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Zootecnia Tropical, Vol. 20, No. 4, 2002, pp. 483-492 NOTA TÉCNICA Uso
de un dispositivo intravaginal para el control del estro en yeguas Use of an intravaginal device for the control of estrus in mares Oscar
R. Wilde, Adolfo C. de la Vega[1]
y María L. Cruz [1]
Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Agronomía y Zootecnia, Code Number: zt02031 SUMMARY An intravaginal device for bovine use (PRID), containing progesterone of slow releasing, was evaluated in eleven Peruvian mares for oestrus synchronization. The device was installed just as presented commercially for bovine use and stayed in situ for twelve days, then it was retired without much difficulties. Manifestations of heat were observed 24 h after withdraw the PRID, with the highest incidence (50%) at 74 h. Nine mares that showed a totally normal heat were inseminated, resulted pregnant. One mare was anestric and was served for natural way, another showed an excessively long heat not being able to be inseminated. The PRID was a useful device for the synchronization of the heat in mares. Key words: PRID, synchronization, oestrous, mare. RESUMEN Un
dispositivo intravaginal de uso bovino (PRID) conteniendo progesterona
de lenta liberación, fue evaluado en once yeguas de la raza Peruano de
Paso con el fin de sincronizar sus celos. El dispositivo fue instalado
tal como es presentado comercialmente para bovinos y se mantuvo in
situ por un lapso de doce días, al cabo de los cuales fue retirado
sin mayores complicaciones. Manifestaciones de celo fueron observadas a
las 24 h después del retiro del PRID, con su más alta incidencia (50%)
a las 74 h. Nueve yeguas que mostraron un celo completamente normal
fueron inseminadas quedando preñadas. Una yegua resultó anéstrica
siendo luego servida por monta natural y otra mostró un celo
excesivamente largo no pudiendo ser inseminada. El PRID resultó un
dispositivo útil para la sincronización del celo en yeguas. Palabras clave:
PRID, sincronización, estro, yegua. INTRODUCCIÓN En
el noroeste argentino las yeguas comienzan la estación reproductiva en
el mes de agosto con celos muy irregulares, los que se normalizan hacia
mediados de septiembre. En noviembre, como la mayoría de las yeguas de
otras razas, las hembras de la raza Peruano de Paso se encuentran
francamente cíclicas y es el momento del año donde se acentúa la
demanda de servicios y el traslado de reproductores con el incremento de
riesgos y costos. El
control del ciclo estral es una herramienta valiosa que ha permitido en
la vaca la programación de la inseminación artificial a tiempos
prefijados. En equinos, se usa comúnmente en forma individual, al
inducir el celo con prostaglandinas para dar servicio con monta natural.
Sin embargo, el uso cada vez mas frecuente de la inseminación
artificial en esta especie hace necesario recurrir al control farmacológico
grupal del ciclo sexual. Así, cuando se usa semen refrigerado, cuya
capacidad fecundante se limita a unos dos o tres días, es altamente
deseable disponer de un lote de hembras con celo programado y coordinado
con el arribo del semen, con el objeto de disminuir trabajo, tiempo y
costos. En caso de usar semen congelado, el control del ciclo y la
ovulación es crítico, ya que la inseminación debe practicarse pocas
horas antes de la ocurrencia de la ovulación (Samper, 2000), debido a
que el semen crio-preservado dura unas 6 a 12 h en el tracto genital de
la hembra. Las
nuevas estrategias de control farmacológico del ciclo sexual tienden a
controlar la ovulación, sin prestar mucha atención al inicio del
estro, para depositar el semen en el tracto genital de la hembra lo más
cercano posible al momento de la liberación del ovocito, buscando que
la misma ocurra en el conjunto de hembras tratadas con una escasa
diferencia horaria. En la práctica es difícil que esto suceda debido a
que no todas las hembras se encuentran en el mismo estado fisiológico
del ciclo al iniciar el tratamiento. Los
agentes farmacológicos que se usan actualmente para controlar el ciclo
estral en la yegua son los mismos que se utilizan en el bovino, cuyos
protocolos algunas veces son aplicados de la misma forma, sin considerar
las diferencias de especie. Desde la década de 1970 se ha generalizado
el uso de un potente agente luteolítico (prostaglandina, PG) por su
simpleza en la administración (Loy et al., 1979). A
diferencia de la hembra bovina, la yegua presenta una fase lúteal corta
y generalmente con una sola onda folicular, por lo que los programas
basados en el acortamiento del ciclo con prostaglandinas suelen tener un
alto índice de fracasos. La razón principal de estas fallas está
vinculada al tamaño del folículo ovulatorio al momento de la aplicación
de la dosis luteolítica de PG (Bergfelt, 2000). Si el folículo es de
tamaño preovulatorio, puede sufrir atresia u ovular sin manifestación
de celo, lo cual puede demorar la presentación del estro por varios días.
