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Revista Colombia Médica
Universidad del Valle - Facultad de Salud
ISSN: 0120-8322 EISSN: 1657-9534
Vol. 41, Num. 4, 2010, pp. 302-303
LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA EN LA UNIVERSIDAD DEL VALLE

Colombia Médica, Vol. 41, No. 4, October-December, 2010, pp. 302-303

EDITORIAL

LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA EN LA UNIVERSIDAD DEL VALLE

Rodrigo Guerrero, MD, DrPH, Pedro Rovetto, MD

Profesor Honorario, Universidad del Valle, Cali, Colombia, e-mail: guerrerr@yahoo.com
Profesor Titular y Jefe Departamento de Patología Escuela de Medicina, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, Colombia e-mail: rovettos@gmail.com

Code Number: rc10042

El primer intento formal de educación médica en el Valle del Cauca fue la Facultad de Medicina y Cirugía de Buga, que funcionó en el Colegio Académico entre 1866-1871. Graduó una sola clase de diez médicos en 1871. Su fundación fue contemporánea con las facultades de medicina de las Universidades de Antioquia y del Cauca, y se desconocen las razones de su pronta desaparición.

Las inquietudes de formación profesional de la región se mantuvieron gracias a la creación de la Sociedad de Medicina del Cauca en 1887, la cual dio origen al Boletín de Medicina del Cauca (1887-1910) en donde se publicaban los trabajos de Evaristo García y sus compañeros Daniel Quijano Wallis, Pedro Pablo Scarpetta, Agustín Escobar, Enrique Garcés, Adolfo Tenorio, Pablo García Aguilera, entre otros.

La necesidad de crear una escuela de medicina en Cali se ventilaba desde la década de 1940 en los círculos gremiales del Colegio Médico del Valle, aunque algunos pensaban que el clima cálido de Cali no era propicio para el desarrollo del intelecto porque este requería de los ambientes fríos como los del altiplano cundiboyacense. La historia se encargó de demostrar cuan equivocados estaban estos creyentes del determinismo geográfico.

La Misión Humphreys, solicitada por el Gobierno Nacional en 1948, hizo un desolador informe (1950) sobre la educación médica en Colombia en donde se sugería crear nuevas facultades de medicina, entre ellas una en el Valle del Cauca.

Guillermo Orozco, médico ansermeño asentado en Cali, con el apoyo del Colegio Médico del Valle, logró que el Gobernador, médico Antonio Lizarazo, expidiera el Decreto 641 de 1950, ordenando la creación de una facultad de medicina adscrita a la recién creada Universidad del Valle. Ésta había sido fundada en 1945 con el nombre de Universidad Industrial del Valle del Cauca, nombre cambiado en 1954 a Universidad del Valle cuando el Decano de Medicina, Dr. Velásquez, fue designado Secretario de Educación Departamental.

Con el apoyo de Carlos Arturo Cabal, entonces rector de la Universidad, en noviembre de 1950, el Gobernador nombró como Decano al médico caleño, Gabriel Velásquez Palau.

Las clases se iniciaron el 12 de octubre de 1951 con cincuenta estudiantes, en el antiguo convento de San Agustín ya convertido en Colegio de Santa Librada, situado en la carrera 4 con calle 13; las prácticas médicas se hacían en el Hospital de San Juan de Dios.

Entusiasmados por el sueño colectivo de lograr un cambio en la educación médica fueron llegando a Cali prestigiosos profesores de muchas latitudes como Jorge Araújo Grau, Luis María Borrero, Plutarco Naranjo, Pelayo Correa, Carlos Restrepo, Jorge Escobar Soto, Miguel Gracián, Jaime Korgi, Carlos León, Lupi Sergio Mendoza, Santiago Rengifo, Vicente Rojo y Carlos Sanmartín, entre otros. Este grupo de caleños adoptivos se unió a prestigiosos médicos locales, gran número de ellos entrenados en el exterior con el apoyo de las Fundaciones Kellog y Rockefeller hasta formar una masa crítica, una especie de ateneo de iluminados, que habría de cambiar el modelo educativo colombiano, latinoamericano e influir en el mundial.

La influencia de la Universidad del Valle se puede sintetizar en las varias contribuciones que se convirtieron en puntos de referencia. Para fines didácticos se presentan aislados, pero en la práctica estos logros estaban estrechamente ligados entre si.

