche), en los pacientes intervenidos por esta dolencia en el
Hospital «Dr. Manuel Noriega Trigo» del Municipio San Francisco del
Estado Zulia, Venezuela, durante el
período comprendido entre enero 1 de 2002 y septiembre 30 de
2005.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo en el que se utilizó un universo
de 375 pacientes atendidos en la Consulta de Cirugía
General del Hospital «Dr. Manuel Noriega Trigo» con
diagnóstico de hernia inguinal, una muestra intencionada constituida por
102 pacientes, que se intervinieron
quirúrgicamente con la técnica libre de tensión de Rutkow
y Robbins (tapón y parche), durante el período comprendido entre
enero 1 de 2002 y septiembre 30 de 2005.
Los criterios considerados para la inclusión de estos pacientes fueron
estos: (a) edad mayor de 12 años, (b) de ambos sexos, (c) sin hernioplastias
previas y (d) autorización firmada para
entrar en el estudio.
A estos pacientes se les hicieron exámenes preoperatorios rutinarios,
se les practicaron radiografías de tórax y
valoración cardiovascular, asimismo en los clínicamente sospechosos
de enfermedad prostática, se les pidió valoración urológica
previa, para luego proceder a
reparar la hernia inguinal con la técnica de Rutkow y Robbins (TRR) que
a continuación se describe:
Se realiza una incisión de 4 a 6 centímetros en la piel sobre el
anillo inguinal interno, hacia la espina ilíaca antero superior. Se utiliza
electrocauterio para la hemostasia y la
disección. Se abre la aponeurosis del oblicuo mayor desde el anillo interno,
se trata de preservar los nervios abdomino-genital menor y genito-crural. Se
separa la aponeurosis del oblicuo mayor de la
aponeurosis subyacente del músculo transverso del abdomen
mediante disección roma. Se moviliza el cordón
espermático a nivel del tubérculo púbico y se coloca un
tubo de drenaje de caucho alrededor de las estructuras del
cordón. Se abre el cordón en dirección de las fibras cremasterianas.
En las hernias indirectas, el saco se diseca junto con cualquier lipoma pre-herniario
que pudiera existir, el saco no se abre y junto con el lipoma si existe se reducen
hacia
atrás, a través del anillo externo o profundo a la cavidad abdominal.
Se inserta un tapón de malla de polipropileno
de forma cónica, con su extremo más delgado primero a
través del anillo profundo y se mantiene en su lugar con varias sutura
de poligalactín 3-0. En las hernias directas el saco se libera en
su porción media para exponer la grasa pre-peritoneal, y crear un espacio
donde se puede colocar el
tapón de malla que se asegura con múltiples suturas interrumpidas
del material antes mencionado. En el caso de hernias en
pantalón se pueden usar tantos tapones protésicos como haga falta.
Todas las hernioplastias primarias directas e indirectas son reforzadas con una
segunda pieza de polipropileno (cubierta), este parche de recubrimiento se coloca
con técnica sin sutura en la superficie anterior de la pared posterior
del conducto inguinal desde
el tubérculo púbico hasta arriba del orificio inguinal profundo.
La porción lateral de este parche contiene una abertura para que pase
el cordón espermático, esta parte
hendida se sutura una vez más para dejar la abertura del
cordón, a la vez que funciona como pseudoanillo profundo. El
cordón espermático y sus anexos se colocan por delante de este
injerto de sobreposición. Se aproxima la aponeurosis del oblicuo mayor
sobre el cordón con sutura continua de
poligalactín 3-0, se cierra el tejido subcutáneo con material absorbible
y se sutura la piel con sutura continua de material
no absorbible6.
A fin de obtener los datos de interés para el estudio se
utilizó la técnica de la observación directa, y se
procedió a elaborar una ficha de trabajo o de
observación, cuyo contenido lo validaron tres expertos, quedando su confiabilidad
a criterio del investigador. Las variables
consideradas fueron las siguientes:
1. Tiempo
operatorio; medido en minutos desde la incisión hasta el cierre de
la piel.