En cambio, si hay un folículo en desarrollo, el estro puede ocurrir tan
pronto como tres días. Esto representa una dispersión significativa
con el inconveniente que la ovulación puede ocurrir inmediatamente
después del tratamiento o demorarse casi dos semanas. Otra
forma de controlar el estro es mediante la administración de agentes
progestacionales (progesterona y progestágenos sintéticos), los cuales
se usan desde hace tiempo, mediante varias vías de aplicación: oral
(Lofstedt y Patel, 1989), intramuscular (Loy et al., 1981),
subcutánea (Ball et al., 1992), esponjas y dispositivos
intravaginales (Loy y Swann, 1966; Arberter et al., 1994). La
estrategia del uso de progestágenos consiste en alargar artificialmente
la fase lútea por un lapso superior a la duración de un cuerpo lúteo
normal. El bloqueo del eje hipotálamo-hipofisiario ejercido por el
progestágeno exógeno inhibe la liberación de hormona luteinizante
(LH) durante el tratamiento e impide la manifestación del
comportamiento estral. Con la terminación brusca del tratamiento se
produce un efecto similar a la luteólisis, por lo que la mayoría de
las hembras entran en celo generalmente en el tercer día postratamiento
(Van Nieker et al., 1973; Squires et al., 1979; Webel y
Squires, 1982). Sin embargo, el tratamiento solo con progestágenos no
inhibe la liberación de hormona folículo estimulante (FSH) (Evans e
Irving, 1975) desde la adenohipófisis, razón por la cual continúa el
desarrollo folicular. Una
de las aplicaciones mas exitosas en programas de control del ciclo
estral en las vacas lo constituye un dispositivo intravaginal de lenta
liberación de progesterona denominado PRID (del ingles: Progesterone
Releasing Intravaginal Device) (Mauer et al., 1975). Éste, a
diferencia de las esponjas vaginales, tiene una mejor retención y su pérdida
es muy eventual. Se usa combinado con estrógenos, produciendo un
control del estro con manifestaciones de celos entre el 3er y
el 7mo día, luego de quitar el dispositivo. El
PRID ha sido utilizado en yeguas (Rutten et al., 1986) y en el
caso que las hembras se encuentren en celo, éste es suprimido dentro de
los 2 a 3 días de su colocación, para retornar generalmente entre el
tercero y séptimo día luego de retirarse el espiral. Las
altas concentraciones iniciales de progesterona (4-5 ng/ml) y estrógeno
(2,5-3 pg/ml) que se absorben a través de la mucosa vaginal, tienen
efectos inhibitorios sobre la liberación de LH y FSH, respectivamente,
cuyo efecto práctico es prevenir la emergencia de un folículo
dominante en la onda folicular presente (Deletang, 2000). Como la alta
concentración de estradiol de origen exógeno decae rápidamente, un
folículo dominante puede desarrollarse durante el tratamiento, pero no
llega a ovular por los niveles insuficientes de LH debido al bloqueo por
progesterona. El
objetivo del presente trabajo fue evaluar un dispositivo intravaginal
conteniendo progesterona de lenta liberación como sincronizador del
celo en yeguas de la raza Peruano de Paso. MATERIALES
Y MÉTODOS El
estudio fue conducido en 11 yeguas de la raza Peruano de Paso con una
edad de 7 a 12 años, mantenidas en praderas de alfalfa (Medicago
sativa) y pasto elefante (Penisetum purpureum). Todas las
yeguas, excepto una, ciclaban normalmente al momento de iniciarse el
ensayo. Para
sincronizar el celo de estas once yeguas, se implantó un dispositivo
comercial intravaginal de tipo PRID, consistente en una espiral de acero
inoxidable recubierta con un elastómero de silicona, que sirve de
soporte a 1,55 g de progesterona, la cual es uniformemente distribuida
en toda su superficie y liberada lentamente a una tasa predeterminada.