  1. La propuesta educativa inicial estaba inspirada en las recomendaciones del Informe Flexner para la educación médica norteamericana: abandono de la educación eminentemente teórica, con gran énfasis en la anatomía y basado en la autoridad de las grandes figuras o jefes clínicos, para desarrollar otro basado en el énfasis en las ciencias básicas y el aprendizaje al lado del paciente y una relación más democrática entre profesor y alumno. Este aprendizaje cercano al paciente y al discípulo, exigía una cercanía del profesor con la facultad que en Hopkins desde 1914 se había reflejado en la docencia con «dedicación exclusiva». En la Universidad del Valle se adaptó este modelo como tiempo de dedicación exclusiva «geográfico»: el profesor era pagado por enseñar y al mismo tiempo ejercía su práctica privada en el sitio de enseñanza.
  2. Pero el modelo flexneriano clásico se vio pronto modificado, mejorado, podríamos decir, con la adición de la dimensión social. A los departamentos de ciencias básicas y las clínicas se les sumó el de medicina comunitaria, que pronto evolucionó al Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, años más tarde llamado de Medicina Social. La idea era que los estudiantes se familiarizaran con las enfermedades en el contexto social en el que se desarrollan para que pudieran entender mejor las enfermedades y el enfermo. A los fines docentes del departamento se sumó la necesidad de investigación y de asesoría a las entidades gubernamentales. Siloé, fue un primer barrio donde los estudiantes realizaban sus prácticas. Santiago Renjifo Salcedo, profesor de parasitología, fue alma y nervio de este novedoso enfoque, adoptado luego por el resto de facultades de medicina de Colombia, que hasta ese momento sólo podía mostrar tímidamente cátedras de higiene.
  3. El Servicio Social Obligatorio aprobado desde 1948, sólo vino a tener cabal cumplimiento cuando se convirtió en la Medicatura Rural Obligatoria. La respuesta de la Universidad del Valle, fue realizar un convenio con el gobierno departamental para que el Centro de Salud-Hospital del Municipio de Candelaria, pudiera ser habilitado para ejercer la Medicatura Rural y así ofrecer un espacio físico en el medio rural, donde los jóvenes profesionales pudieran cumplir los requisitos de Ley, actuando en grupo y con el apoyo de la Universidad.

Muy pronto Candelaria se convirtió en un polo de investigación para toda la Universidad del Valle. Se adelantó un novedoso programa de mejoramiento de vivienda, con la Facultad de Arquitectura. El Departamento de Nutrición, con Leonardo Sinisterra a la cabeza, estableció un Casita para la recuperación nutricional. Se comenzó un innovador programa de voluntarias de salud que hacían visitas domiciliarias para detectar madres embarazadas y niños desnutridos. Estas experiencias, difundidas por Gabriel Velázquez en la Organización Mundial de la Salud, se constituyeron en la base del Programa Mundial de Atención Primaria en Salud, aprobado años más tarde en la reunión de Alma Ata.

Hay un aspecto en la evolución de la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle que ha pasado desapercibido y al cual no se le ha dado la importancia que merece. Se trata de la reorganización de las diversas facultades, para crear la División de Salud, plasmada en el Acuerdo 04 de 1969 del Consejo Directivo, firmado por Alfonso Ocampo Londoño, Rector. Además de colocar las facultades de medicina, enfermería, laboratorio médico y fisioterapia bajo la autoridad académica de la División de Salud, se hicieron definiciones conceptuales que habrían de transformar de raíz el modelo educativo adelantado hasta el momento.

En el Numeral 5, del Artículo 3 del mencionado Acuerdo se define como objetivo de la nueva división el formar el personal profesional y para profesional requerido… para el sistema de salud. Personal en nivel, número y calidad suficiente para abocar la morbimortalidad del área sur-occidental colombiana. No era suficiente el formar los mejores profesionales como hasta el momento se había venido tratando de hacer, sino que se debía formar todos los recursos humanos necesarios y suficientes para ayudar a mejorar las condiciones de salud, en especial del suroccidente colombiano.

El Numeral 2, del mismo Artículo 3, ordenaba diseñar, experimentar y promover formas para mejorar la productividad del sistema de salud colombiano. La Universidad tenía que investigar la realidad de su entorno y las formas para mejorar los sistemas y factores que afectaban la atención de salud. De ahí surgieron el revolucionario Sistema de Cirugía Simplificada, que dirigió Adolfo Vélez Gil; el conocido Centro Universitario de Investigaciones en Población (CUIP) dirigido por Ramiro Delgado; el programa de Investigación en Modelos Operacionales de Salud (PRIMOPS); el Centro de Investigación en Modelos de Desarrollo Rural (CIMDER). El Departamento de Estomatología, con Gustavo Ulloa y Fernando Barreto, comenzó a entrenar Auxiliares de Odontología (siguiendo un modelo muy exitoso desarrollado en Nueva Zelanda).

Como corolario de las anteriores consideraciones se desprendió que la Universidad debería estar siempre dispuesta a colaborar con las administraciones municipales y departamentales y facilitar que sus profesores pudieran ejercer cargos públicos.

Este cambio paradigmático en el modelo educativo, ubicó a la Universidad frente a su realidad y la conminó a cumplir sus altos propósitos de formación académica al tiempo que ayudaba a solucionar sus problemas de salud.

La proyección de todas estas innovaciones del nuevo paradigma educativo de la Universidad del Valle había comenzado con el Primer Congreso de Educación Médica realizado en Cali en 1955, al cual asistieron representantes de todas las facultades existentes en el país y luego con la creación de la Asociación de Facultades de Medicina en 1959, impulsada por Gabriel Velázquez y José Félix Patiño. Luego a través de la Federación Pan Americana de Facultades de Medicina las innovaciones se proyectaron a todo el continente.

Hemos querido hacer memoria narrativa de estos acontecimientos en este año cuando celebramos 60 años de la fundación de nuestra Facultad. Y resumiendo, se puede decir que la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle no fue tanto la «gardenia en el pantano» como alguna vez la definió de manera un tanto pesimista Santiago Renjifo, sino la flor que transformó en lago el pantano, y la piedra que cayendo en ese quieto lago de la educación médica Colombia, produjo importantes ondas concéntricas que aún hoy se sienten.

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