2. Dolor postoperatorio: para su
evaluación se siguió una escala categorizada de uso exclusivo
para el instrumento diseñado.
3. Estancia hospitalaria: expresada
en horas de hospitalización.
4. Reintegro laboral: determinado en
días transcurridos hasta la reinserción al trabajo habitual.
5. Complicaciones posoperatorias.
Los datos obtenidos se analizaron por medio del cálculo de
estadísticas descriptivas y frecuenciales (medidas de frecuencia absoluta
y relativa, promedios, desviación estándar,
máximo y mínimo) y se representaron en tablas y barras de frecuencia.
Para el cálculo estadístico se utilizó el Programa Estadístico
para las Ciencias Sociales (SPSS
versión 12 para Windows).
RESULTADOS
Desde enero de 2003 al 30 de septiembre de 2006 se intervinieron 375 pacientes
con diagnóstico de hernia inguinal en sus diferentes
tipos así como primarias y recurrentes, en el Servicio de
Cirugía General del Hospital «Dr. Manuel Noriega
Trigo». Después de aplicar los criterios de
inclusión se eligieron durante ese mismo lapso 102 pacientes de la Consulta
de Cirugía General de dicha institución
pública, a quienes se les practicó hernioplastia inguinal
según la técnica de Rutkow y Robbins (tapón y parche), como
muestra de 27.2% del total de pacientes.
De los 102 pacientes intervenidos mediante la técnica objeto de
la evaluación, a 11 se les practicaron procedimientos bilaterales, por
lo que el número total de intervenciones
quirúrgicas realizadas fue 124, lo que equivale a 78.4% de procedimientos
unilaterales y 21.6% bilaterales.
Las características de los pacientes fueron: 102 en total, de los cuales
11 correspondieron al sexo femenino (10.8%) y 91 pacientes (89.2%) al masculino.
El promedio de edad fue 42.7± 18.2
años con un rango de edad mínimo de 12 años y
máximo de 82 el rango de edad más frecuente fue de 21 a 30
años lo que corresponde a 23.5%.
La hernia inguinal más común fue la variedad indirecta, con predominio
en el sexo masculino, 47 casos, de los cuales 25.5% estaban localizadas en el
lado derecho y 20.6% en el izquierdo. En el
sexo femenino fue más frecuente la variedad directa de
localización derecha con 4 pacientes, es decir 3.9% de los casos. La hernia
inguinal bilateral se vio en 20 pacientes (19.6%) y la
hernia inguinal en pantalón (coexistencia de hernia inguinal directa e
indirecta) unilateral en 10 pacientes, (9.8%), estas modalidades fueron de absoluto
predominio en el sexo masculino. La hernia menos frecuente fue la hernia inguinal
bilateral en
pantalón con apenas 2 casos, uno por cada sexo.
Al evaluar las variables estudiadas, se encontró que el tiempo operatorio
de las herniorrafias, tuvo un mínimo de 20 y un
máximo de 50 minutos con un promedio de 32.16.4 minutos, siendo el mayor
tiempo encontrado obviamente en las hernias en
pantalón. En cuanto al dolor postoperatorio, en 19 (18.6%) estuvo por
completo ausente, el mayor porcentaje de casos se mantuvo entre los rangos de
molestia (33.3%) y leve (39.2%) siendo moderado en apenas 9 (8.8%) enfermos;
ningún paciente tuvo dolor severo.
La estancia hospitalaria fue de 23.4±3.8 horas, con un
mínimo de 3 horas y un máximo de 36 horas, esta última correspondió a
un paciente con diagnóstico
de hernia inguinal en pantalón bilateral. En lo que se refiere al reintegro
laboral (desempeñar el trabajo habitual) fue de
21.5±6.5 días, con mínimo de 10 días y un
máximo de 40 días que correspondió a un paciente que tuvo
hematoma de la herida como complicación.