El dispositivo tiene adherido en su cara interna una cápsula de
gelatina con 10 mg de benzoato de estradiol de rápida liberación. Un
cordel fijo a la placa metálica permite su retiro al finalizar el
tratamiento. Las
yeguas fueron higienizadas en su región ano-genital con agua y jabón y
secadas con papel toalla antes de colocar el PRID. El dispositivo se
dispuso en posición craneal dentro de la vagina con ayuda de un
aplicador, sin alterar su diámetro de fábrica, y se mantuvo durante 12
días siguiendo el protocolo recomendado por el fabricante. Las yeguas
fueron revisadas varias veces al día para ver si mantenían el
dispositivo, lo cual era detectado por el cordel de extracción
suspendido de la vulva. Durante
el tratamiento, las hembras fueron receladas para detectar la presencia
de eventuales celos. El día 12, se retiraron los dispositivos, tirando
del cordel. Las yeguas que presentaron celos después del tratamiento,
fueron inseminadas con semen refrigerado. El semen fue obtenido vía
vagina artificial de un padrillo de la raza y diluido con un diluyente
comercial, para finalmente refrigerarlo a 5°C hasta su uso. La
inseminación se realizó con 20 ml de este semen diluido, conteniendo
aproximadamente 250 x 106 espermatozoides motiles. Previo a
la inseminación, se inspeccionaron los ovarios por palpación rectal
para registrar su tamaño y detectar la presencia de folículos
ovulatorios. Transcurridos 14 d después de la inseminación, las
hembras fueron palpadas trasrectalmente con una sonda ecográfica para
determinar la presencia de un embrión. El diagnostico fue confirmado a
los 60 días por palpación rectal. RESULTADOS
Y DISCUSIÓN Ninguna
de las yeguas tratadas evidenció signos de celo durante el tratamiento
y todas entraron en calor luego de retirado el PRID, con excepción de
una que registraba un largo historial de anestro (3 años). De las 10
yeguas que entraron en celo (Figura 1), una (10%) lo hizo a las 24 h
después de haberse retirado el PRID, dos (20%) a las 48 y cinco a las
72 h. Las otras dos restantes lo hicieron en los días 5 y 6 posteriores
al tratamiento. Los celos, todos, fueron considerados normales en cuanto
a intensidad y duración, con la excepción de una yegua, la cual
extendió su celo por 15 días. El retiro del espiral no resultó dificultoso. No se observaron
adherencias, pero si una secreción vaginal de tipo muco-purulenta, la
cual fue abundante y lechosa en una de las yeguas. En todos los casos la
vaginitis desapareció a los pocos días de retirado el espiral. Al
momento de la inseminación la mucosa vaginal presentó una apariencia
normal. En general no se observaron reacciones de rechazo del espiral. De
las 11 yeguas tratadas (Cuadro 1), 9 quedaron preñadas por inseminación
con el semen refrigerado y una que no manifestó un claro celo, fue
servida por monta natural, 24 h después que le fuera detectado un folículo
de gran tamaño (<35 mm) en uno de sus ovarios y que se le
suministrara por vía endovenosa 2500 UI de HCG (gonadotropina coriónica
humana) en el sexto día postratamiento. La yegua de celo extendido no
se preño. La
posibilidad de influir sobre la actividad ovárica de un grupo de
hembras para que entren en celo al mismo tiempo ha facilitado el uso de
prácticas reproductivas, como la inseminación artificial y la
transferencia embrionaria en bovinos.
