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Revista Colombia Médica, Vol. 37, No. 2 Sup. 1, Apr./Jun. 2006, pp. 21-25 Niveles de la presión arterial y de estrés psicosocial en estudiantes de la Facultad de Salud, Universidad del Valle. Cali, Colombia, 2003-2004 Blood pressure levels and psychosocial stress in students of health sciences. University of Valle, Cali, Colombia, 2003-2004 José Ernesto Campo, M.D.1, John Jairo Reyes, M.D.1, Carolina Ortiz, M.D.1, Leonardo Quintero, M.D.1, Julián A. Herrera, M.D.2
Recibido para publicación febrero 21, 2005 Aceptado para publicación marzo 31, 2006 Code Number: rc06032 RESUMEN Objetivo: Evaluar los niveles de estrés
psicosocial y de presión arterial en personas jóvenes
sanas y su posible correlación. Palabras clave: Presión arterial; Estrés psicosocial; Disfunción familiar; Estrés social. SUMMARY Objective: To evaluate the levels of family stress,
social stress and the blood pressure levels in young people and the
possible correlation. Key words: Blood pressure; Psychosocial stress; Family dysfunction; Social stress. El estrés psicosocial puede producir alteraciones neuroendocrinas e inmunológicas y ampliar la susceptibilidad a un gran número de enfermedades que afectan diferentes sistemas (1-10). El estrés agudo produce liberación de catecolaminas que pueden elevar los niveles de la presión arterial en las personas de cualquier edad. El estrés crónico aumenta los niveles de presión arterial sobre todo en personas mayores por efecto de la presencia de factores de riesgo cardiovascular que han llevado a disfunción endotelial (11,12). El estrés psicosocial es multifactorial, se relaciona con la funcionalidad familiar, las relaciones interpersonales en otros espacios, el trabajo, y una serie de sucesos que ocurren día a día, que a la vez son sumatorios en el tiempo y afectan las emociones de las personas. Hay varios estudios que soportan el efecto del estrés psicosocial con el aumento de los niveles de presión arterial especialmente en personas mayores (13,14), sin embargo, no se ha estudiado la asociación entre los cambios de la presión arterial como consecuencia de estrés psicosocial en personas sanas. El objetivo del presente estudio fue evaluar si existe asociación entre el estrés psicosocial familiar y social y los niveles de la presión arterial en personas jóvenes sanas. MATERIALES Y MÉTODOS Se evaluaron estudiantes de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, a quienes se les explicaron los objetivos del estudio y aceptaron su participación voluntaria mediante un consentimiento informado. Se diligenció un formulario precodificado que incluía los datos de identificación, características sociodemográficas, práctica de hábitos saludables, estudio del estrés pisocoscial mediante la escala de APGAR familiar (15) y la escala de reajuste social (16), y los datos sobre las presiones arteriales sistólica, diastólica y media. Para evaluar la presión arterial se utilizó un tensiómetro de mercurio previamente calibrado y se contó con profesionales médicos idóneos para esta tarea. La toma de la presión arterial fue estandarizada. Los estudiantes que participaban en el estudio autodiligenciaron el formulario precodificado para evitar sesgos con el entrevistador y entregaron en forma privada su cuestionario en un sobre sellado, previa evaluación de la presión arterial, peso y talla. El Comité de Ética para investigación en seres humanos de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, aprobó el estudio. Los criterios de inclusión fueron ser estudiantes de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, ser mayores de 18 años y menores de 30 años, no tomar ningún medicamento de manera crónica o medicamentos ocasionales en el momento de la evaluación, no sufrir de entidades sistémicas (enfermedades