Las complicaciones se vieron en 6.9% de los pacientes intervenidos. Las complicaciones
fueron: infección de la herida operatoria, (1%) hematoma de la herida,
(1%) seroma de herida quirúrgica, (2%)
neuralgia inguinal (1%) y retención urinaria (2%). Las complicaciones
más frecuentes se observaron en la
reparación de hernias inguinales bilaterales.
Durante toda la investigación se mantuvo el seguimiento de los pacientes
intervenidos desde la fecha del estudio, sin haberse informado recidivas hasta
la actualidad.
DISCUSIÓN
Hace poco más de un siglo que Bassini, profesor de
clínica quirúrgica de la Universidad de Pavía
publicó en la literatura italiana su célebre
técnica para el tratamiento de las hernias inguinales que
efectuó por vez primera en 1884 y que consistía en la ligadura
alta del saco y reforzamiento de la pared posterior del conducto inguinal mediante
sutura del tendón conjunto al ligamento inguinal, y, en justicia, se le
debe considerar como el padre
de la cirugía moderna de la hernia inguinal3. Sus predecesores
habían obtenido muy pocos logros de relevancia si se comparan con los
conceptos clásicos greco-romanos. En los
años que siguieron a este insigne cirujano, muy pocas fueron las modificaciones
a su técnica básica y peor aún se
conocían con los epónimos de sus creadores (Halsted, McVay, Andrews,
Fergusson). En general todas estas técnicas
adolecían de una misma falla, pues se creaba tensión en
la línea de sutura, lo que facilitaba la recurrencia de la
hernia.
La pared posterior del conducto inguinal la constituyen la aponeurosis
del músculo transverso del abdomen y la fascia transversa, que se insertan
en el ligamento de Cooper; a esta región de la ingle no protegida por
músculo suprayacente la denominó Fruchaud en 1956 agujero miopectineo,
tiene la forma de una raqueta,
que abarca y divide el ligamento inguinal, está atravesado por
el cordón espermático y los vasos femorales. Todas las hernias
de la ingle se inician como sitios débiles de este orificio; por lo que
todos los esfuerzos en cuanto a técnicas de
reparación de hernias se centraron en la reparación de todo o parte
de este orificio, o mediante la sustitución de la fascia transversa deteriorada
por una prótesis8.
En 1958 se informó el uso de una tira delgada de malla de Marlex como
refuerzo adicional a las reparaciones ordinarias; sin embargo, corresponde a
Lichtenstein haber introducido el empleo de esta malla en
la reparación de todo tipo de hernias y fue el primero en utilizar la
palabra hernioplastia libre de tensión2,4,5.
En 1989 presentó un informe de 1,000 pacientes tratados mediante
su técnica de sobreposición de pantalla protética, con complicaciones
mínimas y nula tasa de recurrencia
después de una observación de 5 años. Logró disminuir
el dolor postoperatorio, minimizó la estancia
hospitalaria, y consiguió el retorno inmediato al trabajo y
además ahorro de dinero4,5.
La hernioplastia sin tensión ha evolucionado vertiginosamente durante
los últimos 20 años, en un principio se
sustituyó el tapón en «cigarrillo» de Lichtenstein
que consideró abultado y difícil de manejar por uno en forma de
cono o sombrilla que colocaba en el anillo profundo
pero sin hacer ningún tipo de sutura y lo usó en hernias indirectas
de pequeño y moderado tamaño6,8,9. Desde 1989 Rutkow4 comenzó a
utilizar el tapón en forma de sombrilla, pero
manteniéndolo en posición mediante la colocación de suturas
de modo que no pudiera desplegarse; además lo
utilizó para tratar hernias indirectas y directas así como hernias
recurrentes con muy buenos resultados, baja tasa de
recurrencia, disminución notable de complicaciones postoperatorias, mayor
bienestar para el paciente, retorno con prontitud a actividades cotidianas, aplicabilidad
universal y
constituye una de las técnicas de hernioplastia más sencilla de
comprender por el cirujano promedio y requiere de una curva
de aprendizaje mínima9.
