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Revista Colombia Médica
Universidad del Valle - Facultad de Salud
ISSN: 0120-8322 EISSN: 1657-9534
Vol. 36, Num. 4, 2005, pp. 292-293
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Revista Colombia Médica, Vol. 36, No. 4, Oct-Dec, 2005, pp. 292-293
Prevalencia de trastornos mentales en pacientes
medicoquirúrgicos: ¿Son válidos los
resultados?
Adalberto Campo, M.D.
Profesor Asociado,
Línea de Salud Mental, Facultad de Medicina ,
Universidad Autónoma
de Bucaramanga
Code Number: rc05068
Es alta la prevalencia de trastornos mentales entre los pacientes hospitalizados
en hospitales generales por
enfermedades medicoquirúrgicas. Por ejemplo, Mogollón et al. (1)
encontraron que 38% de los pacientes mayores de 50
años atendidos en un servicio de medicina interna de un hospital de Bucaramanga
(Colombia) reunían criterios para un episodio depresivo mayor mediante
el uso de una entrevista
estructurada.
En un estudio publicado recientemente en
Colombia Médica Franco et al. (2) informaron que 120 (44.5%) de los pacientes
de una institución hospitalaria presentaban
trastornos psiquiátricos. Sin embargo, algunas limitaciones en
el método, más allá de las presentadas por los autores,
hacen dudar de la validez interna del hallazgo.
Primero, el método presentado sugiere que no es posible determinar
la prevalencia de trastornos mentales en este grupo de personas incluidas en
el estudio, y menos aún extrapolar los resultados a todos los pacientes
que se atienden en la
institución. El método utilizado es una forma de evaluar el valor
predictivo positivo de un instrumento de
tamización como el miniexamen mental (Minimental) o la escala para ansiedad
y depresión en pacientes hospitalizados (HAD).
Es decir, sólo incluyeron sistemáticamente los pacientes que fueron
positivos, o que puntuaron por encima del punto de corte, en la HAD y el Minimental.
Esto quiere decir que se
excluyeron un número indeterminado de posibles casos de trastornos mentales,
porque todos los instrumentos de este tipo dan
igualmente falsos negativos, así como dan falsos positivos. Sin duda,
este procedimiento sobreestima la posible prevalencia de
trastornos psiquiátricos, al buscar sólo trastornos en
los más sintomáticos. En este aspecto, es capital resaltar los
hallazgos de Herrero et al. (3) quienes observaron que la concordancia no explicada
por el azar (kappa de Cohen) entre la HAD y una entrevista estructurada para
trastornos depresivos o de ansiedad se encontraba para los mejores puntos de
corte (11 y 14) en
un rango considerado como aceptable para esta prueba
estadística en algunas de las categorías
diagnósticas investigadas.
Segundo, en relación con los instrumentos usados, el Minimental y la
HAD, es muy importante tener en cuenta, por un lado, que la primera de estas
herramientas tiene utilidad para identificar posibles casos de trastornos cognoscitivos
(demencia y delirium), y la segunda, posibles casos de trastornos depresivos
(particularmente trastorno depresivo mayor) y trastorno de ansiedad (en especial
trastornos de ansiedad no especificado); y como
las propiedades psicométricas de los instrumentos de este tipo cambian
según el contexto de la población, siempre deben validarse para
encontrar el mejor punto de corte en el grupo poblacional que se quiere evaluar
(4). De tal suerte, que sustentar el uso de una escala en validaciones de otros
países no es un
fundamento sólido. Como la validación formal de una escala con
fines de tamización es un proceso complejo y costoso, este hecho se suele
obviar con la incertidumbre que esto genera. No obstante, ese inconveniente se
pudo subsanar parcialmente cuando se informa la consistencia interna del instrumento
en la
población estudiada. Los autores omitieron esta valiosa
información. De la misma forma, obviaron la observación de Roselli
et al. (5), pues estos investigadores validaron el
Minimental en población colombiana y encontraron que el punto de corte
se debía ajustar por los años de escolaridad formal y no por los
años de edad cumplidos.
Finalmente, la validez del diagnóstico de trastorno mental es muy cuestionable.
En la práctica
clínica, y más aún en investigación, la
certeza diagnóstica para un trastorno mental es la mejor
cuando el diagnóstico se realiza con una entrevista estructurada. Se encuentran
disponible para estos fines la Entrevista
Estructurada para Diagnósticos del Eje I del Manual
Diagnóstico y Estadístico de la Asociación
Psiquiátrica Americana aplicada por un profesional de la salud entrenado
y la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta
de la Organización Mundial de la Salud diseñada para ser aplicada
por personas sin entrenamiento clínico.
Además, este tipo de instrumentos permite que se exploren
todos los diagnósticos en la totalidad de los evaluados. Los resultados
que presentan los autores sugieren que este proceso no se
realizó, y no se informó comorbilidad de trastornos mentales. A
manera de ejemplo, es muy frecuente que las mujeres
reúnan, al mismo tiempo, criterios para trastorno depresivo mayor y para
trastorno de ansiedad generalizada; y que en personas de la tercera edad que
reúnen criterios para demencia en un momento determinado, particularmente
durante la estadía en un
hospital general, presenten un episodio de delirium.
Es indiscutible la necesidad de contar con
datos válidos y confiables sobre la prevalencia de trastornos mentales
no sólo en pacientes con enfermedades físicas durante el tratamiento
intrahospitalario en servicios
medicoquirúrgicos, sino también en pacientes que asisten a la consulta
ambulatoria, general o especializada no
psiquiátrica. Los autores anotaron que la coexistencia de
enfermedad física y trastorno mental deteriora adicionalmente la calidad
de vida de los pacientes y aumenta en forma considerable los costos de los servicios
de los servicios de salud.
En Colombia, es importante diseñar buenos estudios orientados a determinar
la prevalencia de trastornos mentales en este tipo de paciente, lo mismo que
validar de manera
formal instrumentos para la tamización. Tal vez, esto redunde
en una evaluación y en un tratamiento integral de todos los pacientes
ambulatorios y hospitalizados.
REFERENCIAS
- Mogollón JP, Jinete SP, Moreno IA, Álvarez MP. Prevalencia
de trastorno depresivo mayor en
pacientes mayores de 50 años hospitalizados en un servicio de medicina
interna. Medunab 2005; 8: 11-14.
- Franco JG, Gómez PE, Ocampo MV,
Vargas A, Berríos DM. Prevalencia de trastornos
psiquiátricos en pacientes medicoquirúrgicos hospitalizados en
la Clínica Universitaria Bolivariana de
Medellín, Colombia. Colomb Med 2005; 36: 186-193.
- Herrero MJ, Blanch J, Peri JM, De Pablo J, Pintor L, Bulbena A. A validation
study in the hospital anxiety and depression scale (HADS) in a Spanish
population. Gen Hosp Psychiatry
2003; 25: 277-283.
- Rubio-Stipec M, Hicks MHR, Tsuang MT. Cultural factors influencing the
selection, use, and interpretation of psychiatric measures. (CD-ROM). In:
Rush AJ, Pincus HA, First MB, Zarin DA, Blacker D, Endicott J, et al. (eds.).
Handbook
of
psychiatric measures. Washington: American Psychiatric Association;
2002
- Rosselli D, Ardila A, Pradilla G, Morillo L, Bautista L, Rey O, et al.
El examen mental abreviado (mini-mental
state examination) como prueba de tamización para el
diagnóstico de demencia: estudio poblacional colombiano. Rev Neurol
2000; 30: 428-432.
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