cardiovasculares, endocrinas, genéticas, metabólicas, infecciones agudas o crónicas), no presentar enfermedad aguda o psiquiátrica en el momento de la evaluación, no usar de manera frecuente u ocasional sustancias psicoactivas. El estudio fue descriptivo donde la variable dependiente fue el nivel de presión arterial y las variables independientes fueron el APGAR Familiar (15,17) y la escala de reajuste social de Holmes y Rahe (16), las variables de confusión fueron la edad, el sexo, la raza, el nivel socioeconómico, los antecedentes farmacológicos, los factores de riesgo cardiovascular como el peso (kg), la talla (cm), el índice de masa corporal (IMC) (kg/m2), el sedentarismo. Se utilizaron escalas ya validadas como la escala de APGAR familiar diseñada por Smilkstein (17) que mide la percepción personal de la función familiar, si existe o no disfunción familiar y su intensidad. También se utilizó la escala de reajuste social diseñada de Holmes y Rahe (16) que evalúa una serie de acontecimientos a lo largo de un tiempo determinado, casi siempre seis meses, le da un valor a cada acontecimiento y al sumarlos finalmente, indica si hay estrés (puntaje mayor de 100), e incluso si el puntaje es muy alto (mayor de 300 puntos) indica la alta probabilidad de sufrir una enfermedad en los próximos tres meses (18). La muestra se calculó con 95% como grado de confianza (Z=1.96) y un margen de error de 5%, teniendo en cuenta la prevalencia de la hipertensión arterial en la población de la ciudad de Cali (12%). El análisis de los datos se hizo con el paquete estadístico Epistat versión 3.0 (Richardson, TX) y Epi-Info versión 6.0 (Ginebra, WHO). Se realizó análisis univariado para observar la distribución de las variables con medidas de tendencia central y también análisis bivariado entre la variable dependiente y las independientes. Se consideró una p<0.05 como significativa. RESULTADOS Se analizaron 185 estudiantes con edad promedio de 21±2 años, 178 (96%) solteros, 5 (3%) casados, 2 (1%) otro estado civil, 100 (54%) mujeres, 11 (6%) de raza negra, 1 (0.5%) de raza indígena, 173 (93.5%) de raza mestiza; nivel socioeconómico bajo (estratos 1-2, Clasificación DANE rango 1-6), 13 (7%); nivel socioeconómico medio (estratos 3-4), 154 (83.2%); nivel socioeconómico alto (estratos 5-6), 18 (9.7%). El ejercicio durante treinta minutos tres veces a la semana lo hacían 53 (28.6%) estudiantes. La mediana del APGAR familiar fue 15 puntos (rango 2-20), y se apreció disfunción familiar en 131 (70.8%) estudiantes, que correspondía a disfunción familiar leve 66 (50.3%), moderada 39 (29.7%) y severa 26 (14%). La mediana de la escala de reajuste social fue 78 puntos (rango 0-448) lo que identifica estrés por hechos de cambio fortuito en 66 (35.6%) estudiantes y alto estrés por tales cambios en 3 (1.62%) estudiantes. Las medidas antropométricas dieron un peso promedio de 68.8±11.1 kg; talla: 167±0.08 cm; IMC: 21.5±2.9 kg/m2. Los promedios de presión arterial fueron sistólica (PAS) 106.4±10.5 mm Hg; diastólica (PAD) 69.7±8.8 mm Hg y media (PAM) 81.9±8.7 mm Hg. El análisis bivariado no demostró asociación entre los niveles de presión arterial y la disfunción familiar (PAS p=0.80, PAD p=0.18, PAM p=0.20) ni entre los niveles de presión arterial y el estrés social (PAS p=0.98, PAD p=0.18, PAM p=0.20), tampoco entre la disfunción familiar y las características sociodemográficas (E. civil p=0.58, sexo p=0.38, nivel socioeconómico p=0.86, raza p=0.57). El peso tuvo una correlación estadísticamente significativa con respecto a los niveles de PAS (r=0.5 IC (0.38-0.60) p=0.01) igualmente el índice de masa corporal con las presiones arteriales sistólica y diastólica (PAS r=0.45 IC (0.32-0.55) p=0.001, PAD r=0.46 IC (0.33-0.56) p=0.001). La disfunción familiar se asoció con la falta de ejercicio (p=0.04); sin embargo, no se observó asociación