Destaca en el estudio la mayor prevalencia de hernia inguinal en el hombre,
de los 102 casos estudiados, 89.2% correspondieron a este sexo y al femenino
10.8%
de acuerdo con los informes de Pikoulis et al.11,
quien estableció que la relación de frecuencia hombres a mujeres
es de 12:1, en concordancia con los datos de otros autores5,12.
La variedad de hernia inguinal más frecuente fue la indirecta con 51%
de los casos, lo que coincide con lo expresado por Zito et al.13-15.
Hubo el mayor número de casos en el lado derecho, con 28% de los pacientes,
cifra que corresponde con lo expresado por Bardavid, et al.10 Al
estudiar las variables analizadas en el estudio se aprecia que el
tiempo quirúrgico promedio fue 32.1±6.4 minutos, mucho menor que
de González y otras publicaciones5,13,16,17.
En cuanto al dolor postoperatorio, el estudio reveló que en 72.5% de los
casos no fue sino una molestia o dolor leve según la escala utilizada
para el estudio, como lo comunican varios trabajos14,17-19. En
lo que respecta a la estancia hospitalaria tuvo un promedio de
23.4±3.8 horas que coincide con las publicaciones de otros autores como
González, et al.5 y Pikoulis, et al.14 y menor
que lo expresado por Isemer, et al.17 de 2.0±1.35 días.
En las complicaciones postoperatorias se encontró que no las hubo en 93%
de los casos, es decir sólo se presentaron en 7% de los pacientes; la
retención urinaria fue 2%, la formación de seromas tuvo igual porcentaje,
las infecciones de la herida, la
neuralgia inguinal y la formación de hematomas apenas se presentaron en
1% de los pacientes. Estos resultados son bastante consistentes con los informes
de autores, como Pikoulis, et al.14,17
Los pacientes se reintegraron a su trabajo en un promedio de
21.5±6.5 días; fue corto en 10 y el reintegro más largo
tuvo 40 días y correspondió al paciente que
presentó como complicación hematoma de la herida, el promedio
de tiempo coincide bastante bien con los resultados de
Bringman, et al.16
Del análisis se puede concluir que la técnica sin tensión
de Rutkow & Robbins6 (tapón y parche) es efectiva para
tratar todo tipo de hernias inguinales en
sus distintas variedades. Es fácil de aprender y de
rápida ejecución, pues reduce sustancialmente el tiempo operatorio,
produce escaso dolor postoperatorio, presenta asimismo una muy baja tasa de complicaciones,
una reducida estancia hospitalaria y acorta en forma significativa el reintegro
laboral de los enfermos. Los resultados obtenidos por especialistas en hernias
con el uso de esta
técnica los pueden reproducir los cirujanos generales.
Se le puede criticar que resulta más costosa que las
técnicas clásicas de hernioplastia con suturas (con
tensión), porque requiere del uso de una malla de polipropileno; sin embargo,
este punto se compensa con creces pues hay menor morbilidad y se aminora la estancia
hospitalaria, lo que se traduce en
reducción de costos institucionales20. En otro orden de
ideas, al disminuir el tiempo de incapacidad laboral se reinserta al paciente
con
mayor rapidez a su actividad productiva.
Una de las limitaciones del presente estudio consiste en que a pese a mantener
el seguimiento de los pacientes intervenidos, no se ha llegado
al mínimo de 5 años de observación; asimismo el
número de sujetos sometidos a este tipo de intervenciones hubiese sido
mayor si se contara con suficiente cantidad de mallas de polipropileno para garantizar
la ejecución de la técnica
en la reparación de las hernias inguinales. En resumen, se puede concluir
que la técnica de tapón y parche resultó ser es un procedimiento
quirúrgico de rápida
ejecución, con poca morbilidad postoperatoria y escasas complicaciones;
asimismo permite una estancia intrahospitalaria corta y el pronto reintegro laboral,
por lo que es un método seguro para
el manejo de las hernias inguinales.
Conflicto de intereses. Los
autores declaran que no hay conflicto de intereses en el presente manuscrito.
REFERENCIAS
- Ardy JD. Cirugía. Buenos Aires: Editorial Médica
Panamericana; 1985. p. 1052-73.
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