La administración de adecuadas cantidades farmacológicas de progestágenos, independientemente de la vía de suministro utilizada, extiende de forma artificial la fase progestacional de las hembras mamíferas durante el tratamiento, esperándose que una fase folicular o estro grupal se genere espontáneamente luego del tratamiento (Arberter et al., 1994; Ball et al., 1992; Lofstedt y Patel, 1989; Loy et al., 1981; Loy y Swann, 1966). La
documentación sobre el uso del PRID en yeguas es escasa y en general se
ha preferido la administración de prostaglandinas o sus análogos sintéticos
por su rápido efecto luteolítico (Loy et al., 1979). En esta
experiencia, la fertilidad del estro de las yeguas sincronizadas con
PRID fue alta, ya que 9 de 10 (90%) yeguas quedaron preñadas con semen
refrigerado y una quedó con servicio natural. Esta última fue una
hembra que no presentó celo y entró al programa con un antecedente de
anestro de tres años. Aunque el número de animales utilizado en esta
experiencia es reducido, la tasa de preñez lograda se considera
ampliamente satisfactoria y coincidente con los resultados obtenidos por
otros autores (Van Niekerk et al., 1973) y sugiere que el
tratamiento no interfiere con la fertilidad. En
el presente trabajo, la supresión del estro en las yeguas controladas
con este método fue altamente eficiente, ya que ninguna de ellas entró
en celo durante los 12 días que el dispositivo permaneció en vagina.
Por esto, se asume que la progesterona liberada desde el PRID fue
adecuadamente absorbida a los niveles necesarios para bloquear la
conducta estral. Una vez que se retiró el dispositivo, las yeguas
entraron en celo mayormente a los tres días siguientes y todas dentro
de un rango de 21 a 144 h. La dispersión observada alrededor del valor
modal, se asemeja a los encontrados en otros estudios (Van Nieker et
al., 1973; Squires et al.,
1979; Webel y Squires, 1982). Esta dispersión puede ser atribuida a que
si bien la progesterona liberada desde el PRID controla adecuadamente la
presentación del estro, no tiene ninguna acción sobre la FSH, razón
por la cual puede haber al momento de retirar el dispositivo, un folículo
bien desarrollado a punto de ovular, el cual puede sufrir atresia o bien
ovular inmediatamente incluso sin presentar síntomas de celo (Bergfelt,
2000). En otros casos el folículo presente al final del tratamiento
puede tener un escaso desarrollo y por lo tanto el estro presentarse mas
retrasado (Squires et al., 1979; Webel, 1975), atendiendo a que el folículo crece de 2 a
3 mm por día. Esto hace, que si bien el celo es controlado por el PRID,
la sincronización de la ovulación pueda presentar variaciones
considerables. Teniendo
en cuenta la fertilidad lograda y que se utilizó semen refrigerado
sobre el 4º y 5º día de celo, esto no parece representar un
inconveniente cuando el objetivo es sólo preñar las yeguas. Sin
embargo, el protocolo de 12 días utilizado en esta experiencia podría
no ser adecuado cuando se sincronizan yeguas para transferencia
embrionaria, donde tiene que haber una estrecha sincronía entre donante
y receptora. Debe tenerse presente que el PRID libera estradiol al
inicio del tratamiento que es absorbido por la mucosa vaginal,
produciendo atresia en un posible folículo dominante o frenando el
desarrollo de una onda folicular emergente, pero su efecto desaparece en
los primeros días (Deletang, 2000). En
las yeguas, el PRID es de fácil implantación intravaginal con el uso
del aplicador. Al liberar el espiral, éste se expande y es bien
retenido en las hembras que presentan un tracto anatómicamente normal.
Esto representa una ventaja respecto a tratamientos similares con
esponjas vaginales, que son perdidas con mucha facilidad. En esta
investigación, como ninguna de las yeguas expulsó el espiral, no fue
necesario aumentar el diámetro que éste trae de fábrica. La
presencia del espiral al actuar como un cuerpo extraño causó una
moderada irritación, lo que generó una hipersecreción vaginal
muco-purulenta de escasa significación y de carácter benigno, la cual
desapareció aproximadamente a las 48 h. Cabe señalar que este tipo de
secreción también se presenta en tratamientos a base de esponjas
vaginales (Palmer, 1979). Esta secreción puede ser evitada por
administración vaginal de cloxaciclina benzatina al momento del inicio
del tratamiento. Sin embargo, esta irritación cede espontáneamente
luego de retirado el dispositivo, por lo que no se ve una clara ventaja
en el uso de antibióticos para controlarla. CONCLUSIONES Estos
resultados permiten concluir que el uso de dispositivos intravaginales
conteniendo progesterona de lenta liberación es una alternativa válida
para el control del celo con fines de inseminación artificial en
yeguas. AGRADECIMIENTO Este
trabajo fue parcialmente subsidiado por el Consejo de Investigaciones de
la Universidad Nacional de Tucumán. BIBLIOGRAFÍA
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