entre disfunción familiar y tiempo de ejercicio (p=0.14); igualmente no se observó asociación entre practicar ejercicio regular y el tipo de disfunción familiar (p=0.17). Si se tiene en cuenta que el promedio de la PAS fue mayor en los hombres (110.6±10.7 mm Hg vs. 102±9.1 mm Hg , p<0.01) y que la PAD fue mayor en los hombres (73.6±9 mm Hg, versus 66.3±7.1 mm Hg, p<0.001) se hizo análisis por género observando una mayor edad en los hombres (21.7±2.7 años vs. 20.8±2.4 años, p<0.001) y un mayor IMC (22.3±3.2 vs. 20.9±2.5, p<0.01) sin observar diferencias en la mediana del APGAR familiar por género (16 puntos vs. 15 puntos ) y en el estrés social por género (SRE 78 puntos vs. 78 puntos). Se observó igual proporción de estudiantes de raza negra por género (p=0.55). Los niveles de PAS fueron mayores en la raza negra que en otras razas (PAS 110.2±12.8 mm Hg vs. 106.2±10.4 mm Hg, p<0.02). En el análisis multivariado no se observaron asociaciones estadísticamente significativas. DISCUSIÓN La población estudiada fue una población de adultos jóvenes con parámetros antropométricos de acuerdo con su edad (Cuadro 1). El observar cifras de presión arterial según su peso, su IMC, su género, y su raza, y además observar diferencias en el IMC por género a su vez correlacionado con los niveles de la presión arterial está de acuerdo con lo informado en estudios previos (Cuadro 2) (13,14,18-21) y confirma una caracterización correcta de la muestra y una adecuada toma de los niveles de presión arterial en quienes ingresaron al estudio. El estrés psicosocial caracterizado por la disfunción familiar no se correlacionó con las cifras de PAS (p=0.80) ni con las cifras de PAD (p=0.18). El estrés psicosocial caracterizado por los hechos fortuitos de cambio en sus vidas tampoco se correlacionó con las cifras de PAS (p=0.98) ni con las cifras de PAD (p=0.18) y confirma que el estrés agudo, por mecanismos neuroendocrinos y liberación de catecolaminas aumenta las cifras de presión arterial. A pesar de que la edad, el IMC y la PAS y la PAD fueron mayores en los hombres que en las mujeres, el estrés psicosocial caracterizado por disfunción familiar y sucesos imprevistos de cambio de vida no mostró diferencias de acuerdo con el género (Cuadro 2), y reitera unos niveles mayores de presión arterial en el género masculino como se ha visto en estudios previos (4,19-21). Un resultado que llamó la atención fue la alta proporción de estrés psicosocial (disfunción familiar 70.8%, eventualidades de cambio en sus vidas 35.6%) con respecto a estudios previos (10,16) si se considera que es una población en ciclo vital de adulto joven. Se apreció una cifra baja de estudiantes que tuvieron una práctica regular de ejercicio (28.6%) en iguales proporciones a lo observado en un estudio hecho previamente en estudiantes de medicina de la misma Facultad (22). Asimismo fue llamativo que la disfunción familiar fuese más frecuente en jóvenes sin una práctica regular de ejercicio (p=0.04) lo cual sugiere que las prácticas de vida saludable y quizá en compañía de la familia, podrían ayudar a mantener una buena funcionalidad familiar. El no observar correlación entre el estrés psicosocial y los niveles de presión arterial en adultos jóvenes hace pensar que este grupo poblacional tiene una respuesta de adaptación rápida que no permite cambios vasculares demostrables por examen físico en contra de lo que sucede en personas mayores y/o con cambios de arteriosclerosis en quienes su respuesta de adaptación es más lenta (10). Se sabe que los factores de riesgo cardiovascular presentes en el tiempo, sin control preventivo adecuado, sobre todo en adultos maduros y adultos mayores producen disfunción del endotelio vascular que podría explicar los hallazgos del presente trabajo (11,12). REFERENCIAS
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